EMERGENCIAS Y URGENCIAS 11
- Daniel Valdez García
- 16 enero, 2025
- Columnas
- 0 Comments
EMERGENCIAS Y URGENCIAS 1116 de enero de 2025
Sacerdote Daniel Valdez García
Queridos hermanos y hermanas,
En esta propuesta de reflexión sobre Emergencias y Urgencias, deseo llegar a sus corazones conectando textos bíblicos con las situaciones de la naturaleza humana, que muchas veces se vinculan con aspectos clínicos.
Hablar del puerperio es referirse a la etapa que inicia para la mujer inmediatamente después del parto. Aunque comúnmente se dice que dura 40 días, puede prolongarse por meses o incluso hasta un año. Las primeras 48 horas son cruciales tanto para la madre como para el recién nacido, ya que experimentan grandes cambios físicos y emocionales. Durante este período, los cambios ocurridos durante el embarazo comienzan a revertirse. La acogida en la familia y la comunidad es vital en este momento. Los pueblos originarios nos ofrecen un bello ejemplo: en la cultura mexica, al padre se le llama “tatahuatzin” y a la madre “nanahuatuzin”. La placenta se llama “tahuatzin”, que significa “padre portador de agua de vida”, y el cordón umbilical “teomecatl”, que significa “cordón divino”.
Después de la implantación del embrión, el trofoblasto se desarrolla en la placenta y el cordón umbilical, estructuras extraembrionarias. El padre participa desde la fecundación, contribuyendo con su gameto masculino, y sigue presente en la gestación, ya que la placenta se forma a partir de células del flagelo del espermatozoide y del óvulo. De esta manera, el padre proporciona el primer hogar. Durante el puerperio, la familia y la comunidad apoyan a la madre y al neonato; el padre sigue ofreciendo protección y lo necesario al recién nacido, prolongando el hogar que fue la placenta durante nueve meses. Tras el nacimiento, la madre fortalece el vínculo a través de la lactancia.
Recordemos el pasaje del Evangelio según San Marcos 1, 40-45: Un leproso se acercó a Jesús pidiendo sanación. Jesús, compadecido, lo tocó y lo sanó, instruyéndolo a no contarlo, pero el leproso divulgó el hecho, afectando la capacidad de Jesús para entrar abiertamente en la ciudad. Este relato destaca la importancia de ser solidarios, como con la madre recién parida y el neonato, o con los marginados, como el leproso. Jesús nos muestra que la prioridad debe ser el bienestar de los vulnerables, no la reputación. Marcos ilustra a un Jesús cuyo enfoque era la compasión por quienes sufrían, independiente del costo a su popularidad o pureza ritual.
Amén, amén, Santísima Trinidad.