¡Que poca agua!
- Elva María Maya Marquez
- 31 enero, 2024
- Columnas
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Más de 8 mil millones de personas a nivel mundial, una acelerada urbanización, incremento de actividades agrícolas para satisfacer necesidades alimentarias, uso de fertilizantes y plaguicidas, degradación del suelo, una irresponsable eliminación de desechos tóxicos por parte de la industria, y una falta de conciencias social en el uso cotidiano del vital líquido, son algunos de los factores que han provocado desabasto, sequía y cambios importantes en el ecosistema que afectan la disponibilidad del de agua.
La imagen romántica en la cual se pensaba en el agua que hay en el planeta y este se pintaba de color azul, actualmente debe ser modificada, aunque muchos siguen pensando que hay agua de sobra y es un recurso ilimitado. Si bien, más del 70% de nuestro planeta está cubierto de agua, alrededor del 97% es salada y únicamente entre el 2.5% y 3% es agua dulce de la cual, apenas el 1% está disponible para beber y cultivar los alimentos. Asimismo, de acuerdo con la UNESCO/ONU-Agua (2023), entre dos mil y tres mil millones de personas sufren escasez de agua en el mundo y de seguir como hasta ahora, esta escasez se agravará en las próximas décadas.
Es cierto que la escasez del agua puede ser considerada como un fenómeno natural, sin embargo, no se puede negar que también es un fenómeno inducido, pues las alteraciones en el clima que nos han llevado a temporadas de calor extremo, mucho tienen que ver con las acciones del ser humano. De igual manera, no se puede dejar de hablar de las grandes industrias, ya que mientras los ciudadanos padecen la escasez de agua, las actividades industriales acaparan los permisos para la explotación de este recurso, tal es el caso de refresqueras, cerveceras, armadoras de autos y empresas como Lala y Bachoco, solo por mencionar algunas, que en el caso de México, al año, llegan a concentrar un volumen superior a la capacidad de almacenamiento del Sistema Cutzamala; sistema hídrico que distribuye agua dulce para la población de la Ciudad de México y el Estado de México.
El agua es el centro del desarrollo sostenible y es fundamental para el desarrollo socioeconómico, para la producción de energía, de alimentos y para la supervivencia de los seres humanos. El agua es una cuestión de derechos, por ello, en 1977 la Organización de las Naciones Unidas, reconoció por primera vez el agua como un derecho humano y declaraba que “Todos los pueblos, cualquiera que sea su nivel de desarrollo o condiciones económicas y sociales, tienen derecho al acceso a agua potable en cantidad y calidad acordes con sus necesidades básicas”. Por su parte, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, señala que el derecho humano al agua es indispensable para vivir dignamente y es condición previa para la realización de otros derechos humanos. Es por eso que el agua debe tratarse fundamentalmente como un bien social y cultural, y no sólo como un bien económico. En México, el acceso al agua es un derecho humano reconocido en el Artículo 4º de la Constitución Mexicana, no obstante, la realidad muestra que este derecho se encuentra lejos de ser garantizado.
La crisis hídrica que existe en nuestro país, se encuentra dada principalmente por la desigual distribución de este recurso, y aunque las autoridades responsables lo saben, les resulta más sencillo y más rentable responsabilizar a los usuarios como tú y yo, por el problema del agua, antes que reconocer que la verdadera problemática radica en el enorme listado de empresas que cuentan con concesiones para extraer este recurso.
Es irónico y hasta contradictorio que se acuse a las personas de gastar mucha agua al bañarse o al lavarse los dientes, pero nadie piensa en regular las enormes cantidades de agua que utiliza una empresa como la Cervecería Cuauhtémoc Moctezuma, subsidiaria de Heineken Internacional, que, de acuerdo con el portal Serendipia, tiene permitido extraer al año 20.8 millones de metros cúbicos de agua. Un volumen equivalente a llenar 8 mil 333 albercas olímpicas con agua nacional cada año, gracias a los 14 títulos concesionados con los que cuenta. Esta cervecera opera marcas como Tecate, XX, Sol, Bohemia, Carta Blanca, Indio y Heineken, que en promedio, requiere de 155 litros de agua para llevar a cabo todo el proceso de producción de un litro de cerveza, más del doble que en el caso de los refrescos que requieren alrededor de 70 litros.
Lo peor de todo, es que el gobierno continúa otorgando concesiones sin la realización de los estudios necesarios para saber si es viable seguir con la extracción de agua en todo el país (evidentemente la respuesta es no). Con base en cifras de 2020, México cuenta con 653 acuíferos ¿Qué es un acuífero? formación geológica que acumula aguas subterráneas, de los cuales, el 42.11% (275) de los 653 acuíferos existentes en México fue declarado oficialmente sin disponibilidad de agua en 2020 de acuerdo con los datos de Conagua. Además, durante el mismo año, esos 275 acuíferos también se encontraban sobreexplotados, esto quiere decir que la extracción de recurso hídrico excedió en 10% el volumen de agua que pueden recargar de forma natural.
Un dato que llama la atención, es que en Guanajuato, la familia Fox goza de un cúmulo de concesiones que beneficia a empresas de los hermanos, hijos, cuñadas y sobrinos del expresidente, con vigencia de hasta 30 años, algunas se les asignaron cuando Vicente Fox fue Presidente y otras en la actual administración. De acuerdo con la autora de este reportaje; Daniela Barragán, sólo en San Francisco del Rincón hay registros de 18 concesiones para los Fox Quesada y sólo una de ellas ya caducó, el resto las han mantenido desde los años 90 y se terminan hasta el año 2029, por lo que en Guanajuato si a alguien no le preocupa el tema del agua, es al expresidente y a su familia.
Pero hay otro caso que no quiero pasar por alto, el de la exsecretaria de gobernación; Olga Sánchez Cordero, que de acuerdo con una investigación de la Organización “Agua para todos”, Cordero y su pareja tienen concesionados 2.7 millones de metros cúbicos de agua al año equivalentes a mil 80 albercas olímpicas. Con ese volumen riegan sus plantíos de nogales y cítricos para exportación en General de Terán en Nuevo León. Lo que nos lleva a pensar que el listado de políticos con alguna (s) concesión (es) de agua, puede ser igual de extenso como el de las empresas.
La crisis del agua no solo nos alcanzó, nos está rebasando. En últimas fechas, la escasez ha sido más frecuente en diversas regiones de nuestro país, y pagar una pipa de agua, es un lujo al que no todos pueden acceder, pero a su vez, el agua representa un recurso del que no se puede prescindir, pues se requiere para todas y cada una de nuestras actividades. Asimismo, se debe tener presente que existen lugares donde nunca han contado con este servicio y este “derecho”, al abrir la llave no hay nada, lo que implica recorrer grandes trayectos para conseguir agua de pozos o ríos, y mientras para algunos la falta de agua es un tema reciente, para otros, ha sido una constante a lo largo de su vida.
Un argumento falso y hasta hipócrita por parte del gobierno a todos los niveles, es querer cargar la mayor parte de culpa a las y los ciudadanos, es evidente que el problema no se resolverá si no se pone un alto a las empresas que utilizan grandes cantidades de agua y contaminan nuestros ríos, presas y lagos. Los esfuerzos individuales son importantes y también se tiene que reconocer que falta mucho por avanzar en el uso racional del agua, pero es obligado analizar el tema en su justa dimensión.
Finalmente, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2025 la mitad de la población mundial vivirá en zonas con escasez de agua. El panorama no es precisamente el más alegre, pero cada uno debe hacer lo que le corresponde, mientras tanto solo puedo decir ¡Que poca agua!