Los excesos de la UNAM
- Elva María Maya Marquez
- 28 junio, 2023
- Columnas
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La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ha destacado por ser de las mejores a nivel mundial, se coloca en el sitio 104 de un total de casi mil quinientas universidades evaluadas por el QS World University Ranking 2023, quien considera seis indicadores: reputación académica, reputación del empleador, relación de profesores a estudiantes, citas por profesor, proporción de profesores internacionales y proporción de estudiantes internacionales. Es la segunda mejor calificada de América Latina y el primer lugar del país, entre un total de 32 instituciones de educación superior que aparecen en el listado. Un verdadero orgullo nacional.
Por otra parte, la UNAM es la 32 mejor universidad del mundo, en relación con las metas de la ONU para el desarrollo sostenible. En su quinta edición, Times Higher Education, evaluó a mil 591 universidades de 112 países y califica 17 categorías relacionadas con los Objetivos del Desarrollo Sostenible como: Equidad de Género, Educación de Calidad, Acción Climática, Consumo y Producción Responsable, Cero Hambre, entre otras.
La UNAM forjó al primer mexicano ganador del Premio Nobel de la Paz: Alfonso García Robles. También fue la universidad donde estudió el primer mexicano en ganar el Premio Nobel de Literatura: Octavio Paz. En la UNAM estudio Mario Molina, premio Nobel de Química. Por la máxima casa de estudios también han pasado cineastas como el director Alfonso Cuarón y el cinefotógrafo Emmanuel Lubezki, quienes estudiaron en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC), organismo que pertenece a la UNAM.
La Universidad Nacional Autónoma de México, ha sido la escuela de la cual más presidentes de la nación han egresado: Pascual Ortiz Rubio, Miguel Alemán Valdés, Adolfo López Mateos, Luis Echeverría Álvarez, José López Portillo, Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari y Andrés Manuel López Obrador.
Ustedes pensarían que con 373 mil 340 estudiantes de nivel medio superior hasta posgrado y 42 mil 190 académicos, a Enrique Graue no le queda tiempo para nada más, pero se equivocan, pues el rector destina parte de su tiempo a presidir la asociación civil: “la Fundación de Asistencia Privada Conde de Valenciana, IAP”, esto, desde 2015, donde sus archivos contables revelan ingresos por 604 millones 183 mil 995 pesos tan sólo en 2022, una cantidad bastante fuerte para ser una asociación altruista. Lo anterior, de acuerdo con la investigación realizada por la periodista Nancy Flores.
Al contar con un registro de “altruista”, le permite no pagar impuestos y representa un negocio muy lucrativo para el rector, pues tan solo por cuotas de recuperación, el año pasado obtuvo más de 350 millones de pesos; por operaciones oftalmológicas, 207 millones; y además destinó 115 millones a la especulación financiera. Incluso, le alcanzó para pagar 5.4 millones a su órgano de gobierno, integrado por 13 personas. Un dato curioso es que las sedes de esta fundación se encuentran en las zonas más exclusivas de la capital: complejo San Ángel Inn, Polanco y ABC Santa Fe. El altruismo del Dr. Graue debería considerar zonas estratégicas para que quienes requieran atención oftalmológica y no cuenten con recursos económicos, puedan acceder a la noble labor que realiza.
Otro tema referente a la UNAM y que dio a conocer la revista “Contralínea” tiene que ver con las condiciones laborales; mil 200 trabajadores de 56 profesiones –entre ellos abogados, ingenieros, así como personal de intendencia, vigilancia o en labores de ayudantía. Muchos con estudios de posgrado, que incluyen especialidades, maestrías y doctorados, sin la mayor intención de ser reubicados. Ellas y ellos son parte de quienes han contribuido a que la UNAM se posicione entre las mejores universidades a nivel mundial, pero su condición laboral no escala como lo hace esta universidad en los diferentes rankings que la evalúan.
A pesar de que la normativa universitaria les protege para aspirar a promociones laborales acorde con sus estudios, no es más que eso, simples aspiraciones, pues en los hechos están condenados a permanecer en las mismas plazas con las que ingresaron a la Universidad, sin que importe la formación que la misma “máxima casa de estudios” del país les proporcionó.
Para concluir, hablemos del exconsejero del INE; Ciro Murayama, quien, tras 9 años de ausencia de la UNAM, regresó 2 meses a la vida académica y de manera sorpresiva, el pasado 16 de junio el Consejo Técnico de la Facultad de Economía, le aprobó un año sabático, no obstante, el artículo 58 del Estatuto del Personal Académico establece que por cada seis años de servicios ininterrumpidos (requisito que el exconsejero del INE no cumple), los profesores e investigadores ordinarios de tiempo completo gozarán de un año sabático. Es decir, separarse de sus labores durante un año, con goce de sueldo y sin pérdida de su antigüedad, “para dedicarse al estudio y a la realización de actividades que les permitan superarse académicamente”.
Como si lo anterior no fuera suficiente, le fue otorgado el nivel de estímulos más alto conocido como el Programa de Primas al Desempeño del Personal Académico de Tiempo Completo (PRIDE), con categoría “D”, lo cual significa que podrá recibir 105 % más del salario que percibía. Con el expresidente del INE; Lorenzo Córdova, compañero y amigo de Ciro Murayama, también se presentó una situación irregular cuando regresó al Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM, pues el Estatuto de Personal Académico sólo autoriza una licencia académica sin goce de sueldo de seis años como máximo, y el consejero se ausentó nueve años.
Mientras existe personal que continúa preparándose académicamente para aspirar a una mejor plaza, hay quienes sin mayor esfuerzo y violando todos los estatutos reciben los beneficios. La UNAM es un espacio donde se genera conocimiento y se discuten los grandes temas y problemáticas de distinta índole para generar y proponer alternativas de solución. Sin embargo, el nivel de opacidad y de corrupción con el que opera, al igual que algunos de sus integrantes, han manchado el nombre de un espacio que fue creado con ideales nobles centrados en la docencia, la investigación y la difusión de la cultura. La UNAM no es la que se ha excedido, son sus dirigentes, los cuales merecen rendir cuentas porque las tranzas monumentales que realizan, nada tienen que ver con la autonomía universitaria. Que no se confundan o intenten confundirnos.