
SANAR HERIDAS DURANTE LA CUARESMA 16
- Daniel Valdez García
- 20 marzo, 2025
- Columnas
- 0 Comments
Jueves II de Cuaresma
Sacerdote Daniel Valdez García
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
Hoy, en este Jueves Eucarístico y Sacerdotal dedicado al Amor al Prójimo, reflexionamos sobre el profeta Jeremías (17, 5-10). Nos advierte sobre la maldición de confiar en el hombre y apartar el corazón de Dios: “El hombre que pone su fuerza en otro y se aleja del Señor será como un arbusto en el desierto. Pero bendito es quien confía en el Señor, pues será como un árbol plantado junto al agua, siempre frondoso y fructífero, incluso en la sequía.”
El Evangelio según San Lucas 16, 19-31 presenta la historia del rico y el mendigo Lázaro. Jesús relata cómo el rico, cubierto de orgullo y riquezas, ignora a Lázaro en necesidad. Sólo después de su muerte se da cuenta de su error, pero ya es tarde. El mensaje resalta que riqueza y orgullo pueden endurecer el corazón, alejándonos de la verdadera compasión. San Lucas –que, como bien lo sabemos, gusta de insistir en el tema de la «pobreza» (Cfr. Lc 6, 30; 18, 22; 21, 4)– nos la presenta ahora como medio revelador de las “realidades últimas”.
Vivimos en un mundo donde la despersonalización es común: personas conocidas por números o títulos. Esto nos recuerda la necesidad de ver más allá de las apariencias y ayudar a los demás en su totalidad.
El orgullo, en todas sus formas, nos distancia del prójimo. Jesús, Hijo de Dios, se humilló para salvarnos, enseñándonos que no hay santo sin pasado ni pecador sin futuro. La Iglesia, como dice el Papa Francisco, es un hospital de campaña para pecadores, llamado a sanar, no a juzgar. Dejemos de lado el orgullo y busquemos la humildad genuina.
Finalmente, hacemos referencia al Salmo 50, donde el rey David humildemente confiesa sus pecados. Este salmo invita a una auténtica conversión: “Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme; no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu” ¿Cómo nos inspira a nosotros este llamado a cambiar?
Amén, Señor Jesús.