Crear el municipio de Aragón es una necesidad social: González

Nezahualcóyotl, Méx.- “Se quiera o no, tarde o temprano se va a crear el municipio de Aragón. Es una necesidad social de los habitantes, quienes consideran que sufren falta de atención y no se identifican con Nezahualcóyotl”, dijo aquí el exalcalde Valentín González Bautista, principal impulsor de la iniciativa para crear el municipio 126 del Estado de México.
En conferencia de prensa, el diputado local de Morena por el distrito 24 aseveró que la iniciativa de emanciparse no es nueva, “lleva décadas”, y se volvió una necesidad para la población de zona norte, con 18 kilómetros cuadrados de superficie y más de 250 mil habitantes.
Apuntó que es muy difícil gobernar a municipios tan grandes como Nezahualcóyotl, Ecatepec, Tlalnepantla, Chalco e Ixtapaluca (entre otros) con enormes problemas de movilidad, basura, agua y seguridad pública, donde los alcaldes no tienen el contacto suficiente con los vecinos para escucharlos y resolver las problemáticas. Por ello, dijo, tarde o temprano este asunto tendrá que dirimirse en la Legislatura del Estado de México, donde hasta el momento no ha encontrado oposición.
Informó que él, como representante popular, impulsó la iniciativa con apego a la ley. Para el efecto tuvo el apoyo de la FES Aragón, que realizó el diagnóstico y se hizo cargo de los requisitos legales para presentarlos ante la Cámara de Diputados, que a su vez la turnó a la comisión correspondiente.

NEZA ERA UN PARAMO

El también dirigente nacional de la Unión General de Obreros y Campesinos de México (UGOCM) habló de esta forma en el marco del 60 aniversario de la ciudad.
Al hacer un recuento histórico, el líder rememoró los inicios de la urbe, cuando la gente sufría por falta de agua, electricidad y drenaje en sus hogares.
“Yo llegué siendo un bebé, en 1955, y prácticamente aquí he vivido toda mi vida. Recuerdo cuando salía de mi casa, en la colonia Evolución, para ir hasta el tinaco ubicado en lo que es hoy la glorieta del Coyote. Ahí nos surtíamos del vital líquido, en hidrantes públicos, y por mi necesidad la acarreaba y la vendía a la gente igual de pobre.
Recordó los tiempos en que grandes “telarañas” de cables “doblaban” a los postes improvisados de madera y los tableros de luz en las esquinas, o cuando los grandes ventarrones se llevaban las láminas de los hogares y había que perseguirlas hasta el Peñón Viejo, o cuando las inundaciones rodeaban las viviendas humildes y los niños salían a jugar en medio del fango.
“Hoy -culminó el dirigente-, todo eso es historia, y las nuevas generaciones gozan de comodidades que nuestros padres y abuelos lograron con sufrimiento, tesón y el amor por un pedazo de tierra”.