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Por Rocío Hernández Rogel

Ya huele a navidad. Sin duda alguna ya todo nos acerca cada día a esa fecha donde nos reunimos con la familia, los amigos y no importa cuántos sean, incluso en ocasiones puede ser en soledad a veces porque así se elige y otras por las circunstancias de la vida.

Entre tanto consumismo, tanta mercadotecnia vamos viviendo más rápido y todo queremos que sea instagrameable, olvidándonos de lo que significan esos días que nos permiten también reconciliarnos y estar primero con nosotros mismos.

Estos últimos episodios que grabé del podcast Haz Que Suceda, hablaron de algunos significados importantes que trae la navidad como los símbolos que representa el árbol, la estrella, el nacimiento y todo ello; algunos se han sustituido por otros o también puede que ni los conocíamos y por eso no se consideren.

Y justamente el pasado miércoles salió el episodio 32: “El Ángel de la Navidad”, me dejó pensando mucho sobre algo que creo es importante que entre líneas lo podamos profundizar (recuerda que puedes verlo completo en mi canal de YouTube “El Blog de Ro).

El invitado Xavier Montiel, experto en ángeles, decía que el objetivo del ángel de la navidad es el despertar, pero el propio, no el querer despertar a los demás, ya que solo tú eres responsable y quien puede generar el control en sí mismo.

El ángel llega el 21 de diciembre y se despide el 28 de este mismo mes, para darle la bienvenida al ángel de la abundancia, así que tienes estos días para poder preparar su espacio y el tuyo y precisamente hacer lo propio.

Comentó que justamente es quien les dice a los pastores “despierten, despierten pastorcitos”, guiándolos al camino del “Hombre Sol”, quien es el “Niño Dios”, aquel que hace que las cosas sean posibles, el que todo lo puede y el que siempre nos acompaña y escucha, pero para ello debemos estar despiertos, dejar de dormirnos en nuestra queja, en el pasado, en la mercadotecnia, en la envidia, en las comparaciones, la gula y todos esos “pecados” que conocemos que nos llevan a desconectarnos de nuestra esencia más elevada.

Así que en este tiempo, podríamos darnos la oportunidad de tomarnos algunos minutos de los días en los que llega el ángel de la navidad para hacer esa introspección y poder hacer una lista de las cosas por las cuales aún consideramos estamos dormidos.

Muy dentro de nosotros quizá siguen viviendo sentimientos que lejos de hacernos sentir tranquilos y en paz nos llevan a la intranquilidad o a la ansiedad y desesperación. Cuestiónate cuáles hábitos no has podido consolidar, cuántas veces al día te comparas o ves el camino ajeno para envidiar o para hacerte chiquito, haz una lista en donde coloques las cosas que ya no quieres repetir más, las actitudes que ya quieres dejar de lado, lo que has postergado, lo que te da miedo, con lo que te has conformado, las quejas que tienes constantemente; en fin todo aquello que tu consideres te drena, te cansa o te limita, porque recuerda que despertando podrás también liberar espacio para que la abundancia llegue; ya que serás consciente de todo lo que sobra y podrás removerlo o transformarlo con consciencia.

Despertar ante la realidad, nos permitirá ver con otros ojos de lo que adolecemos para poder otorgar algo mejor y dejar de alimentar lo que tanto mal hace, lo que nos estanca y nos limita y no nos hemos permitido construir desde otro lugar.

Cuando los velos caen, la verdad se muestra y la verdad siempre…nos hace libres.

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