JESUS, MEDICO DE ALMAS Y CUERPOS

Sacerdote Daniel Valdez García

INTRODUCCIÓN

El 11 de febrero se celebra el Día de la Mujer Médico. Hoy, 18 de octubre, último día de mis ejercicios espirituales, también conmemoramos a San Lucas, quien es reconocido tanto como médico como pintor. En México, el 23 de octubre se celebra el Día del Médico, y el 3 de diciembre es el Día Internacional de los Médicos.

Es relevante mencionar que San Lucas no solo fue médico, sino también escultor, pintor, autor del tercer Evangelio y considerado el primer historiador de la Iglesia. Además, es santo y patrón de médicos y artistas[1].

Durante mi formación en el Seminario, leí la novela “Médico de cuerpos y almas” de Taylor Caldwell, que recopila leyendas y milagros de San Lucas. Recientemente, descubrí textos que presentan a Jesús como el verdadero Médico de almas y cuerpos, lo que me ha inspirado a escribir este artículo.

  1. DIOS PREPARÓ AL MÉDICO DE CUERPOS Y ALMAS

La primera aparición de la palabra “médico” en el Antiguo Testamento se encuentra en Génesis 50, 2: “Los médicos han de embalsamar a Israel, padre de José” (רֹפְאִ֖ים, “ofhimyim”). Siguiendo la tradición egipcia, eran los médicos quienes ungen y embalzaman.

En el Pentateuco, encontramos la figura del médico en varias leyes y rituales, como en Lev 19, 17-21 y en los libros de Núm y Dt. En 2 Cró 16, 12, se menciona que el rey Asa, enfermo de gota, recurrió a los médicos en lugar de buscar la ayuda divina, lo que resalta la importancia de confiar en el poder de Dios. En Eclo 38, se rinde homenaje a los médicos: “Los médicos también son criaturas del Señor” (Eclo 38, 10) y “Deben encomendarse al Señor para que les dé acierto y salvar una vida” (Eclo 38, 14).

La palabra “médico” (רֹפְאִ֖ים) aparece en 37 versículos del Antiguo Testamento y su significado trasciende la curación física; para los hebreos, los médicos también ungían cuerpos, ayudando a otros a acercarse a Dios. Así, se presenta la figura del Mesías, el gran ungido, preparado para cumplir una misión. Tanto los hebreos como los católicos ungimos personas y objetos (bautizados, altares, sacerdotes, etc.).

En español, la palabra “médico” proviene del latín “medri”, del verbo “medere”, que significa cuidar; en griego, μέδομαι “medomai” tiene un significado similar; posteriormente será ἰατήρ “iatếr”, y significa “el que cura”. Así, la función del médico se puede resumir en “cuidar”.

  1. JESÚS ES MÉDICO DE MÉDICOS

Jesús se declara capaz de sanar cuerpos y almas; en Lucas 4, 18-19, se presenta como el ungido por el Espíritu del Señor: “El Espíritu del Señor está sobre mí porque me ha ungido para anunciar la Buena Nueva a los pobres, proclamar la liberación a los cautivos, dar vista a los ciegos, sanar a los enfermos y proclamar el año de gracia del Señor… Estas palabras se han cumplido hoy” [2].

Junto con el Padre y el Espíritu Santo, fue ungido para sanar, realizando numerosas curaciones. Su actividad sanadora está bien documentada en el Nuevo Testamento: “Jesús recorría toda Galilea… predicando el Evangelio del reino y curando todas las enfermedades” (Mt 4, 23). Cuando lo criticaban por compartir la mesa con pecadores, Jesús respondió: “No necesitan médico los sanos, sino los enfermos… No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores” (Mt 9, 12-13).

Los Evangelios están repletos de relatos sobre sanaciones, como la fiebre de la suegra de Pedro (Mt 8, 14-15), el perdón y sanación del paralítico (Mt 9, 1-8) y la restauración de la salud de una mujer con flujos de sangre (Mt 9, 20-22).

Ignacio de Antioquía se refiere a Cristo como médico, describiéndolo como “un solo médico, carnal y espiritual, Dios venido en carne”. Clemente de Alejandría lo consideraba un “médico integral”, y Cirilo de Jerusalén lo definía como “médico de almas y cuerpos” [3].

  1. JESÚS SANA CON SU PODER

El amor de Jesús es fundamental en su misión. Is 53, 4 dice: “Él cargó sobre sí nuestras debilidades y enfermedades; por sus llagas hemos sido sanados.” También nos invita: “Vengan a mí todos los que están cansados y fatigados, y yo les daré descanso” (Mt 11, 28-30). Jesús efectúa sanaciones físicas y espirituales mediante el poder de su Palabra [4].

El Catecismo de la Iglesia Católica destaca: “Jesucristo, médico de nuestros cuerpos y nuestras almas…, quiso que su Iglesia continuara su obra de curación y de salvación” (n. 1452).

CONCLUSIÓN

Jesús es el Médico de los médicos.

Aquellos médicos que llevan a Dios en su corazón pueden contribuir a que sus pacientes confíen en el Señor. El papel de los médicos es admirable: trabajan para Jesús y, a su vez, son sanados para sanar, extendiendo su amor a familiares, amigos, compañeros, vecinos y pacientes.

¡Felicidades a los médicos! Esta felicitación se reafirmará el 23 de octubre.

Referencias


[1] Cf. Col 4, 14; Tertuliano y Eusebio de Cesarea coinciden en que Lucas fue nativo griego de Antioquía de Siria; Teodoro el lector (ca. 530), es citado por Nicéforo Calixto en Historia Eclesiástica: “Eudoxia envió a Pulqueria desde Jerusalén la imagen de la Madre de Dios que había pintado el apóstol Lucas”. Algo posterior (hacia 726) es el Tratado sobre las santas imágenes de Andrés de Creta, que se usó como justificación de la posición de los iconódulos durante el conflicto iconoclasta. No se menciona en el Concilio de Nicea II

[2] Is 7, 14

[3] Ad Eph 7,2

[4] Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1421