No hay indicios de atentado contra el fiscal mexiquense

Toluca, Méx.- La Fiscalía General de Justicia del Estado de México, dio a conocer que la ponderación inicial de los datos de prueba con los que cuenta hasta este momento, luego del ataque en contra del Fiscal mexiquense, José Luis Cervantes Martínez, entre ellos técnicas de investigación de cateo, no permiten establecer que la conducta desplegada por el agresor fue una acción consciente o dirigida en contra del funcionario.

La dependencia dio a conocer que, en los hechos donde resultó lesionado un integrante de la escolta del Fiscal mexiquense, se originaron cuando un convoy compuesto por dos camionetas, en las cuales viajaban el Fiscal de la entidad y siete elementos de seguridad, así como una motocicleta tripulada por dos elementos de reacción, todos ellos portando visiblemente indumentaria institucional, fue objeto de una agresión mientras circulaban con dirección de Toluca a la Ciudad de México.

Cuando fue interceptado por un particular que conducía un vehículo marca Jeep, submarca Grand Cherokee, modelo 2011, color negro mate, con vidrios oscuros y placas del Estado de México.

Y a la altura del municipio de Ocoyoacac, inició un seguimiento cercano y continuó en el mismo carril del convoy oficial, desde las inmediaciones del municipio de Ocoyoacac, y concluyó metros más delante de la bifurcación de las casetas de cobro hacia la Ciudad de México y La Venta-Naucalpan.

Al inicio de la agresión, el vehículo escolta que circulaba entre la camioneta del Fiscal General y la motocicleta, fue objeto de acercamientos peligrosos por parte del particular, de tal manera que los elementos de seguridad procedieron a realizar comandos verbales y físicos para alejarlo y desistiera de su conducta de riesgo.

Luego de que el vehículo particular, insistía en desestabilizar la unidad oficial, en respuesta, uno de los elementos de escolta exhibió de forma disuasiva el armamento que portaba, ante lo cual, el vehículo agresor impactó la unidad oficial, de manera violenta y en reiteradas ocasiones.

Los escoltas, advirtieron que el ocupante de la unidad particular exhibió un arma de fuego de alto poder de características “recortadas”, por lo que ante esta circunstancia, la escolta principal abrió fuego contra el tren motor del vehículo agresor, sin lograr inhibirlo.

Los tripulantes de los vehículos oficiales descendieron y lo conminaron mediante comandos verbales a detenerse y abandonar el vehículo. Sin embargo, el sujeto realizó acciones evasivas súbitas y violentas que pusieron en riesgo al personal que se apostó al frente y en la parte posterior del vehículo del agresor, por lo que procedieron a realizar detonaciones a la parrilla, motor y llantas posteriores con objeto de impedir que se evadiera y evitar que dañara a personas ajenas a los hechos.

De acuerdo a los protocolos en el uso legítimo de la fuerza, tal y como lo establece la ley de la materia, lo que permitió asegurar a Julio César “N” sin lesión alguna, no obstante que en todo momento opuso resistencia.

Para luego ser puesto ante el Agente del Ministerio Público de la Fiscalía de Asuntos Especiales, ubicada en la ciudad de Toluca, donde se le asignó defensor público y aun cuando se dio intervención a peritos para su certificación psicofísica y de lesiones, se negó a proporcionar las muestras necesarias.

Sin embargo, los peritos en medicina forense advirtieron indicadores clínicos de aparente estado de intoxicación.

Peritos en materia de criminalística de campo, encontrados al interior del vehículo que conducía el detenido un arma de fuego de tipo fusil con cargador abastecido con tres cartuchos útiles y tres casquillos percutidos, todos de calibre 7.62 x 39.

Y ubicaron una chamarra táctica, una cangurera color verde que en su interior contenía bolsas con presuntos narcóticos, diversas credenciales entre las que se identificaron algunas aparentemente apócrifas con logotipos oficiales, una manopla de metal tipo boxer, una botella de vidrio conteniendo bebida alcohólica, un arma corto contundente con filo de metal y mango de plástico negro, así como artículos diversos presuntamente relacionados con prácticas rituales.

Finalmente, la dependencia señaló que la distribución de los 31 impactos de arma de fuego de diversos calibres en el vehículo agresor, permite advertir que en ningún momento se pretendió lesionar a su conductor.