A mitad de la semana

¿Quién rompe la valla?

Por: Julián Chávez Trueba

Como ya se ha visto, se le ha juntado todo a la presidenta Claudia Sheinbaum: lo de Sinaloa, Guanajuato, Zacatecas, Tabasco, Michoacán (y un largo etc.); los arrebatos de Donald Trump; las solicitudes “diplomáticas”; la muerte de los colaboradores de Clara Brugada (¿cuál fue el móvil?); el rancho de Teoloyucan; balaceras por doquier; la lamentable muerte de Carlos Manzo; la generación Z que ya tiene estandarte y ahora… la CNTE se suma a las protestas.

¿Todo es causa de la derecha conservadora? ¿Alguien paga para desprestigiar? ¿Claudia es la más aporreada de las y los presidentes en la historia?

Es evidente que no. Las causas de todas estas manifestaciones son producto de la misma omisión: la autoridad no hace nada por combatir al crimen organizado. Claro que algunos dirán que pasamos del “abrazos y no balazos” al “casi sin abrazos” hasta al “pura fuerza militar y balazos”, pero eso no es así, y ahí cae el porqué.

La verdadera causa de todos estos problemas es el dinero; seguir el dinero es la pista de los narcotraficantes, del crimen organizado y, por tanto, de quienes tratan de imponer su voluntad por encima de toda la población inconforme. Bien dijo Donald Trump: “ya sabemos dónde están los cárteles, dónde viven, qué hacen y dónde lo hacen”. Pero esa información no es únicamente de Estados Unidos, sino también del gobierno de México, que no hace nada por combatirlos.

Hay una de dos: o la clase gobernante es cómplice del crimen o está sometida al crimen. En cualquier caso, el régimen debe desaparecer. Este gobierno, esta autoridad, esta época y esta clase política se anulan ante el verdadero combate al crimen organizado. Sin importar el color, todos han demostrado, poco o mucho, que saben quiénes son los criminales, que se comunican con ellos y que no hacen nada.

Me preguntaban hace unos días si los grupos de capucha negra que han vandalizado las calles y roto los cercos y mallas son parte del gobierno o de la oposición. Yo creo que no hay oposición desde hace siete años en este país como para achacarle una maniobra organizada.

Parece que estos grupos forman parte de quienes tratan de desvirtuar las marchas, porque la gente que se manifiesta no se cubre la cara; al contrario, la muestra para que se verifique quién está en contra de tantas decisiones de gobierno. El llamado “bloque negro” hace que se hable de él y no de la verdadera intención u objetivo de la marcha, perdiéndose así la importancia de que salga la sociedad entera a manifestarse y a demostrar el poder republicano que en cada uno de los asistentes se deposita.

Se comentaba en esta opinión hace algunas semanas que se vislumbraba que la muerte de Carlos Manzo traería un estandarte para todos los inconformes de México, que tal vez iba a lograr una verdadera oposición. Es evidente hoy que se ha consolidado un bloque opositor puramente social.

La pregunta es: ¿qué actor político lo va a capitalizar?