
A mitad de la semana
- Julián Chávez Trueba
- 3 septiembre, 2025
- Columnas
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Por: Julián Chávez Trueba
Alito vs. Noroña, algo más además de hartazgo
Todos los medios de comunicación, incluso a nivel internacional, señalan lo patético que resulta ver a dos legisladores manoteando y haciendo un show, sea legítimo o no, prudente o consecuente, lo real es que prácticamente todos los comentarios se enfocaron en la ruptura que existe entre el gobierno y los gobernados: de un lado, la autoridad percibida como parte del narco, y del otro, la gente que todavía quiere un Estado de Derecho. Sin embargo, esto no debería quedarse en solo aplaudirle a Alito en redes sociales como un signo del hartazgo social.
Recordemos que dentro de MORENA se gesta una ruptura. Por un lado, están los fervientes creyentes de AMLO, que aceptaron, aceptan y aceptarán todo lo que diga y haga, aunque se trate de una tontería. Por el otro, se encuentra la facción que sigue los estatutos de MORENA y respeta a AMLO, pero con cierto apego a la realidad y con algo de conciencia.
Es evidente que la Presidenta está en el segundo grupo, junto con Luisa Alcalde. Ambas han sido moderadas respecto a las sentencias que aún resuenan en Palacio de Gobierno —emitidas por AMLO— sobre la austeridad, aquello de que no debe existir pueblo pobre y gobierno rico, etc. Son ellas quienes han tenido que representar la parte más consciente del movimiento, pues no han avalado lujos, excesos ni declaraciones obtusas de algunos morenistas.
Conviene recordar que Alito en su momento tuvo apoyo de AMLO, cuando ya empezaban a exhibirle sus excesos, cuando obtuvo la presidencia del PRI casi de manera vitalicia. Lo que confirma que, en lo general, los políticos suelen ser iguales. Entonces, ¿por qué la ruptura? La realidad es que Alito se ha mostrado más moderado frente a algunas directrices presidenciales, mientras que Noroña prácticamente repite lo que dice AMLO. De tal suerte que la pelea en el Poder Legislativo podría ser la primera hebra que rompa a MORENA en dos corrientes: la de quienes sostienen que es insostenible el “abrazos y no balazos” y consienten las investigaciones del narco con políticos; y la de quienes ya nos aceptan los hábitos franciscanos y apoyan a Adán Augusto con la Barredora.
Noroña, eso sí, tiene razón en algo: Alito ya tenía coreografiada la escena, pues por alguna razón le convenía romper de manera evidente con él y con esa facción de MORENA que ya no está en el poder, para sí acompañar en algunos temas a la
Presidenta. Hoy, Noroña no es más que otro senador, y le será difícil emprender acciones cobijado de poder en contra de Alito, pues la Presidenta no las va apoyar.
Habrá que ver en estos días cómo se va desprendiendo la hebra poco a poco, con otros actores y otros miembros de los diferentes bandos. Lo evidente es que este pleito no es aislado: es apenas la puntita del iceberg.