Que culpa tiene la educación
- Elva María Maya Marquez
- 27 agosto, 2024
- Columnas
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Un ciclo escolar ha comenzado, más de 24 millones de estudiantes de nivel básico regresaron a las aulas. Para muchos, el primer día en su nueva escuela lo que implica emoción, nerviosismo y a veces llanto. La incertidumbre de los infantes y adolescentes por conocer a los maestros que los acompañarán durante todo el ciclo escolar. Los padres y madres de familia preocupados y ocupados por preparar el desayuno, el lunch, la lista de útiles y en algunos casos, la compra de uniformes.
Con el inicio de clases el ambiente se torna distinto, estudiantes corriendo para no quedarse afuera, el tráfico se vuelve imposible, pero con la esperanza de que todo esto vale la pena porque lo fundamental es la educación, el aprendizaje y la formación de buenos estudiantes, ciudadanos y también seres humanos.
Hasta aquí, todo parecía medianamente “bien”. Sin embargo, el nombramiento de Mario Delgado Carrillo, experredista y exdirigente nacional del partido Morena como Secretario de Educación Pública, ha generado decepción, rechazo y hasta indignación, ya que la educación necesita algo más que operadores políticos, requiere de alguien que realmente haya estudiado el tema, que comprenda lo complejo del sistema educativo por todos los actores y elementos transversales que intervienen y así, solo así es posible definir y encaminarse a un proyecto de nación que atienda las necesidades de este México diverso.
En el país no todos tienen mala memoria, y se recuerda a Mario Delgado como uno de los principales impulsores de la reforma educativa propuesta por Enrique Peña Nieto en 2012, cuando formó parte del “Pacto por México”. Esta reforma que desde una visión acotada y “simplona”, pretendía transferir el problema educativo del país exclusivamente al magisterio, “háganme el favor”. Desde esta perspectiva, eliminando a “los malos maestros” se lograría una educación “moderna” y de “calidad”, que por cierto, durante el sexenio de Peña Nieto fueron incapaces de explicar que era lo uno y lo otro.
En este contexto, es necesario hacer un par de apuntes ¿Es malo ser evaluado? No, la evaluación es un mecanismo que sirve para identificar aquello que se debe corregir, mejorar o descartar, pero en este caso, la evaluación a los maestros tenía tintes altamente punitivos lo cual generaba un ambiente de inestabilidad laboral. La reforma educativa era una reforma laboral y administrativa, no hay más.
Lo que sobresalió en la política educativa de Peña Nieto fueron los cambios en el sistema de ingreso, promoción, reconocimiento y permanencia de profesores, directores y otros actores escolares de educación básica y media superior, los cuales dependían de los resultados de evaluaciones externas (Camacho, 2020).
Nadie niega la necesidad de evaluar a los maestros, pero bajo criterios claros y lo más importante, con la firme convicción de que los resultados obtenidos se utilicen para mejorar su desempeño en el aula, ya que lo que se pretende son cambios positivos en la educación para los infantes y los jóvenes.
Pero ese mismo Mario Delgado que entusiastamente aprobó la reforma de Peña Nieto en 2012, fue el mismo que en 2018 con la llegada de AMLO señaló: “ni una coma quedará de la reforma educativa” (refiriéndose a la reforma de 2012), quién lo entiende, una revisión a sus declaraciones para mantener un mínimo de congruencia no le hubiese caído mal, pues de ser el defensor de la reforma de Peña, pasó a ser el defensor de la reforma de AMLO. La pregunta obligada es ¿Qué modelo educativo es el que considera mejor para el país? Pues parece muy indeciso con sus convicciones hacia el tema.
Todos tenemos derecho a cambiar de opinión, pero tan radical fue la postura de quien será el próximo secretario de educación, que una explicación al respecto no está de más solo para conocer las motivaciones que tuvo para votar la reforma a la que después, no le quería dejar ni una coma.
Y a todo esto ¿Qué culpa tiene la educación? Porque se tenía que nombrar a un secretario de educación como Mario Delgado, se entiende que el pago de favores políticos es una constante, pero por qué colocarlo en un área tan trascendente y estratégica para el desarrollo y crecimiento de un país, y que en el caso de México no es precisamente la educación algo para presumir o de lo cual nos podamos sentir orgullosos.
Desde hace décadas se intentan poner parches y parches al tema educativo y no se resuelve nada. La educación pública debe ser de calidad, lo que significa tener maestros capacitados y con el debido acompañamiento para entender los cambios profundos que se pretenden implementar. Y no agobiados con una burocracia que excesiva que los distrae de lo sustancial; la enseñanza- aprendizaje.
De igual manera, la educación tiene que estar articulada, ya que, hasta ahora, no se logra establecer un hilo conductor que permita tener una secuencia en los contenidos del kínder, la primaria, la secundaria, el nivel medio superior y superior para que los estudiantes encuentren lógica y mayor sentido a su formación al tener contenidos complementarios y no de temas que parecen estar aislados. La pregunta es ¿Cómo lo hacemos? Hasta ahora existe una falta de diálogo y consenso para que las autoridades educativas, el magisterio, las madres y padres de familia participen. En primera, porque no se les ha tomado en cuenta lo suficiente y en segunda, porque no todos quieren asumir su parte de responsabilidad.
Es muy triste que más que centrarnos en el proyecto educativo, estemos hablando del titular, pero es evidente el descuido de la educación y en lugar de querer mejorar o corregir el rumbo respecto a los anteriores secretarios de educación, seguimos igual. Existen retos, pero también muchas contradicciones y Mario Delgado es una de ellas. Él, ya demostró que puede ayudar a ganar elecciones y nadie duda de los “arreglos” a los que puede llegar con los sindicatos para evitar paros o movilizaciones, pero que hay de los contenidos, como se habrán de reforzar y consolidar ¿Sabe cómo hacerlo?
Docentes que dan clase a la intemperie. Un solo maestro o maestra para alumnos de primer año hasta sexto de primaria. Falta de agua en las escuelas. Niñas, niños y adolescentes que llegan sin desayunar, que son víctimas de bullying y que no cuentan con lo básico en cuanto a útiles escolares para aprender. Y como si lo anterior no fuera suficiente, un secretario de educación que parece tan lejano y hasta incapaz de distinguir todas las cuestiones periféricas al tema educativo.
Irresponsable sería decir que con un secretario así, el sexenio está perdido en materia educativa, pero existen dudas razonadas y justificadas para sostener que tal vez no sé logre avanzar a la velocidad que se requiere y con la contundencia que hace falta.
Tampoco se descarta que como ha ocurrido en el actual y anteriores gobiernos, se tenga una pasarela de secretarias o secretarios de educación, lo cual es aún más triste, pues no logran terminar lo que comienzan y únicamente lo ven como algo pasajero para seguir trabajando en proyectos políticos personales. A México, a la niñez y las juventudes, solo se les puede desear que se cuente con gobernantes que dejen de ver a la educación como un tema secundario, como trampolín político, pues la Secretaría de Educación Pública no merece a cualquier improvisado o improvisada ¿Qué culpa tiene la educación?