
SANAR HERIDAS DURANTE LA CUARESMA 18
- Daniel Valdez García
- 22 marzo, 2025
- Columnas
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Sábado II de Cuaresma
Sacerdote Daniel Valdez García
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
Estamos en el día 18 del tiempo de gracia llamado “Cuaresma”, un tiempo que nos invita a la penitencia y a la conversión.
En el libro del profeta Miqueas 7, 14-15. 18-20, se nos recuerda que el Señor quita la iniquidad y es misericordioso. Dice: “Señor, pastorea a tu pueblo con tu cayado… ¿Qué dios hay como tú, que quitas la iniquidad?… Serás fiel con Jacob y compasivo con Abraham…”.
En el Evangelio según San Lucas 15, 1-3. 11-32, Jesús narra la parábola del “hijo pródigo” o, mejor dicho, del “padre misericordioso”. Un padre acoge con amor al hijo ingrato que vuelve arrepentido después de haber derrochado su herencia. El padre celebra su regreso, simbolizando la magnanimidad de Dios hacia sus hijos. Sin embargo, el hermano mayor, a pesar de su obediencia, no comprende esta alegría.
Esta historia nos invita a reflexionar: el verdadero protagonista es el padre misericordioso, y no tanto el hijo pródigo. La parábola nos enseña a celebrar y a reconciliarnos, emulando al padre, en lugar de actuar como el hermano mayor que se siente relegado.
Lo que subraya la parábola es precisamente que, incluso con todos esos “peros”, incluso siendo el padre consciente del egoísmo de su hijo, le espera con paciencia y desea sentarle a la mesa. El padre no tiene más que una intención y deseo: reunir a los suyos a la mesa. Lo de las motivaciones parece que le importa poco. O piensa, quizá siendo un poco iluso, que con el tiempo y la buena comida el hijo perdido aprenderá dónde está la verdadera vida, el verdadero vivir a lo grande. Pero que reconozca eso no es en absoluto condición para que se siente a la mesa. Lo primero es acogerle, abrazarle, preparar el banquete, sentarle a la mesa. Luego vendrá, si viene, lo otro. Lo fundamental es que sienta el abrazo cariñoso del padre. Si entiende todo lo que significa o no, parece que al padre no le importa.
El Papa Francisco dice: “La Iglesia es un hospital para pecadores, no un museo de santos.”
Pensemos, ¿qué tipo de hijo somos en la Iglesia? ¿Cómo actuamos nosotros?
Amén, Señor Jesús.