¡FELIZ NAVIDAD!

¡FELIZ NAVIDAD!

El tiempo pasa muy deprisa y ya estamos en la recta final para la Navidad. Es cierto que el ambiente lo envuelve de ese espíritu que lo cambia todo. Es tiempo de reencuentros y, sobre todo, de buenos deseos. Unos deseos que se han podido acumular a lo largo del año, pero que cobran más fuerza en esta época.
Precisamente, en la época más fría del año llegan las fiestas más cálidas, siempre y cuando seas de los que adoran todo lo que la Navidad lleva implícito. Extrañar a los que no están y ver los asientos vacíos conlleva una nostalgia que hace frente a la ilusión. Estos dos sentimientos encontrados provocan un terremoto de emociones en las que, quizás, haya que dejarse llevar por el corazón. Éste es la mejor guía para dar rienda, de verdad, a lo que sentimos. La sensibilidad puede estar a flor de piel, pero no podemos olvidar que hay que disfrutar estas fiestas con quienes de verdad nos quieren. La familia y los auténticos amigos valen oro y, por eso, no podemos perder la ocasión de gozar cada momento que estemos con ellos.
En la vida en un segundo todo puede cambiar y a escasos días de celebrar la Navidad tenemos que valorar todo lo positivo que este año nos ha dejado. Hacer balance es inevitable, pero como siempre digo, de lo malo hay que quedarse con lo mejor. Y lo mejor es abrazar a los que más queremos. Seguro que todos hemos puesto ya el árbol y el Belén, hemos comprado los turrones, polvorones, mantecados y demás dulces para preparar los días más entrañables. La banda sonora ha ido cambiando porque los tradicionales villancicos han dado paso a versiones más modernas. No descarto que más de uno coja la zambomba y la pandereta y se venga muy arriba.
Sin duda, arriba tiene que estar el ánimo porque la Navidad, como el resto de los días del año, es única y sólo por eso hay que vivirla para guardar en la memoria unos recuerdos muy amables. Las fotos, año a año, aunque pueden parecer iguales no lo son. Éste es, sin duda, uno de los mejores motivos para disfrutar y, por supuesto, para ser felices con los que nos quieren. Los que derrochan hipocresía es mejor que se queden con ella porque el año tiene trescientos sesenta y cinco días. Tengo claro que ser feliz es lo que cuenta y, por eso, aunque estemos en la época navideña hay falsedades que no tienen hueco en ella.
Sólo tienen hueco la ilusión, los deseos y los sueños por cumplir. Estos son el motor que nos mueve a superar las adversidades que el día a día nos presenta. Ya me gustaría una Navidad de trescientos sesenta y cinco días. Quizás nos iría mejor. En realidad es todo actitud y, sin duda, la autenticidad de las personas debería ser primordial y no envolver lo que no se es en un paquete especial por estas fechas.
Unas fechas que todos tenemos marcadas en el calendario. La Navidad nos guste o no es mágica. Cada uno de nosotros sabemos cual es el verdadero truco para que ésta sea especial. Seguiré escribiendo mi carta a los Reyes Magos y nunca faltará el deseo de ver sonreír a los míos. Su sonrisa lo cambia todo, porque la felicidad empieza ahí.
Y dicho esto solo me queda decir de todo corazón: ¡Feliz Navidad!