
ENTRE LA NOSTALGIA Y LA RUTINA
- Jimena Bañuelos
- 25 agosto, 2025
- Columnas
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Esta semana nos despediremos de agosto, un mes que se marcha cargado de recuerdos, de vivencias intensas, de experiencias inolvidables y de instantes que ya se han convertido en parte de nuestra historia personal. Con la nostalgia que todo esto conlleva, nos toca dar la bienvenida a septiembre, ese mes que, más que un final, representa en muchos casos un nuevo comienzo. Menos mal que el el verano aún no ha dicho su última palabra. De hecho, todavía quedan días de sol, escapadas improvisadas y momentos que pueden suavizar la temida “depresión posvacacional”.
Al final, lo más importante es aferrarnos con mucha fuerza a lo que aún está por venir. Los recuerdos más recientes nos sacarán más de una sonrisa a pesar de la nostalgia que ellos llevan implícitos. Eso sí, lo vivido ya no nos lo va a quitar nadie. Son momentos que ahora habitan en el pasado, en ese rincón de la memoria donde se guardan los instantes que alguna vez fueron presente. Y ahí se quedarán, como pequeños tesoros, para recordarnos quiénes fuimos, qué sentimos, cuánto reímos y cómo amamos.
Sea el mes que sea, de lo que se trata es de vivir el presente. Un presente al que hay que adaptarse según las circunstancias, pero no hay que dejar de aprovechar todas las oportunidades que éste nos brinde. Septiembre nos ofrece un nuevo comienzo, una especie de “segundo enero” en el que redefinir metas, rutinas y prioridades. Tras un verano en el que muchos hemos desconectado (como se merece), ahora toca reconectar con lo cotidiano sin perder de vista lo esencial: no dejar que la rutina nos absorba por completo. Los días pueden parecer repetitivos, pero cada uno guarda algo distinto si sabemos mirar. Aunque vengan marcados por horarios y rutinas, veinticuatro horas siguen siendo un mundo de posibilidades. Por eso, es importante apoyarse en aquello que nos hace feliz. Aún tengo libros que esperan ser leídos, películas y series por descubrir, planes que quedaron a medias. Y aunque exprimí el verano tanto como pude, no me ha dado tiempo a todo. Eso sí, disfrutar lo he disfrutado como me ha pedido el cuerpo. En el fondo lo que te llevas, además de un tono bronceado, es la sonrisa que te sale al recordar determinados momentos.
Ahora esos momentos ya son pasado, y eso, aunque duela, también tiene su belleza. Porque en el fondo vivir es eso: ir despidiéndose de esos momentos mientras se abren paso nuevos capítulos. El tiempo va avanzando, con o sin nosotros, y en su paso nos va enseñando que nada es para siempre, pero todo lo vivido tiene un lugar eterno en la memoria.
El verano se va alejando pero no hay que olvidar que todavía queda mucho por vivir. Septiembre marca la vuelta al cole, el regreso a la rutina, y el inicio de ese tramo final del año que parece ir más deprisa que nunca. En nada estaremos viendo turrones en los supermercados y hablando de planes navideños. De hecho, muchos regresan de sus vacaciones con un décimo de lotería en el bolsillo para tentar la suerte venidera… Eso también es aferrarse a la ilusión de lo que está por venir.
Volver cuesta, sí. Porque implica dejar atrás. Pero la vida es una suma de etapas y momentos. Como dijo el poeta Robert Frost: “En dos palabras puedo resumir cuanto he aprendido acerca de la vida: Sigue adelante”. Pues… Sigamos.