EL VALLE DEPORTIVO

Por: Pedro Eric Fuentes López

“Si el deporte es vida, cuidémoslo y estaremos cuidando nuestras vidas. Basta de violencia”: Marcos Gabriel Gómez.

Existen temas que por sí solos nos dan para tener una idea -más no una razón- de las condiciones por las cuales nos tropezamos muchas veces los seres humanos. En su mayoría, la inexperiencia y/o la falta de educación -de casa y de aula- merman en los argumentos para fingir que por un momento de “calentura” y precipitación, se dice, se hace, se piensa y ejecuta, cualquier tipo de violencia. A lo largo de los años con mucho sacrificio y un poco más de entendimiento, le he dado más valor a aquella frase de que: “…violencia genera violencia…” porque únicamente lo pensaba en forma física y verbal, pero hay un buen número de situaciones en las que, infortunadamente, a veces, todos, caemos y ese justo momento en que algunos asumimos la realidad y te haces a un lado y evitar ambas situaciones: que lastimes y/o que te hagan papilla. Y en el deporte y su alrededor no es la excepción, al contrario, es muy notorio en cada escenario, latitud y personajes involucrados.

Veamos el caso más sonado hasta hoy, al cierre de mi Valle Deportivo, aún no conocí una postura o un “algo” por el cátcher Will Smith de los EEUU, después del tremendo gesto de arrogancia, ignorancia y clara muestra de cero empatías, hacía el pelotero mexicano Randy Arozarena -nacido en Cuba- a quien claramente le mostró la clásica altanería que existe en el deporte mundial, donde no se respeta ni considera si en algún momento fueron compañeros o coincidieron en algún equipo. El desplante manifiesto, quedó grabado y marcado para la posteridad y en todo momento causó un impacto negativo en los presentes cuando en un video que circula en la web se aprecia el momento en el que el pelotero mexicano iba a su turno al bat y quiso saludar a su rival; sin embargo, el receptor de los Dodgers lo rechazó, acto que fue criticado en las redes, pues fue considerado como una grosería. Y aunque no era de sorprenderse porque esto pasa hasta en las “mejores familias”, si lo es el hecho de que involucre a uno de los deportes que consume mayormente a cierto sector de la población mundial y que, gracias a sus estandartes de ética, impera -bueno imperaba- en todo momento el saludo, así como el apretón de manos al término de la justa. No fue así y en cambio Arozarena, simplemente respondió con el bat, conectando tres hits, dos de ellos fueron dobletes productores de 2 anotaciones, pero lo que me ha sorprendido y dejado claro que el mundo es para todos, fue cuando alguien le consultó su opinión al respecto y muy a su estilo caribeño-mexicano, señaló que lo tomó como sólo un mal gesto de su ex compañero a quien le había dado gusto verlo, por eso decidió irlo a saludar, aunque no se preocupó que lo haya dejado con la mano estirada y mejor eligió responderle en el terreno de juego.

Lo mejor del caso en comento es que, al parecer ahí queda, pero no debe trascender porque esto origina que haya más desprecio y menos cultura deportiva, porque esto nos debe poner a reflexionar que el deporte como tal -y no hay que olvidarlo- trasciende todo tipo de barreras, bueno, es lo menos que pensar porque luego de lo que hemos visto, leído , sabido y estudiado, debemos seguir con y por el lado de la promoción de lazos comunitarios y sociales, paz, cohesión social, inclusión y salud física y mental. También contribuye a derribar estereotipos de género, que generan discriminación y violencia. Y no basta con que se presente ese caso en el terreno de juego, ocurre en todos, sino chéquense como Sergio Pérez, sufre de esto y un poco más por su escudería y su “compañero” aunque éste le rinda elogios.

En fin, en lo personal rechazo toda expresión de racismo y violencia deportiva, así como el no pasa nada y aunque es bien sabido aquello de que lo pasa dentro del campo se queda ahí, cada vez se presentan más actos que nos alejan de la simpatía y cercanía por el otro, cada vez es más frecuente ver imágenes de enfrentamientos sin ton ni son por la calentura, y entonces vienen a mí los momentos mágicos de entrenar la mente y evitar este tipo de situaciones y complejidades, porque además, dicho sea de paso, obliga a todos el involucramiento y la participación efectiva de clubes, federaciones y equipos en la prevención y erradicación de la violencia deportiva desde cualquier arista, situación que puede y debe marcar una gran diferencia al rescatar ese valor que tanta falta nos hace.

Afortunadamente, parece que son cada vez más las organizaciones deportivas que cuentan con protocolos para responder a situaciones delicadas, distintas y no dejarlas pasar en casos de abuso o violencia. Sin embargo, es clave que las instituciones deportivas pasen de los enunciados a la acción, que trascienda la corrección deportiva-social y den el ejemplo con acciones concretas. Hasta ahora no ha ocurrido y seguro estoy que tanto tú como yo, estamos a la espera de que ocurra ¡ya! y en México, ¡más!

¡¡¡Pásenla bien!!!