SER DEL ATLETI

Hace más de un mes volvió la Liga, ahora ha vuelto la Champions y el Atleti sigue siendo el Atleti. Hay cosas que no cambian, pero el sentimiento sin igual por los colores rojiblancos son intocables. Los colchoneros sabemos, porque lo sufrimos a diario, de lo que es capaz el equipo que dirige Simeone. Somos conscientes de que hasta que no se pita el final de un partido todo es posible, pero hemos comenzado a vivir en una montaña rusa de sufrimiento que es demasiado veloz para el mes en el que nos encontramos. Queda por delante mucha temporada y los corazones ya han infartado en algún momento. Quizás, haya que hacer un poco de autocrítica para ver como se afrontan los encuentros venideros. Es cierto, y eso no está en nuestra mano, que la fortuna también influye por no hablar de los que visten de negro, pero lo importante es ver en los nuestros a un equipo que se deja la piel en el terreno de juego.

Los colchoneros hemos demostrado que sabemos ganar, y lo más importante, que sabemos perder porque nuestros colores están por encima de todo. Eso no lo pueden decir otros equipos por mucho que intenten menospreciar al Atleti. En su día dijo Simeone que había que ir “partido a partido” y es cierto que vivir el presente y pensar en el día es, sin duda, lo que provoca que el trabajo tenga un objetivo claro. Además, ese futuro cercano llegará a ser el presente y habrá que vivirlo con la intensidad que se merece. De hecho, ese famoso lema ha calado en jugadores y entrenadores de otros equipos. Quizás el del Atleti no vaya tan desencaminado a la hora de afrontar los partidos. Eso sí, la teoría está clara y el espíritu también, ahora toca ver los resultados y sumar puntos. La afición anhela cantar los goles y darlo todo desde las gradas del Metropolitano o desde donde esté.

Pues dicho y hecho, y en el mejor escenario posible. En casa y ante el eterno rival. Ni uno ni dos, tres goles de cabeza para demostrarles a los merengues que el Atleti reina en su casa. Puede tener altibajos pero siempre derrocha coraje y corazón cuando los de Concha Espina se acercan al Metropolitano. La euforia se instaló en un ambiente que olía a fiesta. Eso es el Atleti. Deja recuerdos que no se olvidan, deja momentos grabados a fuego en el corazón. Nadie puede comprender nuestra forma de entender la vida, ni pretendemos que lo hagan. Los colchoneros somos así y sabemos disfrutar cada momento, cada gol, al igual que sabemos sufrir. Por eso, que no nos den lecciones porque cuando menos te lo esperas somos los rojiblancos los que las damos. Lo del derbi del domingo fue una master class ante quienes presumen de títulos, una lección de humildad que puede escocer, y mucho, pero que ya está grabado en los anales de esta Liga. La vida te enseña a golpes en muchas ocasiones y en el deporte rey lo hace a base de goles, de victorias y de derrotas. Está claro que los de Simeone supieron dar la batalla al Real Madrid. Ahora, es el momento de pedirles cabeza, nunca mejor dicho, para lo que queda de temporada.

Una temporada que no sabemos lo que nos depara. Lo iremos viendo y sufriendo, pero siempre con la cabeza muy alta. Siempre estaré orgullosa de mi Atleti y por eso, la mejor forma de concluir estas palabras es gritando con una sonrisa de oreja a oreja: “Aúpa Atleti”.