Vox y la presencia de la ultraderecha en México, el cambio paradigmático de la ley por el dogma.

La semana pasada, una noticia acaparó las páginas de algunos medios de comunicación impresos y digitales en México, la invitación que recibiera el presidente del partido político español Vox, Santiago Abascal para firmar un acuerdo denominado “Carta de Madrid” con un grupo de senadores del Partido Acción Nacional de México, acuerdo promovido por el senador blanquiazul Julen Rementería, que dicho sea de paso, es el coordinador de dicha bancada en el Senado de la República, destacando que de conformidad a la información oficial emanada de dicho grupo parlamentario, el acuerdo de voluntades se signó con la finalidad de tender lazos de unión entre ambas fuerzas políticas y establecer una agenda común que tienda a crear mecanismos para luchar coordinadamente en contra del comunismo.
Noticia que no tardó en difundirse rápidamente creando las más inusitadas explicaciones, contradicciones y demarcaciones (ya que no todos los senadores de dicha fuerza política participaron en dicha reunión). Sin embargo, lejos de revivir una retórica anticomunista que se creía superada después de la caída del muro de Berlín y la disolución del Pacto de Varsovia, lo más preocupante es que exhibe la presencia de la ultraderecha en América Latina, particularmente en México.
Haciendo un poco de historia, el partido Vox surge en España en el año de 2013, una fuerza política ultra derechista que ha sido fuertemente criticada no sólo por el ala política de izquierda como el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), o el ala más progresista como lo ha sido el Partido Podemos fundado en 2014, sino que también ha sido severamente criticado por grupos políticos conservadores como el Partido Popular (PP), para muestra basta consultar la agenda política radical e inflexible que defienden como cerrar las fronteras de España a la inmigración africana y latina, el rechazo absoluto a la legalización del aborto, el desprecio hacia los integrantes de la comunidad LGBTTIQ+, la pugna para defender la celebración de las corridas de toros, el negacionismo absoluto de las autonomías y del movimiento independentista de Cataluña, así como la lucha por involucrar a la iglesia católica en el quehacer público, es decir, en el gobierno.
Por otro lado, no es coincidencia que Vox haya encontrado en Acción Nacional, el campo fértil para este tipo de acercamientos, ya que haciendo un poco de historia, los antecedentes de este partido provienen de la Unión Nacional Sinarquista, que fuera un movimiento político de familias fuertemente ligado a la iglesia católica, con lazos con el fascismo español franquista e incluso con las ideas y liderazgos del Partido Nacional Socialista Alemán (el partido nazi), grupo integrado no sólo para defender los ideales y valores católicos, sino para hacerse del poder frente a una supuesta conspiración judeomasónica y comunista, grupo que crea fuertes adeptos entre la población de los estados de la zona del Bajío mexicano y del centro del país que habían quedado inconformes con las políticas del expresidente Lázaro Cárdenas, particularmente con la expropiación petrolera, en este contexto es que surge en 1939 el Partido Acción Nacional con la intervención también del exrector de la Universidad Nacional de México, Manuel Gómez Morín, fuerza política que sirvió también en 1975 para la fundación del extinto Partido Demócrata Mexicano (PDM), que estuviera vigente hasta el año de 1997.
Bajo este orden de ideas, actualmente en Europa suman más de 50 partidos los ligados a la extrema derecha, con ideas comunes sustentadas en nacionalismos recalcitrantes, el apego en mayor o menor medida a dogmas religiosos, así como propuestas políticas en contra de grupos vulnerables e ideas profundamente conservadoras que rayan en el racismo y la xenofobia, pero esta situación no ha sido exclusiva del viejo continente, ya que hace poco también la ultraderecha se hizo del poder mediante un golpe de estado en Bolivia, mediante el Frente de Unidad Nacional, pero también está presente en Chile, Brasil, Colombia y en México, de hecho desde hace veinte años han proliferado los estudios académicos y periodísticos en relación a la existencia de un grupo denominado el Yunque con nexos con figuras políticas del PAN y la cúpula de la iglesia católica, que a decir de los estudiosos del tema, actúan como una cofradía en búsqueda del poder político.
Finalmente, el punto medular de la preocupación no es la presencia de la ultraderecha en México o de la invitación que se le haya hecho al líder de Vox para firmar un convenio con el PAN, sino que nadie levante la voz contra las ideas de supremacismo, xenofobia y odio en general que rayan en el fascismo, si bien es cierto, antes contamos con los liberales, los masones, los jacobinos o los patriotas para combatir estas fuerzas radicales, lo que más indigna es que hoy ni sus luces de aquellas mentes prodigiosas que hicieron de la separación iglesia-estado el estandarte para la configuración de la auténtica vida republicana.
Twitter: @EdgarMaPe