In memoriam

Vitálico Silva López

Laura Castillo García

Vocera del Movimiento Antorchista en el Estado de México

Recordar a los camaradas caídos que dedicaron los mejores años de su vida a la construcción de un México mejor, es para el Movimiento Antorchista un acto de agradecimiento no sólo por los aportes que dieron a la lucha social y a miles de mexicanos, sino porque son ejemplo de que en el mundo hay hombres y mujeres buenos, generosos y honrados que trabajan y luchan todos los días de su vida a fin de lograr un México equitativo y solidario.

Hoy en Antorcha recordamos a nuestro querido camarada Vitálico Silva López, profesionista, inteligente y sensible, quien dedicó la mayor parte de su vida para que los mexicanos más vulnerables alcanzaran una vida digna..

En abril del año 2010, Vitálico perdió la batalla frente a una terrible enfermedad que le arrancó la vida a la edad de 32 años, lo que causó gran dolor no sólo en el corazón de sus familiares, sino también en los de miles de antorchistas porque conocieron su entrega a la causa.

Vita, como le decíamos de cariño, nunca se doblegó ante los terribles dolores que le causaba la enfermedad, por lo que como vocero del Movimiento Antorchista del Estado de México, siempre estuvo al pendiente de lo que sucedía alrededor de la organización, ya fuera para defenderla de ataques y calumnias o para difundir su ideal de construcción de una patria más justa para la clase trabajadora del país; por eso camino inmensos caminos rurales para brindar apoyo, asesoría y educación a miles de campesinos del Estado de México y de Querétaro; también trabajo con grupos urbanos vulnerables que buscaban un terreno para construir sus casas o que solicitaban servicios urbanos básicos a las autoridades municipales o estatales.

Durante los últimos 17 años de su vida, esas fueron las actividades que diariamente realizó Vitálico Silva López, quien nació en Chapultepec, una comunidad de Chalcatongo de Hidalgo, Oaxaca, de las más marginadas de ese estado, en donde desde pequeño vivió la pobreza y, por lo mismo, experimentó en carne propia los sufrimientos que viven los mexicanos más vulnerables del país.

En 1993, llegó al municipio de Tecomatlán, Puebla, para ahí estudiar su bachillerato, dado que su tierra natal no le ofrecía esa oportunidad. Ahí, en Tecomatlán, Vitálico conoció al Movimiento Antorchista y, al poco tiempo, se unió a las filas antorchistas, en donde militó por 17 años.

Vita murió a los 32 años víctima de una terrible enfermedad que fue atendida con los mejores médicos de México, pero que finalmente su organismo no resistió.

Nuestro camarada fue un hombre fiel a sus convicciones políticas. Hasta el último momento de su vida luchó por un mundo mejor para los mexicanos y, aunque sabía que él no llegaría a verlo, tuvo la convicción de que sus camaradas antorchistas seguirían la lucha que él había abrazado desde su juventud.

Aquí estamos Vita, a 17 años de haberte perdido, continuamos con la lucha que hiciste tuya y, a pesar de todas los obstáculos y dificultades que nos imponen los enemigos del pueblo y del progreso, seguimos luchando para alcanzar un mundo mejor para todos. ¡Te saludamos camarada!

Algún día nuestros caminos volverán a juntarse y, cuando eso suceda, te veremos con la frente en alto porque también lucharemos hasta el último segundo de nuestra existencia, así como tú y otros camaradas lo han hecho.