La narrativa se agota

Hace unos días leía un poco y veía un video en el que se expresaba el pensamiento de Byung Chul Han, respecto de la ausencia de narrativa en la vida actual, aplicado sobre todo a otorgar una breve explicación de la inmediatez de las redes sociales, puesto que se encuentran llenas de frases breves, de ideas, de memes, de información fácil de digerir que no conlleva a la posibilidad de que exista una narrativa, una serie de sucesos que indiquen más de lo que se presenta. Ahí es donde viene la emoción, el marco donde trabaja un escritor, un guionista y un director.

Todo ello se ha perdido, dice Chul Han, pero más que perdida se ha dejado por la preferencia de lo inmediato, por la novedad, sin embargo, esta narrativa se encuentra latente debido a que poco a poco se vislumbra una luz en el camino, pues existe un fenómeno innegable. Si bien los videos inundan las redes sociales con “shoots” de un viaje, de compras o de bromas sin expresar mas que sólo eso de manera simple, las películas ganadoras de premios y aclamadas por la crítica empiezan a ser más largas como La sociedad de la nieve que dura casi 2:30 horas, Oppenheimer que dura 3 horas o La Liga de la Justicia de Zack Snyder que dura casi 4 horas, cuando Casablanca duraba 1:42 horas, La sociedad de los Poetas Muertos duraba 2 horas o Superman con 2:23 horas. Claro aún esta el Padrino, Star Wars, Lo que el viento se llevó o La vuelta al mundo en 80 días que tienen una duración alrededor de 3 horas, pero antes sólo había narrativa sin convivir con la inmediatez de las redes sociales.

Las series se hacen cada vez más largas, con mucho más contenido, con mucha más complejidad, como Game of Thrones, Succession o The Soprano, sin contar nuestras series mexicanas de Juan Gabriel o José José que se ven infinitas por tantas temporadas de 20 episodios cada una.

Además también se ha perdido la narrativa de la música. Es innegable que la música se ha hecho inmediata, simple y sobre todo bailable, poco se sabe actualmente de las obras complejas o que duran más de los 4 minutos. Antes existían por lo menos dos grandes canciones que duraban mucho más de los 7 minutos, como Shine on your crasy diamond de Pink Floyd con sus 12 minutos o In-da-gadda-da-vida de Iron Buterfly con sus 17 minutotes, estas aún comerciales, puesto que en los años 70’s el pop (lo popular) estaba integrado básicamente por el Rock en todas su vertientes, debido a ello las grandes estrellas de Rock como John Lennon eran los “influencers” de la época, en donde a través de ellos se aprendió y propagó “el amor y paz”, en contra de la guerra, es decir, un narrativa sólida, continuada, con ideas, conceptos y emociones plasmadas en las canciones, cosa que en nuestros días no se ve.

Con esta analogía entre video y música, pretendo demostrar que estamos en un momento de transición del acaparamiento de “lo primero que se nos ocurrió”, simple y llano, sobre una nueva tecnología que propicia en todas sus vertientes la inmediatez del consumo visual. Así mientras seguimos experimentando con esta tecnología el gusto empezará a refinarse, con contenidos de mayor narrativa, con historia, con emoción y sentimiento, lejos del simple baile erótico.

Quisiera pensar que ese momento llegará pronto, aunque conforme a los gustos, no se ve para cuando. Daddy Yankee, Pit Bull, J. Balvin, Bad Bunny o Peso Pluma, son artistas que lograron generar un gran impacto musical pero que se agotan rápido puesto que atrás de ellos existen miles más experimentando con sonidos tratando de encontrar uno nuevo que le guste al público y que por fin permanezca.

Pienso que la narrativa se apoderará nuevamente de todo el consumo y de esta provendrán conceptos sociales innovadores, por lo que, la música se hará más larga con mayor contenido y mejores emociones.

Espero que sean tan optimistas como un servidor.