EVADIRSE CON LOS LIBROS

Vivimos marcados por días señalados y uno de ellos es, sin duda, el 23 de abril. El día del libro es una fiesta para quienes amamos la lectura. Es cierto que para gustos están los colores, como suelen decirse, pero los libros tienen un infinita variedad. Pueden ser de suspende, de amor, de miedo, de fantasía, de aventuras, de autoayuda… En definitiva ningún lector está huérfano de escoger la historia en la quiere adentrarse. Esa historia que le lleva a otra realidad y que consigue, precisamente, alejarle de la que vive en su día a día. Evadirse es primordial y, un libro siempre conseguirá sorprendernos de alguna manera, porque su capacidad para no dejarnos indiferentes va intrínseca en ellos. No siempre es fácil buscar un hueco en la rutina para abrir un libro y más, hoy en día, en el que las series proliferan a una velocidad abismal, pero dice el refrán: “Querer es poder”, y por eso, no hay excusas que valgan para disfrutar de la lectura. Confieso que tengo una buena torre de libros pendientes, pero verla me saca una sonrisa porque me esperan grandes historias y aventuras. Sin duda, tengo ganas de adentrarme en “Libres” de Ana Santamaría y disfrutar de cada uno de los cuentos que ha elegido minuciosamente para debutar como escritora. Lo mismo me sucede con “Talhara” de Antonio García Barbeito y así con cada uno de ellos…

Decía el escritor norteamericano Edmund Wilson que “no hay dos personas que lean el mismo libro” y es cierto, porque todo nos influye cuando nos adentramos en sus páginas. Ya se sabe que el recuerdo que deja un libro, a veces, es más importante que el libro en sí. Yo no podría decir cuál es mi favorito porque quedarse con uno sólo no es fácil. Si bien es cierto, hay un pequeño grupo que releo con gusto porque sus enseñanzas y sus aventuras siempre son reconfortantes. El autor francés François Mauriac lo tenía claro: “Dime lo que lees y te diré quién eres, pero te conoceré mejor si me dices lo que relees”. Eso sí, no puedo negar que hay uno que siempre ocupará un lugar especial en mi corazón. Aún tengo la vida nació de mi propia experiencia, de mi propia valentía y sobre todo, de esa lección de vida que marcó un antes y después. En el fondo, cada uno escribe sus propios capítulos y no todos son fáciles, pero sí se puede aprender de cada vivencia.

Sé, como bien dijo Borges, que “el verbo leer, como el verbo amar y el verbo soñar, no soporta el modo imperativo” pero siempre es agradable dar buenos consejos. Leer puede ser un hábito en tu vida, solo hace falta dar, a los libros, esa oportunidad. No siempre se acierta a la hora de elegir, pero también de los errores se aprende. Aconsejar tampoco es una tarea fácil, pero quién te conoce bien sabrá acertar con el adecuado. Es cierto que en mi caso, por ejemplo, es sencillo porque en mis estanterías los hay de todo tipo. En su día dijo Vargas Llosa: “Aprender a leer es lo más importante que me ha pasado en la vida”, sin duda, es una de las mejores cosas y, de hecho, es hasta un vicio.

Un vicio al que no renunciaré nunca, porque el poder de los libros es indescriptible. Coincido con Borges en que: “Uno no es lo que es por lo que escribe, sino por lo que ha leído”. Un libro siempre enriquece y eso se nota. Por eso, no me demoro más escribiendo porque me voy a poner a leer. Tengo ganas de comenzar todas las aventuras que me esperan… Os iré contando.