SIN TON NI SON

Estaba escuchando un concierto para violín de Vivaldi y me vino a la mente el desmenuzar dos palabras, que se relacionan precisamente para producir ese concierto. Orquesta significa tanto un “grupo de músicos que interpretan piezas musicales con diversos instrumentos”, como el “lugar del teatro destinado a los músicos, situado entre la escena y las butacas”. El teatro griego se caracterizaba por un coro formado por bailarines y músicos que evolucionaban sobre un estrado llamado orkhéstra, situado entre el escenario y los espectadores. Orkhéstra proviene del verbo orcheisthai ‘danzar’. El vocablo griego pasó al latín orchestra, con el mismo significado, como documentan los escritos de diversos poetas romanos. En el siglo I, Vitruvio y Suetonio la utilizaron para designar el lugar destinado a los senadores en el teatro romano. La palabra solo se aplicó al teatro moderno a partir del siglo XVIII, con la ópera italiana. El primer Diccionario de la Real Academia registraba el sentido que le dio Suetonio y también el de “tablado donde se sientan los músicos”. Fue hasta 1817 cuando el Diccionario de la Real Academia atribuyó por primera vez a orquesta el significado de “conjunto de músicos de varios instrumentos que tocan composiciones escritas a propósito con el acorde de todos ellos”.
La segunda palabra en cuestión es violín: instrumento de madera, de cuerdas friccionables, el más agudo del cuarteto de cuerdas que forma junto con la viola, el violonchelo y el contrabajo. La ravanastra, un antiquísimo instrumento de la India, es el precursor más antiguo que se conoce del violín, junto con el rebab de los árabes. El violín fue creado en la segunda mitad del siglo XVI, cuando el fabricante de violas Gasparo da Salò adaptó un modelo de la viola da braccio. Pero el primer gran fabricante de violines fue Andrea Amati, de Cremona, cuyo nieto Nicolás fue maestro de Antonio Stradivari. La viola se llamó antes en español vihuela, nombre que todavía conserva, aunque es menos usado. El poema Martín Fierro, del argentino José Hernández, empieza con una estrofa en la que se usa el vulgarismo ‘vigüela’: Aquí me pongo a cantar al compás de la vigüela que al hombre que lo desvela una pena estrordinaria como la ave solitaria con el cantar se consuela. En realidad, Martín Fierro usaba viola para referirse a la guitarra española, como ocurría también con algunos autores de tangos de la primera mitad del siglo XX, según vemos en el tango de Humberto Correa Mi vieja viola (1950): Vieja viola garufera y vibradora de las horas de parranda y copetín, de las tantas serenatas a la lora que hoy es dueña de mi cuore y la trompa del bulín. Viola tiene origen común con viula en la lengua provenzal de Oc, que deriva del verbo viuler ‘tocar la viola’, de origen probablemente onomatopéyico.
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