¿Y la proliferación del nazismo en Ucrania?

Días antes del comienzo de la intervención militar del gobierno ruso en Ucrania, el Presidente Vladimir Putin expresó su interés de desnazificar Ucrania por la proliferación de grupos subversivos con este tipo de ideología, entidades a las que acusó de manera abierta de estar apoyados por el gobierno de Kiev, así como de violar durante ocho años los acuerdos de Minsk de 2014, en los que se sugirió un cese en la persecución contra de los ruso parlantes en la zona fronteriza de Donetsk y Lugansk, regiones que en su conjunto conforman el Donbass.
Bajo este orden de ideas, es importante resaltar que en Ucrania existen grupos como el Batallón Azov, las Waffen SS Galicia o los Myrotvorets, que son tropas paramilitares con una marcada ideología de tipo fascista, nacionalista, xenofóbica y ultraderechista, las cuales se han encargado de someter a miles de ciudadanos que pese a ser ucranianos conviven estrechamente con rusos, ya que comparten no solo una amplia frontera, sino también lengua, tradiciones, cultura e historia en común desde mucho antes de la época soviética.
En este sentido, resulta fundamental remontarse históricamente a la segunda guerra mundial, conflicto en el que después de la operación Barbarroja a través de las cual la Alemania nazi invadió la extinta URSS, los nazis encuentran en Ucrania un campo sumamente fértil para la proliferación de sus ideas fascistas, por principio de cuenta el territorio que actualmente es Ucrania se anexó a la Unión Soviética en 1922, después de la división que tuvo su territorio entre Polonia y el control bolchevique, asimismo destaca el rechazo que sentían los ucranianos en contra de Iósif Stalin por su política de mano dura, así como por el establecimiento de los Gulag o campos de trabajo correccional en el que las cifras no oficiales han calculado que murieron más de millón y medio de personas. En este contexto, los grupos milicianos de corte extremista y nacionalista encontraron en la ideología nazi y el nacionalismo un escaparate para realizar actividades de robo, vandalismo, homicidio y violaciones en general a los derechos humanos, grupos que lejos de disolverse con la culminación de la segunda guerra mundial continuaron proliferando.
Con el comienzo de la Guerra Fría y a la muerte de Stalin, el conflicto entre la república soviética de Ucrania y el gobierno del Kremlin menguó un poco, toda vez que con el ascenso de Nikita Krushov como Secretario General del entonces Partido Comunista de la URSS Ucrania se sintió tomada en cuenta en la cúpula del gobierno soviético, ya que Krushov era originario de un poblado ruso llamado Kalínovka, muy cerca de la frontera con Ucrania. Sin embargo, con el recrudecimiento de la guerra fría, los dictados del Pacto de Varsovia, la guerra contra Afganistán en los años 80’s y la explosión del reactor nuclear de Chernóbil, Ucrania comenzó a pugnar por su independencia, misma que se concretó el 24 de marzo de 1991.
Sin embargo, ¿Cómo se dio la conformación de estos grupos radicales?, la respuesta se encuentra precisamente en el fanatismo, Ucrania después de su membresía a la extinta Unión Soviética queda sumamente fracturada y con un amplio rencor en contra del gobierno de Moscú, probablemente porque esta zona geográfica jamás saboreo las mieles que disfrutaron otras zonas como la propia capital, Volgogrado, Rostov, San Petersburgo o Sochi, sólo por citar algunas, durante su pasado soviético, por lo que particularmente la región del Donbass se quedó suspendida en el tiempo, con una población y forma de vida prácticamente rural en un continente europeo en franca expansión comercial, industrial, social y cultural.
De hecho cuando en estas líneas de Trinchera Global nos hemos referido a Ucrania como el patito feo de Europa, no ha sido en un sentido peyorativo, pero la información sociopolítica y macroeconómica del país no ha sido nada alentadora, pese a ser un gran país productor en materia agroalimentaria necesario para el viejo continente.
No obstante lo anterior, la participación de estos grupos xenofóbicos, nacionalistas y fascistas que han sido documentados ampliamente por medios académicos, periodísticos y de inteligencia de todo el mundo, han proliferado desde las manifestaciones del Euromaidán del año 2014, asolando a toda le región prorrusa del Donbass, cometiendo crímenes atroces que parecieran que hoy día la retórica de occidente pretendiera minimizar, o bien, ocultar.
Para muestra de lo anterior, está el ensalzamiento de la figura de Stepán Bandera quien fuera un extremista nacionalista y ultraderechista ucraniano, sobre el cual pesan serias acusaciones de haber colaborado con la Alemania nazi, asimismo del surgimiento de un nacionalismo y fascismo tóxico que contrasta seriamente con la dinámica internacionalista y liberal del resto de Europa, un continente en el que dicho sea de paso los nacionalismos enfermizos han causado serios dolores de cabeza no sólo en Alemania, sino también en España, Hungría, Italia, Austria, Polonia, Grecia, sólo por citar algunos, nacionalismos que hayan en el fascismo (nazismo) el argumento perfecto para imponer una agenda extremista que en antaño se creía superada.
Twitter: @EdgarMaPe