A hacer conciencia este 2 de junio
Por: Jesús Humberto López Aguilar
La Jornada Electoral ya planea sobre todos los mexicanos. Un domingo diferente para los ciudadanos de este bendecido país, en donde, poco más de la mayoría, pone un alto al fluir de su existencia para depositar una papeleta en una urna. Se dice fácil lograr que eso suceda, pero detrás de aquellas carpas blancas resguardando funcionarios y mamparas, existen dos elementos que deben de permear en la conciencia del ciudadano indiferente.
El primero de ellos gira en torno a las décadas de gobiernos abusivos y autoritarios que generaciones de jóvenes e intelectuales trataron de contener a través de la libre expresión. Pareciera ser que las sociedades humanas son el niño que asiente con desinterés a la pregunta de su profesor sobre si entendió el tema visto en clase. En nuestra realidad, la Historia es ese maestro poco apreciado y nosotros, ese niño que no se inmuta ante los arranques antidemocráticos del titular del poder ejecutivo y de la candidata que busca reemplazarlo en dicho cargo. Ya no sería tan descabellado pensar en regresar a soluciones propias de sociedades primitivas que incluyan rituales o métodos espartanos e inflexibles para hacer que las nuevas generaciones valoren las acciones y logros de los que les precedieron.
Delirios aparte, el segundo elemento es el trabajo del engranaje electoral que se ha buscado perfeccionar a partir de los logros de las generaciones de finales del siglo pasado. Es una labor exhaustiva y titánica que inicia desde el año anterior a la elección, oficialmente, desde el primero de septiembre del año referido. Es una multitud de actividades que van desde la contratación de los capacitadores asistentes electorales hasta la entrega de los paquetes electorales a estas mismas figuras para su posterior distribución a los presidentes de mesa directiva de casilla, los famosos funcionarios. Los integrantes de las Juntas Locales y Distritales trabajan de manera ininterrumpida a medida que se acerca la fecha de la Jornada Electoral. Con mencionar que la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales establece que, en Proceso Electoral, cuya duración es de casi un año, todos los días son hábiles, sin importar si es fin de semana o día festivo, es posible darse una idea de la carga de trabajo que los cinco vocales que integran estas delegaciones y subdelegaciones del Instituto Nacional Electoral, así como sus respectivos colaboradores, tienen sobre sus espaldas.
Es por estas dos características, por lo que resulta verdaderamente lamentable que un ciudadano responda que no va a votar porque no cree en las elecciones.
Es cierto, el perfil de los candidatos es lamentable y aquellos que pudieron demostrarle a este segmento resentido de la población que eran diferentes, decidieron entrar en el mismo juego sucio, al utilizar la desacreditación y el reparto de culpas como fórmula para ganar simpatizantes.
Es difícil saber con precisión cuando el ideario colectivo comenzará a apuntar a la principal causa de la desorganización e intolerancia que existe a lo largo y ancho de las relaciones humanas intergrupales: la continua diversificación de los valores morales de la sociedad.
Con una universalización de ellos, las perspectivas de los individuos serían mucho más afines. Entonces, la democracia dejará de ser una confrontación entre puntos de vista para convertirse en la construcción y enriquecimiento del punto de vista definitivo.
Sin embargo, mientras eso no suceda, es imperativo voltear a ver a nuestro presente inmediato para caer en cuenta de que no hay otra alternativa que la participación. Si bien, ninguno de los candidatos ofrece un proyecto de nación que contemple las necesidades inherentes a nuestro tiempo y contexto, bien vendría hacer uso del privilegio que hoy gozamos para hacer válidos nuestros ideales, cualquiera que ellos sean, siempre y cuando clamen por la tolerancia, el respeto y la unidad.
Entre los contendientes al puesto de elección popular más importante del país, la candidata del partido oficialista es la que, de manera muy evidente, aboga por todo lo contrario a estos valores. Sin ánimos de augurar un desenlace fatalista, ponderemos lo que está en juego en 2 de junio.
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