El peor de los mundos
- Elva María Maya Marquez
- 21 febrero, 2024
- Columnas
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El lunes 9 de septiembre del 2019, es la fecha que a la saxofonista María Elena Ríos Ortiz, le cambió la vida al ser víctima de un ataque con ácido sulfúrico en su casa, ubicada en el municipio de Huajuapan de León, Oaxaca. En ese momento, María Elena tenía 26 años, a casi cinco años de este ataque, su agresor no ha sido sentenciado por una serie de omisiones y confabulaciones por parte del gobierno estatal y del sistema de impartición de injusticia.
Cabe señalar que María Elena sufrió quemaduras de segundo y tercer grado en aproximadamente 80% de su cuerpo, y estuvo hospitalizada cerca de tres meses en el hospital Aurelio Valdivieso de Oaxaca, para después ser trasladada al Centro Nacional de Investigación y Atención de Quemados, en la Ciudad de México. Las lesiones que la saxofonista recibió por causa del ataque han requerido varias cirugías, injertos de piel, y tratamientos dermatológicos, pues el ácido daño su rostro, cuello, brazos y piernas.
¿Cómo sucedieron los hechos? De acuerdo con el testimonio de María Elena Ríos, el cual retomo de una entrevista brindada al periódico “La Jornada” el 24 de febrero de 2020, la joven cuenta que el sábado 7 de septiembre de 2019, recibió una llamada preguntando cuando abriría su negocio relacionado con una agencia de viajes, ya que una mujer estaba interesada en tramitar su pasaporte, ante lo cual se agendó la cita para el lunes 9 de septiembre a las 10 de la mañana.
El lugar que manejaba como oficina, era la misma casa en la cual vivía con sus padres, al escuchar la puerta, abrió, era un hombre a quien describe con apariencia humilde quien llevaba una cubeta de aproximadamente 2 litros de acuerdo a lo que refiere, el hombre argumentó tener una cita a las 10 de la mañana, María Elena lo dejó pasar y preguntó dónde estaba su mamá, pues en la llamada para sacar la cita, le comentó que el pasaporte era para ella. El hombre le hizo saber que llegaría en 20 minutos, pero María Elena le comenzó a explicar cuál era el procedimiento para la reposición del documento, pues argumentó haberlo perdido. En ese momento, el hombre se levanta y comienza a vaciarle el ácido.
María Elena cuenta que, al principio llegó a pensar que era una broma, hasta que comenzó a sentir el ardor y vio cómo su piel se abría y “se caían los cachos de piel”, corrió hacia el interior de la casa donde se encontraba su mamá, le contó lo que había pasado y la abrazó, lo que también le ocasionó quemaduras en brazos y abdomen.
Al no contar con agua de manera inmediata en su casa, María Elena corrió a la casa de una vecina donde tomo una cubeta con agua, la cual aventó sobre su rostro, de manera posterior narra cómo es que los vecinos comenzaron a echarle agua en los brazos, pero ya se encontraban abiertos. La saxofonista de inmediato hizo saber quién era su agresor, pues sospecho de su expareja sentimental de quien recibía constantes amenazas antes y después de haberse separado de él, motivo por el cual infiere se negaban a recibirla en algún hospital público.
¿Quién es su agresor? Su nombre es Juan Antonio Vera Carrizal, quien inició su carrera como diputado local durante el periodo 2016-2018, propuesto por el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) aunque se integró a la fracción parlamentaria del PRI. Presidente municipal de Silacayoapan, presidente de la Unión de Gasolineras del Estado de Oaxaca, presidente de la Fundación Vera, director general de Corporativo Vera e incursionó en una empresa radiodifusora que está a cargo de sus hijas.
