POLÍTICA AMBIENTAL

PRONÓSTICO DE LA TEMPORADA DE HURACÁNES

Cómo lo he mencionado en mis conferencias, nuestro país tiene una gran variabilidad hidrológica, pues el régimen de lluvias depende fundamentalmente de los “frentes fríos”, los huracanes y la topografía de sus serranías. Si se observa un mapa del mundo, México se ubica en la misma latitud donde se ubican los grandes desiertos del planeta como el desierto del Sahara o la península arábiga, por lo que los responsables de las actividades productivas, los tres ámbitos de gobierno y los cuerpos de protección civil, siempre están atentos a los pronósticos sobre los fenómenos que causan lluvias en nuestro territorio.

En promedio se presentan en nuestro país 60 frentes fríos, siendo una cantidad estable a través del tiempo, aunque por la desaparición de los casquetes polares se estima que serán menos y por lo tanto se tendrán menos lluvias del tipo frontal.

El proceso de generación de huracanes es más complejo. La clave para la formación de cualquier ciclón tropical (conocidos como huracanes, tifones o ciclones según su ubicación) es la combinación de temperaturas oceánicas cálidas y la ausencia de lo que se conoce como cizalladura del viento (cambio en la velocidad del viento por altura en la atmósfera).

La cizalladura del viento se produce cuando el viento cambia de dirección y velocidad a diferentes alturas de la atmósfera. Esto afecta a los ciclones tropicales, porque a estas tormentas les gusta que sus estructuras nubosas suban directamente a la atmósfera. Pero cuando hay mucha cizalladura, cuando los vientos cambian de dirección y altura, las nubes se desploman y no pueden crecer en línea recta. Esto impide que los sistemas tropicales se intensifiquen.

Los huracanes necesitan que el agua superficial esté a una temperatura mayor a  26° C. El agua caliente y el aire caliente que se encuentra justo encima de ella, proporcionan el combustible para la tormenta. A medida que el aire caliente se eleva, crea un sistema de baja presión bajo el huracán, hacia el que se precipita más aire caliente, permitiendo que la tormenta siga creciendo.

Sin embargo, la intensidad de una tormenta depende en mayor medida del calor contenido en los primeros 100 metros de la columna de agua del océano. Si el agua es muy poco profunda, se agitará y tal vez suba algo de agua fría, pero si hay una gran reserva de agua cálida, la tormenta seguirá sacando agua, por lo que es importante monitorear la temperatura del mar en diferentes puntos para poder estimar la actividad ciclónica y se ha visto que la temperatura en una región del mar frente a las costas de Perú tiene una relación directa con la cantidad de huracanes.

Durante periodos que oscilan entre tres y siete años, las aguas del Pacífico tropical central y oriental se calientan y enfrían alternativamente como resultado de un patrón climático recurrente llamado El Niño-Oscilación del Sur (ENOS). Durante El Niño, las temperaturas de la superficie del mar en el Pacífico oriental aumentan, y esas temperaturas más cálidas afectan a la trayectoria de la corriente en chorro del Pacífico, que a su vez trae un clima más seco y cálido al norte de Estados Unidos y Canadá, y condiciones más húmedas a la costa del Golfo y el sureste. El Niño también reduce la probabilidad de que se formen huracanes en el Atlántico porque genera más cizalladura del viento y suprime la actividad ciclónica. La Niña tiene el efecto contrario, reduce la cizalladura del viento y favorece la formación de huracanes.

Con base en lo anterior, el investigador Phillip Klotzbach de la Universidad de Colorado, pronostica que para el océano Atlántico se tendrán 23 tormentas con nombre, de las cuales 11 serán huracanes y 5 llegarán a una categoría de tres o más, siendo una actividad de casi el doble del promedio histórico. También los meteorólogos indicaron la probabilidad de que un huracán toque tierra durante la temporada de este año: 62 % para toda la costa de Estados Unidos, 34 % para la costa este de Estados Unidos, 42 % para la costa del Golfo de México y 66 % para el Caribe.

PIENSA GLOBALMENTE, ACTÚA LOCALMENTE

El martes 9 de abril se cumplen 100 días sin lluvia en el Estado de México, casi la tercera parte del año, con una importante merma en los escurrimientos de agua superficial y abatimiento de los acuíferos. Debemos de cuidar y hacer buen uso de la poca agua que disponemos. Por ahí nos vemos. Recuerden #SalvemosOjuelos.

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