3,2,1; Guerra

Hablar de 1914 y 1939, es decir, de la Primera y la Segunda Guerra Mundial, parece que es remontarse mucho tiempo atrás, sin embargo, son hechos históricos que a nivel mundial nos marcaron, pérdidas humanas incuantificables, desplazamientos, violación a los derechos humanos, desintegración familiar, empobrecimiento y ciudades completamente destruidas, aunado a los daños emocionales. Todo esto es lo que enfrentan aquellos que están en medio de una guerra y que aun cuando sobreviven, difícilmente se pueden recuperar del horror y el trauma de haber sido testigos de una confrontación que lo único que deja son miles o millones de muertos.

Respecto a la Primera Guerra mundial, se habla de más de 65 millones de personas en combate donde se cobró la vida de más de 8.5 millones de integrantes del ejército y por lo menos 6.6 millones de civiles, aunque las cifras son inciertas. Pero la guerra también destruyó tierras agrícolas, ciudades y campos de batalla en toda Europa.

El Tratado de Versalles (tratado de paz firmado en Francia por más de 50 países) puso fin de manera formal a la Primera Guerra Mundial y al mismo tiempo, sentó las bases de la Segunda Guerra Mundial. Aunque existía un deseo real de paz, el tratado no logró los efectos esperados, pues básicamente se responsabilizó a Alemania del desarrollo de la Primera Guerra Mundial, por lo cual se le imponían graves condiciones, entre ellas, el desarme obligatorio, el pago de reparaciones de guerra (indemnizaciones monetarias), la pérdida de 13% de su territorio y una décima parte de su población.

Por otra parte, la Segunda Guerra Mundial llegó a su fin con la rendición de Alemania el 8 de mayo y la rendición de Japón el 14 de agosto de 1945. De acuerdo con datos históricos, ninguna guerra (hasta ese momento) había alterado tan profundamente y a gran escala las realidades políticas, económicas, sociales y culturales del mundo entero.

De igual forma, se debe considerar que en toda guerra hay víctimas, pero también beneficiados, donde Estados Unidos y en su momento lo que se conocía como la URSS, se coronaron como potencias mundiales, en contraste con el declive de la economía europea.

En cuanto a los decesos, hay quienes hablan de manera “optimista” de 40 millones y de forma más “pesimista”, de hasta 100 millones. Algunos registros lo dividen en 40 millones de civiles y 20 millones de soldados, sumado a las violaciones a los derechos humanos que alcanzó su máxima expresión en el genocidio llevado a cabo contra los judíos. En este tenor, se llevó a cabo la deportación y reclusión de judíos en campos de concentración, a lo que se añadió la desprotección a millones de refugiados y desplazados, quienes fueron sometidos a hambrunas e inclemencias climáticas.

Lo anterior, no fue suficiente para aprender la lección, ya que hay zonas donde la guerra nunca se fue y por el contrario, se han intensificado a niveles inimaginados. Por un lado; Rusia y Ucrania, y por el otro, Israel y Palestina, ataques armados que dieron inicio el 24 de febrero de 2022 y el 7 de octubre de 2023 respectivamente.

De manera particular quiero detenerme en el conflicto de Israel y Palestina que después de un año puede considerarse como el episodio más delicado del siglo XXI. El 7 de octubre de 2023, el grupo terrorista Hamás que aparentemente gobierna Gaza desde 2007, inició un ataque sorpresa contra Israel. Lanzaron miles de cohetes hacia el sur del país y cruzaron la frontera, atacando varias localidades. Llevaron a cabo múltiples ejecuciones y secuestraron más de 200 personas, en su mayoría, civiles.

Según el Ministerio de Salud israelí, al menos mil 200 personas perdieron la vida y casi 3 mil 500 resultaron heridas. No obstante, se debe precisar que el grupo Hamás no representa a todos los Palestinos, y el ataque que se comenzó en octubre de 2023, no refleja la postura de todo un pueblo que hoy paga las consecuencias del ataque emprendido por este grupo terrorista.