María Elena declaró que este hombre era un prestanombres, socio y alguien sumamente cercano al exgobernador priista Alejandro Murat (2016-2022), motivo por el que denunció que su caso lamentablemente no avanzó de manera pronta, por el contrario, de forma constante se enfrentó a una serie de obstáculos como la emisión de una ficha de búsqueda en la cual, la fotografía de quien se presume como autor intelectual —Juan Antonio Vera Carrizal—, no correspondía al aspecto físico que tenía en ese momento . Asimismo, tampoco se detuvo a su hijo; Juan Antonio Vera Hernández, quien también participó en el ataque y hasta el día de hoy, se mantiene prófugo.
Para el ataque a la saxofonista, Vera Carrizal habría contratado a un hombre llamado Rubicel Ríos, quien, junto con su padre, por 30 mil pesos llevarían a cabo el ataque con ácido. Ambos, fueron detenidos por las autoridades oaxaqueñas en diciembre de ese mismo año.
En la entrevista a la que se ha hecho mención con anterioridad, la saxofonista comenta: “siento que destruyeron mis sueños, que destruyeron mi vida (…) no tengo ganas de vivir así, no acepto estar en este cuerpo quemado y lastimado. Me duele cuando las personas critican lo que me pasó y no son capaces de comprender y actuar para que no se repitan estas cosas (…) me desconsuela que esto va a seguir pasando”.
María Elena describe su rostro como una cicatriz. Sus piernas, dice, “están ralladas” porque le quitaron piel para sus brazos, procedimiento que no tuvo éxito hasta que la trasladaron a la Ciudad de México, ya que durante el tiempo que permaneció en Oaxaca (tres meses), los injertos no funcionaron. Lo que asocia con una falta de preparación por parte del personal médico que la atendía.
Vera Carrizal fue arrestado el 6 de abril de 2020 y el 20 de enero de 2023, se dio a conocer que saldría de la cárcel para cumplir prisión domiciliaria debido a complicaciones de salud, decisión tomada por parte del magistrado Eduardo Pinacho y del juez de control Teódulo Pacheco. La medida fue impugnada por la defensa de María Elena y permaneció en prisión. Actualmente, se está en espera de la audiencia de debate la cual se llevaría a cabo el 27 de noviembre de 2023, pero fue reprogramada para el 11 de junio de este 2024. Lo indignante es que cada vez que se acerca la fecha de la audiencia, esta se pospone argumentando problemas de salud.
De acuerdo con el reporte “Hallazgos 2022: evaluación de la justicia penal”, realizado por la organización México Evalúa, el promedio de impunidad del país se mantiene en 96.3%, lo cual ayuda a comprender un caso como el de María Elena y el de la mayoría de las personas que realiza una denuncia, pues la constante se llama impunidad.
Hoy, aparentemente las mujeres debemos celebrar que el pasado 8 de febrero, la Ciudad de México se convirtió en el tercer Estado en aprobar la “Ley Ácida” o “Ley Malena”, la cual castigará la violencia ácida como tentativa de feminicidio. Con este fin se modificará la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia de la Ciudad de México y del Código Penal local, de tal forma que los ataques químicos podrán ser castigados hasta con 40 años de prisión.
Es pertinente destacar que con los cambios a la legislación serán considerados violencia ácida los ataques con ácido, álcalis, sustancias químicas, corrosivas, cáusticas, irritantes, tóxicas, inflamables, líquidos a altas temperaturas o cualquier otra sustancia que pueda provocar o no lesiones, ya sean internas, externas o ambas.
Es sorprendente que las mujeres deban sentir alivio porque si las atacan con alguna de las sustancias descritas, el delito estará reconocido y pueden denunciar, pero también se sabe que ello no implica que se haga justicia. En México, no se tiene un registro oficial de los ataques con ácido, no obstante, la Fundación Carmen Sánchez estima que en las últimas dos décadas hubo 28 ataques de este tipo.
Al día de hoy, María Elena es más fuerte, desde 2019 comenzó a levantar la voz y exigir justicia. Durante el trayecto han existido obstáculos, pero también logros, y en un México que no cuida a las mujeres, un México feminicida, no podemos celebrar que nos dejen de agredir, que nos dejen de matar, pero podemos “celebrar” la “Ley Ácida” o “Ley Malena”. El peor de los mundos.