LA DIGNIDAD DE LA PERSONA

Sacerdote Daniel Valdez García.
 
 

INTRODUCCIÓN
 
Decir persona es decir digno, es decir que es un sujeto que no se puede instrumentalizar. No es un medio, sino un fin en si mismo.
 
 
1.         DIGNIDAD IGUAL A VALOR
 
La obsesión por lo material y contingente pone de lado la trascendencia y lo espiritual, se olvida que el ser humano es un espíritu encarnado o un cuerpo espiritualízado; ni es pura materia ni es puro espíritu, la unidad es intrínseca, de tal manera que cuerpo inanimado o sea sin alma es cadáver, y espíritu sin cuerpo no es ser humano.
 
La inmensa mayoría de los seres humanos de las ciencias están de acuerdo en la dignidad humana, pero el debate continua sobre lo que se ha de entender con ello.
 
 
 
2.         DIGNIDAD Y CREACIÓN
 
La discrepancia ente la doctrina de la creación y la teoría de la evolución está totalmente superada. Hasta hoy en día la antropología nos ofrece tres especies que se mezclaron: el Pithecanthropus Pekinesis de Asía; el homo Neardenthalensis de Europa y el Australopithecus de África, dando como resultado de adaptación/evolución el Homo Sapiens Sapiens (Laluenza, 1999).  La genética nos dice que tenemos genes de las tres especies, pero sobretodo y lo más sorprendente es que tenemos genes de un solo varón y de una sola mujer, el ADN es la llave maestra de la evolución (Galton, 2002). 
 
La dignidad humana hace referencia al valor mismo del ser humano por el simple hecho de serlo y lo hace sujeto de derechos, deberes y obligaciones. 
 
Animales y humanos hemos sido hecho del polvo de la tierra (Génesis 2, 7 . 20; Proverbios  3, 19-21), hebreo אָ֗רֶץ, adam, tierra; adamah, hombre. Génesis 2, 23 precisará la diferencia entre varón Ish (hombre adulto) y mujer Isha (varona adulta). Cuya dignidad-valor estriba en haber sido hechos a «imagen y semejanza de Dios» (Génesis 1, 26), significa reflejar la belleza y perfección de Dios.
 
 
3. Dignidad humana y responsabilidad
 
La recta razón humana es capaz de comprender la dignidad humana y se concretiza en la capacidad de acatar la Ley Natural y la Ley Moral en orden a asumir las consecuencias de los propios actos y los de ejecutados en gremio.
 
El ser humano es responsable al tomar decisiones conscientemente y aceptar las consecuencias de sus propios actos. La responsabilidad es la virtud o disposición por la cual de manera habitual se asumen las consecuencias de las propias decisiones, respondiendo de ellas ante alguien. Somos nuestras decisiones, y vamos siendo conscientes de nuestra dignidad y responsabilidad de manera paulatina y gradual. Pero al ser inherente a la propia naturaleza en el caso de los concebidos y de los nacidos la sociedad y la Iglesia tutelamos su dignidad y sus derechos, asumiendo que deberán ir siendo conscientes también de sus deberes y obligaciones.
 
La dignidad no es un mero concepto, es la personas en sí misma. Por eso no debe ser un medio para nadie, menos para las instituciones, ni para la ciencia y mucho menos para los gobiernos. Cuanto más consciente se es de la propia dignidad más grande es la responsabilidad y el deber de cuidar de la propia y de los demás congéneres, incluso de los más vulnerables. Aunque una persona pierde su libertad, nunca pierde su dignidad.

Cada uno hemos de ser congruentes con nuestra propia dignidad, fe y conciencia. Por eso es que “la dignidad humana es el único instrumento que podrá remover el caos del mundo” (Rav Berg).