La alternancia en el poder sindical: un pilar de la democracia y la justicia laboral

Por: Julián Chávez Trueba

En el entramado de nuestra vida democrática, donde los derechos laborales deberían ser un pilar sólido, la alternancia en el poder sindical ocupa un lugar crucial. Sin embargo, esta práctica, esencial para garantizar la transparencia y la representación auténtica, suele ser ignorada o saboteada en diversos gremios de Toluca y del país.

El sindicalismo, en esencia, debe ser un motor de justicia, un contrapeso frente a las desigualdades del sistema laboral. Los sindicatos nacieron para dar voz a los trabajadores, defender sus derechos y negociar en igualdad de condiciones con patrones y gobiernos. Pero, ¿qué sucede cuando las dirigencias se perpetúan en el poder? El sindicato deja de ser un vehículo de representación y se convierte en un instrumento de control, más cercano al caciquismo que a la democracia.

En muchos casos, las dirigencias sindicales terminan siendo ocupadas por personas que ven en el cargo no un servicio a los trabajadores, sino una oportunidad para usufructuar el poder. En Toluca, como en muchas otras regiones del país, hemos sido testigos de cómo ciertos líderes sindicales permanecen en sus puestos durante décadas, asegurándose de que los procesos internos de elección sean opacos y diseñados para favorecer la continuidad. Este fenómeno genera estructuras viciadas que inhiben la renovación de ideas, fomentan la corrupción y traicionan los intereses de la base trabajadora.

La alternancia en el poder sindical no solo es un mandato ético, sino también un derecho de los trabajadores. La Ley Federal del Trabajo establece que los líderes sindicales deben ser elegidos mediante el voto libre, secreto y directo. Sin embargo, la realidad dista mucho de este principio. En muchos sindicatos, las elecciones se convierten en un mero trámite, donde la disidencia es acallada y el oficialismo domina el proceso.

Es urgente que los trabajadores de Toluca y del Estado de México se apropien de su derecho a decidir quién los representa. Los sindicatos deben transformarse en espacios abiertos, donde la pluralidad de voces sea una fortaleza y no una amenaza. Los dirigentes sindicales deben entender que el liderazgo no es un trono vitalicio, sino una responsabilidad temporal que exige rendición de cuentas.

La alternancia en el poder sindical también beneficia a las empresas y a la sociedad en su conjunto. Los sindicatos fuertes y democráticos son aliados estratégicos para promover el diálogo social, prevenir conflictos laborales y fomentar un clima de estabilidad y productividad. Cuando los sindicatos están secuestrados por liderazgos perpetuos, pierden legitimidad, y esto termina afectando no solo a los trabajadores, sino también a las empresas y a la economía local.

En Toluca, donde el dinamismo industrial convive con problemas como la desigualdad salarial y la precarización del empleo, es imperativo que los sindicatos sean actores comprometidos con el bienestar colectivo. Esto no será posible sin alternancia en el poder, sin elecciones transparentes y sin una cultura de rendición de cuentas.

La lucha por la alternancia en el poder sindical no es sencilla. Implica enfrentar intereses creados, romper pactos de complicidad y, sobre todo, educar a los trabajadores sobre sus derechos. Pero este esfuerzo vale la pena, porque de ello depende que el sindicalismo recupere su esencia y se convierta en un verdadero defensor de la clase trabajadora.

Es tiempo de que en Toluca y en todo el país los sindicatos renueven sus liderazgos, y con ello, renueven también su compromiso con la justicia laboral y la democracia. La alternancia en el poder sindical no es solo un derecho, es una necesidad ineludible para construir un futuro más justo y equitativo.

El cambio comienza hoy, desde la base.