Lecciones aprendidas: lo bueno, lo malo y lo peor de las elecciones 2024

Después de un proceso electoral que los partidos políticos, candidatos y hasta el propio Instituto Nacional Electoral (INE), se encargaron de hacer eterno, muchos ciudadanos llegaron al 2 de junio cansados, confundidos, decepcionados y hasta enojados. Las propuestas fueron las grandes ausentes y la frase: “circo maroma y teatro”, ejemplifica lo que vivimos durante este periodo.

Fue el 19 junio de 2023, así es, aproximadamente hace casi un año cuando el partido Morena tuvo la brillante idea de comenzar sus recorridos por el país con el propósito de nombrar a esta figura que recién se inventaron: “Coordinador Nacional de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación”, en resumen; su candidato o candidata presidencial para el 2024 que oficialmente dieron a conocer en septiembre del año pasado.

Y como la oposición no se podía quedar atrás, el 26 de junio los líderes del PRI, PAN y PRD detallaron el proceso mediante el cual seleccionarían a esta figura que al igual que Morena, recientemente inventaron: “Responsable Nacional para la construcción del Frente Amplio por México”, lo que ellos quisieron decir es, su candidato o candidata presidencial.

Lo que hicieron las principales fuerzas políticas no puede volver a pasar, no podemos tener campañas de casi un año, pues, aunque dicen que no fueron preprecampañas ¿Entonces que fue? Estuvieron recorriendo todo el país promocionando a sus coaliciones y potenciales candidatos y ante un INE omiso, titubeante e incompetente para frenarlos, tuvimos que soportar en total, casi 12 meses de campaña electoral.

Como se mencionó anteriormente, propuestas muy pocas, insultos casi todos los días y la guerra sucia como estrategia para ganar votos se volvió una constante sin darse cuenta de que lo único que lograron fue hartar a una parte de la ciudadanía. Los debates que eran el espacio de diálogo, intercambio de ideas y exposición de propuestas se convirtieron en fábricas de memes. La organización en cuanto a la parte técnica, deficiente, los más de 40 millones de pesos que se destinaron para los tres debates presidenciales no hicieron que el INE fuera capaz de contratar una empresa seria que pudiera garantizar una transmisión sin mayores inconvenientes, para muestra un error tan básico como que el reloj para medir el tiempo de la participación de los candidatos no funcionara correctamente o que se cayera la transmisión para quienes lo seguían vía internet.

Por lo tanto, no está de más cuestionar ¿La organización de los debates debe contabilizarse en millones? ¿No hay manera de pensar en algo más austero? ¿Qué es lo que hace que se eleve tanto el costo? Esperemos que en algún momento los consejeros del INE se dignen en resolver estos cuestionamientos

 ya que de acuerdo con lo que se ve en pantalla, es incomprensible que los debates nos cuesten más de 40 millones de pesos, y digo “nos cuestan” porque recordemos que es dinero de las y los mexicanos.

Otro aspecto para reflexionar es la basura que nos dejan las campañas, millones de pendones, espectaculares, lonas y otros materiales publicitarios hechos de plástico que desde el primer minuto que se acaban las campañas se convierten en vil basura que reflejan un derroche innecesario de dinero, y en un momento en el cual se pugna por la conciencia ambiental es imperdonable que se continúe con esta manera de promocionarse toda vez que, gran parte de los plásticos utilizados tardan cientos de años en degradarse. Lo anterior obliga a organismos electorales, partidos políticos y a la sociedad en su conjunto a diseñar una forma de hacer campañas libres de tanta basura electoral.

Para terminar, los partidos deben reformarse, volver a la formación de cuadros para no estar reciclando a los mismos impresentables una y otra vez, levantar el cascajo de otro partido y pretender mostrar como “blancas palomas” ya no funciona, los ciudadanos ya no les creen. El “chapulineo” electoral se llevó al extremo y hasta el último momento se aprovechó para dar un triple salto mortal de un partido a otro, tal es el caso de Alejandra del Moral, esta mujer priista que era señalada como mentirosa y corrupta por parte de MORENA y resulta que de la noche a la mañana Claudia Sheinbaum se dio cuenta que tenían “más coincidencias que diferencias” y unos días antes de las elecciones pasó a las filas de este partido. Hoy rojo, mañana verde y pasado guinda, no hay coherencia, principios y tampoco vergüenza.

Estas alianzas o Frankenstein electorales que hicieron con el único objetivo de sumar votos confunden a la gente, para un sector de la población el PRI y el PAN eran antagónicos, se votaba por un partido o por otro, pues las causas que se defendían eran distintas y ahora resulta que son lo mismo. El Partido Verde ha sido acomodaticio, desde sus inicios vende su apoyo al mejor postor. Ahora bien, como consecuencia de estas indefiniciones y combos indeseables, el PRD se encuentra en peligro de extinción al no lograr el porcentaje mínimo de votación.

Lo bueno de este proceso electoral fue la participación de la gente. Lo malo, las fallas y contradicciones del INE durante el proceso electoral y que no tuvieran la capacidad de procurar mejores condiciones para la gente que quería votar en el extranjero. Lo peor, los mensajes y discursos de odio por parte de los políticos y el asesinato de las y los candidatos durante la contienda.

Tomemos nota, aprendamos de nuestros errores y hagamos de cada proceso electoral un mejor ejercicio. Las elecciones quedaron atrás, momento de ver hacia adelante. Esperemos que los nuevos representantes no se olviden de los ciudadanos y que gobiernen para todos; para quienes votaron por ellas y ellos, y también para quienes no lo hicieron.