Y vivieron infelices por siempre……

 

En el mundo “ideal”, una niña a los 11 o 13 años, debería ir a la escuela, jugar, ver caricaturas, reír y disfrutar de estas cosas que solo se viven en la niñez. Sin embargo, la experiencia de vida de las infancias es diversa, desde quienes tienen una etapa de ensueño, quienes lamentablemente son víctimas de explotación infantil en sus múltiples modalidades, hasta llegar a una práctica deleznable a nivel mundial; el matrimonio infantil.

En muchas regiones de nuestro querido México, caracterizado por su diversidad y multiculturalidad, existen municipios donde las niñas son intercambiadas por una vaca y dos cartones de “caguamas”. En otros casos se habla de 30 mil y hasta los 150 mil pesos ¿Por qué? Porque en nombre de “los usos y costumbres”, las niñas son víctimas de estos arreglos entre adultos, quienes reducen la vida de una persona al nivel de una mercancía.

Es trágico y desolador que en pleno 2024, existan regiones del país donde el matrimonio infantil es una práctica recurrente y normalizada. Una vez más, las mujeres cargamos con la peor parte, pues en contra de la voluntad de las niñas, alguien más decide lo que puede considerarse el peor futuro posible al cambiar los libros y los juguetes por un embarazo y una vida de esposa, a la cual, a los 13 años o menos, no se puede estar preparada. Esto, no puede ser visto como “usos y costumbres”, son abusos y costumbres que deben parar, pues la violación a los derechos humanos de la niñez se realiza de manera descarada y las autoridades responsables de intervenir en el tema, no hacen nada o no hacen lo suficiente.

Desde hace décadas se debió cuestionar con mayor ahínco el tema del matrimonio infantil, ya que a cientos de mujeres les han destrozado la vida al obligarlas a casarse cuando apenas son unas niñas. El reconocimiento a los pueblos indígenas es una deuda pendiente que como sociedad tenemos, no obstante, bajo los límites permitidos se deberán respetar sus usos y costumbres, es decir, toda vez que no se transgredan los derechos de terceros, pues la constitución es clara al señalar en su artículo 1° que todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en la Constitución y en consecuencia, el Estado deberá prevenir, investigar, sancionar y reparar las violaciones a los derechos humanos, en los términos que establezca la ley.

Asimismo, el artículo 2° es claro al señalar que se reconoce y garantiza el derecho de los pueblos y las comunidades indígenas a la libre determinación para aplicar sus sistemas normativos, siempre y cuando se respeten las garantías individuales, los derechos humanos y de manera relevante, la dignidad e integridad de las mujeres, situación que no se ha cumplido.

El matrimonio infantil despoja a las niñas de su infancia y pone su vida y su salud en peligro. Las niñas que contraen matrimonio antes de cumplir los 18 años, corren un mayor riesgo de sufrir violencia doméstica y tienen menos probabilidades de seguir asistiendo a la escuela de acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia —en inglés Unicef— que provee ayuda humanitaria y desarrollo a la niñez y madres en países en desarrollo.

La senadora Geovanna Bañuelos De la Torre, una de las principales impulsoras de la reforma para prohibir el matrimonio infantil en el país, señaló en días pasados que, en localidades de Estados como Oaxaca, Chiapas y Guerrero, solo por mencionar aquellos lugares donde está mayormente acreditado el matrimonio infantil, persisten prácticas que atentan contra toda libertad de decisión y quebrantan los derechos humanos elementales de mujeres y niñas. En Guerrero, por lo menos 300 mil niñas han sido vendidas para matrimonio de acuerdo con esta senadora, quien argumenta que desafortunadamente no se cuenta con información y estadísticas para determinar este delito en otras regiones del país donde sucede.

En este orden de ideas, cabe señalar que en marzo de 2023, el Senado de la República aprobó la penalización del matrimonio infantil con penas de prisión de 8 a 15 años, pero si la víctima es integrante de una comunidad indígena o comunidad afromexicana, la pena será de entre 12 y 22 años.

A lo anterior, se suma la iniciativa de reforma al artículo 2° para prohibir el matrimonio infantil y establecer o reafirmar que las comunidades y pueblos indígenas tienen derecho a regirse por usos y costumbres, pero por encima de ellos, está el interés superior de la niñez. La aprobación por parte del Senado se dio el pasado 13 de febrero y prohíbe el matrimonio infantil en todo el país, en especial en pueblos y comunidades indígenas. El dictamen fue remitido a la Cámara de Diputados para su análisis y votación.

El matrimonio infantil es una violación inadmisible a los derechos de niños, niñas y adolescentes. La reforma “se escucha bien”, no obstante, hace falta que nos expliquen cómo será su implementación, cómo se habrá de evitar que a partir del cambio en la constitución, esta práctica se elimine. Cuál será el protocolo de actuación de las autoridades a distintos niveles. Estas son las preguntas que es necesario responder, de otra manera lo único que cambiará será el papel, pero en el día a día todo se mantendrá igual.

Este, es uno de tantos temas en los que los legisladores debieron ponerse a trabajar desde hace años, pero precisamente trabajar es algo que no se les da muy seguido a pesar de ser problemáticas que trascienden o deberían trascender intereses partidistas. Actualmente, están más preocupados por ganar “un hueso” en el partido del color que sea, perdón, por obtener un cargo de representación, que por sentarse a discutir asuntos apremiantes y de interés general, que de ser analizados mucho pueden contribuir al mejoramiento de esta sociedad cada vez más frágil e indiferente con hechos que merecen toda nuestra atención.

En vísperas del día internacional de la mujer, las flores y las felicitaciones se las pueden ahorrar. Lo importante es tratar estos temas y buscar alternativas para la construcción de un piso más parejo para las mujeres y aplicar todo el peso de la ley a quienes hagan que las niñas y las mujeres vivan infelices por siempre.