La importancia de los valores cívicos en nuestras ceremonias escolares

En estos días, se observa con creciente preocupación una tendencia inquietante en nuestras ceremonias de fin de curso: la falta de participación de los padres de familia al momento de entonar los himnos. Este comportamiento, aparentemente inofensivo, refleja una erosión más profunda de los valores cívicos que, como sociedad, deberíamos defender y transmitir a las nuevas generaciones.

Cantar los himnos en estas ceremonias no es simplemente un acto protocolario; es una manifestación del respeto y la pertenencia a un entorno patriótico. Los himnos, nacionales y escolares, simbolizan la unión, la identidad y los ideales sociales. Cuando los padres de familia optan por no participar en este acto colectivo al no cantar los himnos, están enviando un mensaje equivocado a sus hijos sobre la importancia de los valores cívicos y el respeto a las tradiciones que nos unen, ponderando la vergüenza y la indolencia.

La educación cívica no es responsabilidad exclusiva de las escuelas. Los padres juegan un papel crucial en la formación de los valores y actitudes de sus hijos. Al no involucrarse en estos actos simbólicos, están desaprovechando una oportunidad valiosa para enseñarles sobre el compromiso cívico y la responsabilidad social. Es en el seno familiar donde los niños aprenden a apreciar y valorar su identidad como miembros de una comunidad y de una nación.

Además, esta actitud de indiferencia puede tener consecuencias más amplias en nuestra sociedad. La falta de participación en actos cívicos básicos puede ser indicativa de una apatía generalizada hacia la vida pública y los asuntos comunes, que no dejan de ser importantes. Esto, a largo plazo, puede debilitar el tejido social y erosionar la cohesión comunitaria que es fundamental para enfrentar los desafíos colectivos.

Sociedades como el Instituto Mexico de Toluca y el Colegio Argos, son lamentablemente los detonantes de esta opinión, pues fue ahí donde de primera mano los asistentes callaron durante los himnos. Ante esta circunstancia es indispensable que los padres de familia reconozcan la importancia de su ejemplo en estas ceremonias. Su participación activa no solo enriquece el evento, sino que también fortalece los lazos de solidaridad y pertenencia en sus hijos. Cantemos los himnos con orgullo y fervor, recordando que cada nota entonada es un paso hacia una sociedad más unida y consciente de sus valores cívicos. Julián Chávez Trueba