SIN TON NI SON

Francisco Javier Escamilla Hernández

Aunque ya están muy trillados los conceptos que aparecen en los libros de autoayuda, recientemente me pregunté de qué trataban los famosos cuatro acuerdos y reflexionando creo que sí forman un círculo virtuoso que nos puede convertir en mejores personas.

“Los 4 Acuerdos” de Don Miguel Ruiz es una obra que explora la sabiduría tolteca y propone cuatro principios o acuerdos que, según el autor, pueden transformar nuestras vidas si los aplicamos de manera consciente. Estos acuerdos buscan liberarnos de las limitaciones autoimpuestas y del sufrimiento emocional, fomentando una existencia más plena y libre de conflictos internos.

Sé impecable con tus palabras, el primer acuerdo se centra en el poder que tienen nuestras palabras, no solo hacia los demás, sino también hacia nosotros mismos; ser “impecable” significa usar las palabras con integridad y no envenenarlas con mentiras, insultos o negatividad. Las palabras son como semillas: si sembramos palabras de odio, generamos conflictos y dolor; si sembramos palabras de amor y verdad, promovemos paz y entendimiento.

Este acuerdo nos invita a reflexionar sobre cómo usamos el lenguaje, a menudo subestimamos el impacto de lo que decimos, especialmente en nuestras relaciones más cercanas. Al ser impecables con nuestras palabras, nos volvemos más conscientes de cómo influimos en los demás y en nosotros mismos, decir la verdad y hablar con respeto no solo mejora nuestras interacciones, sino que también fortalece nuestra autoestima y coherencia interna.

No te tomes nada personalmente, el segundo acuerdo es uno de los más desafiantes, pero también de los más liberadores, nada de lo que los demás hacen o dicen es por nosotros, sino por ellos mismos. Las acciones de otros están motivadas por su propio sistema de creencias, miedos, inseguridades y experiencias personales. Este principio es clave para evitar caer en el sufrimiento innecesario, a menudo, cuando alguien nos critica o nos trata mal, tendemos a tomarlo como una afrenta personal, lo que genera dolor y resentimiento, sin embargo, si comprendemos que las acciones de los demás no son reflejo de nuestro valor, podemos reaccionar con más serenidad y equilibrio. No tomar nada personalmente nos protege de emociones negativas y nos permite mantener nuestra paz interior.

No hagas suposiciones, este acuerdo nos invita a evitar hacer suposiciones sobre lo que piensan o sienten los demás; en la vida cotidiana, es común que interpretemos el comportamiento ajeno basándonos en nuestras propias percepciones o experiencias, lo que a menudo nos lleva a malentendidos y conflictos. Al no hacer suposiciones, adoptamos una actitud de apertura y curiosidad, en lugar de sacar conclusiones apresuradas, buscamos claridad a través de la comunicación directa y el diálogo. Esto es especialmente importante en las relaciones interpersonales, ya que muchas veces los conflictos surgen por malinterpretaciones que podrían haberse evitado con una simple pregunta. Este acuerdo enseña a no asumir lo que los demás piensan y, en cambio, buscar siempre la verdad.

Haz siempre lo máximo que puedas, este acuerdo sugiere que debemos esforzarnos por hacer lo mejor posible en cualquier situación, pero sin caer en el perfeccionismo; hacer lo máximo que podamos no significa ser perfectos, sino dar nuestro mejor esfuerzo con lo que tenemos en cada momento. Este acuerdo es clave para mantener una vida equilibrada y satisfactoria, ya que permite evitar la autocrítica excesiva. Si damos nuestro máximo, no importa el resultado final, pues sabemos que hemos puesto todo nuestro empeño, sin embargo, también nos recuerda que nuestro “máximo” cambia constantemente dependiendo de nuestras circunstancias, emociones y energías. El equilibrio radica en aceptar nuestras limitaciones, pero sin caer en la mediocridad o la autocomplacencia.

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