La respuesta de las autoridades israelíes no se hizo esperar y respondieron al ataque bombardeando la Franja de Gaza, después de que el primer ministro, Benjamin Netanyahu, declarara oficialmente que Israel se hallaba en guerra.

El bombardeo indiscriminado de Israel en contra de los Palestinos se ha convertido en una limpieza étnica que se vive en tiempo real. De acuerdo con Mohamed Saadat, el embajador de Palestina en México, hoy en día se habla de cerca de 33 mil Palestinos fallecidos de los cuales 72% son niños y mujeres. Asimismo, se calcula que más de 8 mil personas están bajo los escombros.

En cuanto al número de heridos, oscilan en más de 35 mil personas, a los cuales no hay donde atender, pues los israelíes han destruido la infraestructura hospitalaria incluyendo más de 120 ambulancias. En zonas donde se contaba con médicos y personal de enfermería, se los llevaron para ser asesinados, ante esto, se habla de una cifra de alrededor de 350 personas fallecidas del personal médico.

Un nuevo análisis de la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicado el pasado 12 de septiembre, reveló que una cuarta parte de los palestinos heridos en la guerra de Gaza, sufren lesiones que les han cambiado la vida y requieren servicios de rehabilitación ahora y en los años venideros. Las lesiones graves de las extremidades se estiman entre 13 mil y 17 mil, siendo el principal factor de la necesidad de rehabilitación, incluyendo entre 3 mil y 4 mil amputaciones.

En apenas 360 mil kilómetros cuadrados que es la extensión aproximada de la Franja de Gaza, se han lanzado más de 70 mil toneladas de explosivos, dejando claro que quieren desaparecer Gaza, pues el bombardeo a las casas se ha realizado de manera directa sin importar que haya personas que nada tienen que ver con este conflicto. Esto, ha ocasionado la destrucción de 360 mil casas aproximadamente, las cuales equivalen al 65% del total de viviendas de esta zona.

Durante este tiempo, se han reportado132 periodistas asesinados y 165 funcionarios de naciones unidas. Se han destruido más de 408 escuelas, iglesias, además de alrededor de 130 pozos de agua. Esto último, muestra cómo es que no quieren dejar condiciones de vida, pues destruyen todo lo que pueden al punto de quitarle la vida a personas que ofrecían comida (trabajadores humanitarios). Han cerrado las fronteras para evitar que ingresen medicamentos, Israel está usando todos los medios posibles para acabar con los Palestinos.

De lo más preocupante y entre las noticias más recientes, se habla de una bomba atómica en contra de Gaza, lo cual sería el exterminio total para cumplir el objetivo de Israel, apropiarse del territorio, que a su vez puede ir preparando el terreno para una tercera guerra mundial, toda vez que no hay autoridad capaz de poner un alto a este tipo de acciones.

La comunidad internacional ha tenido un papel decorativo en ambos enfrentamientos —Rusia y Ucrania, Israel y Palestina— nadie toma en cuenta “sus llamados” y “recomendaciones”, por lo que es necesario que se movilice de manera más firme para establecer sanciones que los obliguen a parar. No obstante, mientras existan países como Estados Unidos que continúan proporcionando armamento sin importar las vidas humanas, esto no tendrá fin. Otro ejemplo es España, quien vende a Israel más de mil millones de productos de guerra; lanza cohetes y sistemas de combate, por lo cual, tampoco tiene interés en que esto se detenga.

El pasado sábado, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, declaró que la “prioridad” es que se vuelva a una “solución política” y pidió que los países dejen de “entregar armas para combatir en Gaza” (que lástima que tuvo que pasar un año para realizar esta declaración). Por su parte, el presidente estadunidense, Joe Biden, se ha negado hasta ahora a cambiar su política de apoyo a Israel, más allá de la suspensión que hizo en mayo de una entrega de bombas pesadas.

No normalicemos la guerra, no podemos seguir como si nada pasara y fingiendo que aquello que sucede en otras regiones del mundo no tendrá repercusiones en otros países, y al no actuar a tiempo, se puede salir de control y entonces sí, la indiferencia no será opción y tendremos mucho más que lamentar.