
SANAR HERIDAS DURANTE LA CUARESMA 5
- Daniel Valdez García
- 9 marzo, 2025
- Columnas
- 0 Comments
9 de marzo de 2025: I Domingo de Cuaresma
Sacerdote Daniel Valdez García
Queridos hermanos y hermanas en Cristo Jesús:Hoy celebramos el Primer Domingo de Cuaresma, también conocido como el Domingo de las Tentaciones. Durante este periodo, la iglesia se adorna con ornamentos morados que simbolizan penitencia y conversión. No cantamos el Gloria ni el Aleluya, en su lugar, entonamos “Honor y gloria”. Tampoco utilizamos instrumentos musicales, salvo en el cuarto domingo de alegría y los días 19 y 25 de marzo, que son solemnidades.
Durante esta Cuaresma, realizamos un viaje espiritual que nos lleva al desierto para llegar renovados a la Cumbre Pascual. Las lecturas de hoy incluyen una sección del libro del Deuteronomio (26, 4-10) sobre la profesión de fe del pueblo judío tras ser liberado de Egipto. El Salmo 90 invita a confiar plenamente en Dios: «Tú eres mi Dios y en ti confío». En la carta a los Romanos, San Pablo nos recuerda: «creer con el corazón lleva a la santidad y declarar con labios lleva a la salvación» (Romanos 10, 8-13). El Evangelio de San Lucas (4, 1-13) nos muestra a Jesús enfrentándose a las tentaciones en el desierto, guiado por el Espíritu Santo.
Aunque las tentaciones mismas no son malas en sí, Jesús nos enseña que debemos evitarlas debido a su origen maligno. Como dice el Papa Francisco: “Con el diablo no se dialoga… el mal siempre se insinúa en la duda” (diciembre de 2023).
He observado que en las Eucaristías de Cuaresma hay muchas alusiones a sanar heridas, por lo que este será nuestro tema central. Quiero enfocarme en sanar las heridas personales o las infligidas por otros. Durante los Domingos de Cuaresma, nos inspiraremos en la obra “El retorno del hijo pródigo” de Rembrandt, que gira en torno al amor y el perdón. Fíjense en cómo la luz ilumina al padre y al hijo arrodillado, mientras a la derecha se ve a un hombre vestido con elegancia.El Evangelio nos enseña que las tentaciones nacen de la duda, que puede comenzar en uno mismo o ser influenciada por el entorno.
Esto se manifiesta cuando alguien insiste a su pareja: “Escúchame, atiéndeme, cuídame, protégeme, acompáñame, compréndeme, respétame, espérame, búscame, quiéreme, abrázame, etc”.: Lo cual no es otra cosa que el grito se lleva de las heridas de niños o de jóvenes tornándoles en demandante con su pareja, y eso es una tentación que siempre lleva al fracaso, pues sin sanar la herida se hace más grande y las palabras cambian por “Yo te pedí, yo te dije,”, Esto es un monólogo que solo conduce al fracaso, con la tentación de sus propios demonios no se dialoga. Durante este importante tiempo de Cuaresma, la oración es nuestra terapia para sanar heridas personales, el perdón para sanar las familiares, el ayuno para las sociales, y la caridad para las eclesiales.
No practicar estos actos transforma las heridas en un ciclo de victimización y justificación del dolor. Como dice el refrán mexicano: “¿De qué murieron los ardidos?” De no sanar sus heridas.Jesús nos guía a través de nuestro desierto espiritual, y con su ayuda, lograremos sanación al creer con el corazón y proclamar con los labios. Es fundamental entender que nuestra pareja no es responsable de sanar nuestras heridas familiares; son compañeros para formar una sola carne, lo que requiere llegar a esa unión estando sanos. Las tentaciones surgidas de viejas heridas deben vencerse con absoluta confianza en el amor de Dios Padre, como hizo Jesús.
Una fe madura hará que el mal retroceda ante la paz que sólo Dios puede proporcionar. ¡Tengamos cuidado!, el mundo está enfermo de tentaciones originadas por heridas de la niñez y la juventud que inician con dudas, como le ocurrió a la primera pareja creada por Dios (cf. Génesis 3, 6-24).Al observar nuevamente la pintura de Rembrandt, notamos cómo la luz del padre también ilumina al hermano bien vestido, quien reclama por sus propias heridas, no causadas por el padre: “yo siempre te he servido y no me has dado ni un cabrito para compartir con mis amigos” (cf. Lucas 15, 28-32). Esto ocurre también con sacerdotes, profesores, jóvenes, alumnos, médicos, abogados, y muchos otros profesionales que dialogan con las tentaciones de sus propios demonios.
Que Jesús guíe sus vidas para que hayan menos heridas y sean ustedes quienes no hieran a sus hijos. Estas situaciones pueden surgir en cualquier etapa de la vida, pero nunca es tarde para cambiar y sanar las heridas del pasado.Venzamos las tentaciones con fe absoluta en el amor del Padre, como lo hizo Jesús. Cada Eucaristía es un momento celestial que puede sanar. En el Oficio de lecturas de hoy, el comentario de Agustín a los salmos explica cómo en Cristo hemos sido tentados y en él hemos vencido (Salmo 60, 2-3: CCL 39, 766).Recuerden que su cónyuge no es responsable de sanar viejas heridas personales.Amén, Señor Jesús.