LA EPA DE LOS ESTADOS UNIDOS DE NORTEAMÉRICA

Con más de 30 años de experiencia en el ejercicio de la Ingeniería Civil, en áreas que abarcan desde la planeación de obras hidráulicas hasta el diseño y supervisión de sistemas de saneamiento, puedo afirmar con total convicción que uno de los referentes más sólidos y confiables en materia ambiental ha sido, sin duda, la Agencia para la Protección del Ambiente (Environmental Protection Agency, EPA) de los Estados Unidos.

Creada en 1970 como respuesta a una creciente preocupación social por el deterioro del entorno natural, la EPA ha evolucionado hasta convertirse en una institución de clase mundial, no sólo por su capacidad regulatoria, sino por su invaluable producción científica, normativa y técnica. Su misión es clara: proteger la salud humana y el ambiente. Pero su impacto va mucho más allá de las fronteras estadounidenses. En el campo de la Ingeniería Civil, sus aportaciones han sido fundamentales.

Uno de los principales valores de la EPA es la elaboración de regulaciones basadas en evidencia científica. Desde normas de calidad del aire y del agua, hasta criterios para la disposición de residuos peligrosos y el control de emisiones industriales, la agencia ha establecido estándares que sirven de referencia internacional. En países como México, donde los ingenieros civiles trabajamos cotidianamente en el diseño de plantas de tratamiento de aguas residuales, rellenos sanitarios, sistemas de drenaje o proyectos de infraestructura verde, la documentación técnica de la EPA resulta ser un recurso insustituible.

En lo personal, he consultado en numerosas ocasiones sus manuales, metodologías y guías técnicas. Por ejemplo, el “Storm Water Management Model” (SWMM), desarrollado por la EPA, es una herramienta poderosa para el modelado hidráulico e hidrológico de sistemas urbanos de drenaje pluvial. Su utilidad en la planeación urbana sostenible es incuestionable. De igual manera, los protocolos de muestreo, análisis de calidad de agua y evaluación de impactos ambientales publicados por esta agencia han elevado la calidad técnica de muchos de nuestros estudios y proyectos.

La EPA no se limita a regular. Invierte grandes esfuerzos en investigación científica aplicada, en colaboración con universidades y centros de investigación de todo el mundo. Temas como el cambio climático, la gestión integral del recurso hídrico, la recuperación de sitios contaminados, o la mitigación de riesgos por sustancias tóxicas, son parte de su agenda diaria.

Gracias a esta labor, la sociedad cuenta hoy con herramientas más precisas para evaluar riesgos, tomar decisiones informadas y exigir rendición de cuentas. La disponibilidad pública de su información —a través de plataformas como Envirofacts, ECHO o la Biblioteca Nacional de Medio Ambiente— ha democratizado el acceso al conocimiento técnico y ha empoderado tanto a profesionales como a comunidades.

En un contexto donde la presión del crecimiento urbano y económico puede amenazar la integridad ambiental, el trabajo de la EPA también representa un referente ético. Su compromiso con la salud pública y la equidad ambiental —especialmente en comunidades vulnerables— ha impulsado políticas que trascienden lo técnico, y que nos recuerdan que la ingeniería no debe servir sólo al desarrollo, sino también a la justicia ambiental.

Para quienes nos hemos dedicado durante décadas a diseñar soluciones a los problemas del agua, los residuos, la contaminación del aire o el uso racional del suelo, la existencia de una entidad como la EPA nos ofrece respaldo, guía y, sobre todo, la tranquilidad de que nuestros proyectos pueden alinearse con las mejores prácticas internacionales.

La EPA es mucho más que una agencia gubernamental. Es una fuente de conocimiento, una brújula técnica y un baluarte de la conciencia ambiental. En la Ingeniería Civil contemporánea, donde las obras deben responder no sólo a criterios de funcionalidad y costo, sino también de sustentabilidad, la EPA representa un aliado estratégico invaluable. Su experiencia acumulada, su rigor técnico y su visión integral del ambiente nos inspiran a ejercer nuestra profesión con mayor responsabilidad y compromiso.

PIENSA GLOBALMENTE, ACTÚA LOCALMENTE

Se formó la primera tormenta tropical en el Océano Pacífico con el nombre de Alvin generando algunas afectaciones en el municipio de Tejupilco y anegaciones en Toluca. Mis contactos me informan que el Atlas de Inundaciones XXXI del Estado de México será dado a conocer en unas dos semanas. Tuve la oportunidad de participar en las primeras ocho ediciones con grandes amigos de la CAEM y desde entonces se convirtió en un excelente instrumento de gestión. Recuerden #SalvemosOjuelos.

Reciban un abrazo de su amigo, Luis Eduardo Mejía Pedrero. Comentarios al correo [email protected] Instagram @mejiapedrero Twitter @cuencalerma o por Facebook.