La diferencia entre lo imposible de lo posible es la voluntad del ser humano. Tommy Lasorda.
- Pedro Eric Fuentes López
- 8 julio, 2024
- Columnas
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Es bien sabido que en la vida existen varias tareas que hacer y culminar, a veces, no terminan de la mejor forma, pero dejan enseñanzas posteriores. También están aquellas que el propio recorrido en la andanza va sumergiéndonos en la perenne constancia del aprendizaje, aun cuando en múltiples ocasiones cause dolor, angustia, terror y hasta paralice siquiera para dar el siguiente paso que, dicho sea de paso, ni cuenta se da uno del tramo recorrido y que solamente 1 metro es la distancia entre el estancamiento o el avance furtivo para lo que venga, y ahí radica lo que todos sabemos y cuesta afrontarlo, lo que llaman: misión imposible. El mayor reto de seguir o parar es el miedo al éxito, a ser diferente, a cambiar radicalmente lo que no nos gusta, ni nos hace bien y emprender una promisoria buenaventura que realmente cambie el panorama que muchas veces parece pago de facturas o maldición decretada, entonces para romper con todo ello, no solamente se necesita valor, agallas, entusiasmo, ni ganas, se necesita el cúmulo de compromiso real, el auténtico de riesgo a sabiendas de que puedes ganar o no, más de lo que dejas. Pero así son los retos y la voracidad de querer salir adelante y ser ganador. No se trata únicamente de que hoy se me antojó y punto, tampoco de que el mañana será. Las personas cambiamos a cada instante y las realidades también, por ende, hay que moverse y saber hacerlo es arriesgarse en aras de una mejora sustancial en todas las esferas de energía que poseemos. El mejor ejemplo en el deporte, sin duda el mejor, es el que nos muestran quienes se adentran en una constante y feroz lucha contra sí mismos para demostrarse -primeramente- que lo que se quiere se puede, se conquista y se logra, con base en el esfuerzo, sacrificio, constancia, preparación, alimentación, mentalidad, pero sobre todo, con la más humilde muestra de entrega a tope, es decir, a donde quiera triunfar, lo haré con humildad, sin daños a terceros, o bien, aunque el deporte es competencia, sin lastimar a los otros, más que solamente implique avanzar y demostrar que todo trabajo bien hecho rinde los frutos deseados.
México necesita urgentemente aires de cambio porque enfrenta el mayor reto en la historia del sector deportivo a cualquier nivel. En los últimos años, nuestra nación -ciertamente- ha logrado posicionarse como un país privilegiado en el deporte; gracias a grandes competencias y eventos internacionales, más no así a su administración y mucho menos a la producción, captación de talentos, fomento e impulso de las generaciones y eso se ha visto reflejado en muchas broncas tanto dentro como fuera del territorio, situación que ha originado, incluso, guerras sin sentido de declaraciones, actos y hechos con dolo, venganzas y otras, por lo que, los deportistas y sus séquitos han optado por hacer eso: aceptar la misión imposible y avanzar de manera consciente y capaz para conseguir el o los sueños, que nunca más los trunquen y mucho menos invaliden y limiten.
La realidad cuesta verla, entenderla, entrarle y atorarle, pero trae muchas satisfacciones cuando consigues el éxito. Está el tema de quienes menos tienen y con ese poco de fervor y entrega, alcanzan triunfos inusitados como el de José Luis Nieto, quien fue, vio y ganó los 100 km del Ultramaratón de los Cañones 2024 en Guachochi, Chihuahua.
Por cierto, mexiquense que superó llevar su cuerpo al límite entre lluvia, frío y sol, ya que como lo he venido insistiendo en varios momentos, no cualquiera lo hace y más en un lugar que no se conoce a tope, además de que en dicha competencia, la mayoría de los competidores eran locales de la sierra de Guachochi, y acá basta el espacio para recordar que los rarámuris se caracterizan -entre otros temas- por ser especialistas en este tipo de competencias, en donde algunos, incluso, lo hacen con huaraches, según me dijeron alguna ocasión, para que con el paso del tiempo y sus recorridos se sientan más cómodos y romper cualquier paradigma al respecto. El caso de Nieto, ganador con un tiempo de 10:14:36, nos obliga a captar la esencia de creer en lo que se hace y lo que se quiere, romper con cualquier estigma de maniatados, captura, laceración y otras, apostar por la victoria a pesar de los pesares, afrontar los valles como vengan y se presenten, teniendo siempre el objetivo claro y el orgullo por delante, como en esta ocasión y en cualquier otro escenario, dejar buena huella, que se sepa que el deporte, cualquiera que sea la disciplina, es bueno, a veces se gana o se pierde, pero siempre se aprende. No hay reto que no se asuma y se consume, así como también no existe misión imposible…cuando se quiere…
Pásenla bien!!!