EL VALLE DEPORTIVO

El ser humano nace mitad ruindad y mitad indiferencia. “Ensayo sobre la ceguera” José Saramago.

Vaya si el mundo está loco. Mientras que en un estadio y campo de futbol en Turquía una horda se desborda de la tribuna para profanar el terreno de juego en busca de jugadores para iniciar una batalla campal que, afortunadamente no terminó en desgracia, pero que demuestra lo irracional que algunos desadaptados generan llegando incluso a arrasar contra quien sea, fanatismo puro, jodido e irremediablemente real. En el cono sur, en Argentina, un jugador tuvo que ser asistido por el cuerpo médico y de emergencias para salvarle la vida, ante el desvanecimiento que padeció apenas pasados los 25 minutos de acción durante un partido de balompié, mismo que tuvo la inmejorable decisión del colegiado al suspenderlo y lanzar un sonoro: “primero el pibe, primero la vida, después todo lo demás…” En la duela de la NBA encontronazos entre jugadores y coaches, que se lanzan con manotazos y una serie de linduras que sale de sus bocas, origina que hierva cualquier escenario en la unión americana; en México, no somos la excepción, pasamos en un santiamén de la desgracia a la alegría y viceversa, en un chasquido vamos de lo sublime a lo ridículo y lo peor de los casos en ambos escenarios se vitorean como si fueran actos dignos y permisibles, situaciones que impactan en la afición en cuyo caso, los más congruentes no sólo dejan pasar eso sino que hacen una evaluación y transforman esos momentos por una mejor y sana convivencia; en cambio, los peculiares ejemplares de la incredulidad y amantes del caos, buscan y aprovechan cualquier tiempo para seguir descoyuntados y generar más polémica -de menos- con la clara consigna de demostrar signos inevitables de, según ellos, superioridad, pero el complejo con el que se muestran en todo momento, hace referencia [al proceso psicológico por el cual determinadas personas intentan focalizarse y destacar sus cualidades positivas como un mecanismo de defensa o compensación hacia sus cualidades menos deseables] es decir, los signos de autodefensa van permeados por el elevado grado de la condición socio-cultural en sus entornos, luego entonces, el común denominador es a confrontación y la violencia, incluso a cualquier nivel y estándar.

Con lo anterior, a pesar de que hemos sido testigos y seguimos viéndolo en cualquier parte y en cualquier lugar, así como en el deporte que sea, la realidad nos traspasa y define lo complejo que puede ser adaptarse, rehacerse y conducirse de mejor forma. Para algunos la ausencia -en todo sentido- es signo de temporalidad y/o espacio, pero la verdad es que rompe y genera fastidio, hartazgo, por ende olvido; al mismo tiempo abona para alejarse, romper con el sistémico formato de esperar el “cambio” y en esto pueden pasar los años y la vida sigue sin que se presente, más bien, fieles a la incongruencia, miedos, temores, rencores, traumas, etc., el rumbo trazado es el avanzar a costa de lo que sea, de quién sea y cómo sea, sin importar ni las condiciones ni las consecuencias. Eso se llama incoherencia, y así cómo en las disciplinas deportivas existe esto, en los medios no nos salvamos. Existen esos mamertos, gritones de la Lotería, lectores de guion, olvidadizos, etc., que por azares del destino han gozado del gran privilegio de “trabajar” en la fuente, pero que han creído que son los mesías y tienen el don y precisión de sus actos, pensamientos y palabras, craso error, porque mientras sigan vociferando como si se sintieran un espécimen engendrado entre la aleación de Tarzán-Superman-Capitán América-Hulk-Mandela-Gandhi- etc., y el que me digan, aludiendo que tienen la razón absoluta y verdadera, lo único que generan es animadversión generando crisis en el sector para impactar de manera negativa en la población. Una vez -quizás cientos- me dijo mi padre que en primer lugar debía ser un tipo bien nacido y agradecido toda la vida, facultades que a pesar de los errores cometidos, permiten una revolución positiva en primera persona y por consiguiente en los demás. Me enseñó que uno de los mejores aportes es la educación y el trabajo honesto, limpio, pulcro, tenaz y sin dañar a nadie, porque eso genera tracción de la buena y abre puertas, incluso a lo desconocido y más deseado; que no hay que pasarse la vida ni ofreciendo y ni pidiendo disculpas, sino produciendo bonanza y bienestar; que el orgullo es terreno firme cuando se desvincula de la ofensa y la agresión; que el reconocimiento personal es nada comparado con el que define a las personas que más te han enseñado en la vida y qué, por quiénes en un momento determinado avanza uno en la dirección correcta, sin olvidar, jamás, ser agradecido; que el valiente muere hasta que el cobarde quiere; que lo cortés no quita ni lo valiente ni educado; que los guantes de boxeo, solo se utilizan en el ring y el guante blanco es caudal de enseñanza-aprendizaje.

El ejemplo anterior, también, estriba en aquellas irreverentes letras de unos cuántos donde despotrican y escupen al cielo; lo mejor, aquellas respuestas -cuando son necesarias- por eso de que la inteligencia calla y también por educación, empero, chequen y deduzcan: […problemas de neuronas cansadas…dignidad, credibilidad, honestidad, lealtad, humildad, congruencia, gratitud, educación e inteligencia…qué vergüenza pasar a la historia y ser recordado por la falta de todo esto…] Se sabe, suscribo, confirmo, y me sumo a esta gran respuesta, porque al final del cuento, los años no pasan en balde, y la canas son de experiencia no de ganas y sí, soy un agradecido perene. Gracias totales por leerme.

Pásenla bien!!!