SIN TON NI SON

Francisco Javier Escamilla Hernández

Siguiendo con el ejercicio de releer obras que, en su momento, disfruté mucho, ahora les compartiré una reseña de la novela del Premio Nobel Mario Vargas Llosa titulada Conversación en La Catedral.

Publicada en 1969, es una de las novelas más ambiciosas y complejas del escritor peruano Mario Vargas Llosa. Considerada una obra cumbre de la literatura latinoamericana del siglo XX, se trata de una novela política, psicológica y social que escarba en las profundidades de la corrupción moral y política del Perú bajo la dictadura del general Manuel A. Odría (1948-1956). A través de una estructura narrativa audaz y fragmentada, Vargas Llosa construye un fresco sombrío y desesperanzado de la vida peruana, donde el poder, la frustración y la degradación individual se entrelazan.

El eje de la novela es una larga conversación entre dos personajes, Santiago Zavala —un joven desencantado de la clase alta limeña— y Ambrosio, antiguo chófer de su padre. Este diálogo se desarrolla en un bar modesto llamado “La Catedral”, en el centro de Lima, y sirve como detonante para un viaje retrospectivo por sus vidas y por los entresijos del poder político y social. A lo largo de cuatro extensos capítulos, los recuerdos y las voces narrativas se entremezclan con notable destreza, creando un entramado complejo de tiempos, personajes y situaciones que exigen una lectura atenta.

Uno de los mayores logros de la novela es su innovadora estructura. Vargas Llosa emplea la técnica del contrapunto, alternando tiempos verbales, escenarios y perspectivas sin transiciones explícitas. Esta técnica permite construir una visión coral de la sociedad peruana, en la que cada personaje representa una faceta del sistema corrompido: militares, periodistas, prostitutas, políticos, obreros, sirvientes y miembros de la élite limeña se entrecruzan en una red de intereses, traiciones y miserias. Esta polifonía narrativa contribuye a transmitir una sensación de caos, alienación y fatalismo que impregna toda la obra.

Santiago Zavala, el protagonista, encarna la lucha entre el deseo de integridad moral y la impotencia frente a una realidad asfixiante. Rechaza los privilegios de su familia, trabaja como periodista en un diario mediocre, y arrastra una angustia existencial alimentada por la injusticia y el desarraigo. Su conversación con Ambrosio no es solo un intento de reconstruir el pasado, sino también un intento de comprender en qué momento “se jodió el Perú”, una pregunta que se convierte en leitmotiv de la novela y que refleja el desencanto generacional y el fracaso colectivo.

Conversación en La Catedral es una obra exigente, tanto por su densidad narrativa como por la crudeza de su contenido. No ofrece redención ni esperanza fácil; más bien, revela una sociedad profundamente enferma donde el cinismo, la hipocresía y la impunidad reinan. Sin embargo, su valor literario es indiscutible: es una obra monumental que mezcla la denuncia política con una prosa rica y precisa, y que reafirma a Mario Vargas Llosa como uno de los grandes novelistas contemporáneos.

En definitiva, esta novela no solo es un retrato del Perú de mediados del siglo XX, sino también una meditación universal sobre el poder, la conciencia moral y el fracaso de los ideales.

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