La persistencia puede cambiar el fracaso en un logro extraordinario. Matt Biondi

Siempre he sido un ferviente creyente de que las formas de alcanzar el éxito son, hasta cierto punto, ser aferrado, terco, testarudo y obstinado, sin que esto suene a tema de dificultad o de alteraciones diversas y mucho menos de molestias y/o agresiones. ¡No! son más bien las maneras y el fondo que tiene un objetivo y que, con base en la preparación, capacidades, mentalidad, aporte, conjunción, todo se puede lograr, aunque también debemos reconocer que esa pequeña porción de fortuna que existe en la vida, a veces o nos limita o nos catapulta, sin embargo, en ambos escenarios, caerse está más que permitido, levantarse es una obligación y seguir intentándolo las veces que sean. Claro está como lo señalé líneas anteriores, que en ocasiones solo se presentan dos o 3 chances y si en esos no se alcanza el punto, es preciso virar hacia otro lado y emprender con mayor cordura, congruencia y realidad, otro interés, con la salvedad de que lo negado te da experiencia y precisión, tacto y delicadeza, así como agudeza físico-mental y por ende, con el aprendizaje en pie, se consiguen mejores resultados.

En materia deportiva esto es una prioridad que muchos no alcanzan a identificar y se ciegan en el caso de ganar, ganar y ganar, sin haber siquiera experimentado en la intentona, adquirir inteligencia que en la praxis dará lo deseado, para esos incautos solo el factor sorpresa por momento, es lo que les impulsa a más y se olvidan de las distintas maneras ejecutorias del éxito. Esto es, de manera individual, el deportista acuña todo su potencial en la preparación para ciertos logros, en cuyos casos tiene vigencia y fecha de caducidad, cuando los alcanzan la experiencia es inevitablemente sublime y excitante, más, muchos como el boxeo se quedan hasta ahí y son pocos, muy pocos quienes acumulan mejores dividendos. Estos casos son factores fundamentales de la proyección y visualización que tienen desde niños con la fe inquebrantable de salir adelante a pesar de las adversidades, al boxeo se le suman un montón de disciplinas de orden individual que son trampolines para la gran mayoría en alcanzar un logro mayúsculo que les alcance en la vida. Mientras tanto, en los deportes de equipo, el riesgo es altamente proporcional a las aspiraciones de una institución, sea cual sea la disciplina porque en eso va implícito el planteamiento, desarrollo y consolidación de muchos factores, principalmente el del ser humano en crecimiento constante, así que cuando se unen esfuerzos y alcanzan un bien, éste tiene que ser válido para todos los integrantes y que redunde en beneficio de la población. Eso es grandeza y visión, las aspiraciones, aunque tarden, por lo menos una vez en la vida se alcanzan, pero no hay que dejar de luchar y a veces hasta de sufrir y llorar, pero los resultados son satisfactorios y en los casos en donde se alcanzan aún o mejor dicho se tardan más de lo planeado, hay que tener mesura, calma y paciencia.
Y hoy viene a colación esto, porque en tierra de conquistadores, grupos empresariales-deportivos, asumieron un riesgo elevadísimo y totalmente arduo con la clara consigna de, en principio, no desfallecer, ni doblarse a la primera y, en cambio, hacer de esta primera intentona una muestra de que cuando se reúnen los elementos justos y necesarios, vaya que se puede fallar en cualquier latitud, pero jamás reprocharse el no haberlo intentado. He ahí el mérito de Grupo Orlegi, grupo mexicano y de origen lagunero interesado en ubicarse en espacios de otras dimensiones y por tanto apostaron también por el futbol español con su aporte directo en el Sporting de Gijón, para llevarlo a un plano superior del cual se encuentran. Las reacciones de aquí, allá, más allá y acullá, han sido diversas y dispersas; agradables, positivas, de reproche, algunas de insulto y desprecio, y otras de comprensión y unas más de maldición, pero saben qué, podrá caer gordo, mal o verlo muy mamón a Irarragorri y compañía, pero éstas andanzas y proezas no cualquiera lo hace y menos fuera del país, creo que lo rescatable es el ímpetu que se le imprime al trabajo y que encierra un mundo aparte en la lucha deportiva, económica y emocional para ascender a un equipo y seguir trascendiendo en todo nivel.

También destaco el caso de Jesús Martínez y Grupo Pachuca, allá en España igual con el Real Oviedo, equipo que después de 23 años aspira a regresar a la Liga, pero para que esto ocurra en lo deportivo, en la cancha, será este domingo cuando se mida ante el Espanyol y medir fuerzas. El parcial va 1-1 y seguramente habrá emociones descoyuntadas al máximo, pero lo han hecho las intervenciones de los empresarios mexicanos en el futbol español ha sido remover las ilusiones de la gente interesada para ubicar a sus equipos con la fiebre futbolera y elevar la calidad de las comunidades. Eso es lo que particularmente celebro y valoro, porque si bien en su momento lo hizo Vergara en Centroamérica y otros más, nunca se les reconoce, como digo, aunque sea el intento, porque insisto, aunque tarde un poco, siempre se saboreará la miel del triunfo y los altos logros.
Pásenla bien!!!