12 MILLONES

Padrón electoral 2023 en el Estado de México
Sacerdote Daniel Valdez García

 

La presente reflexión es fruto de nuestro primer día de Actualización Sacerdotal.

Se dice que el Estado de México es Capital electoral con 12 millones de votantes para este 2023, sin embargo los más ausentes han sido y parecen serlo los jóvenes, porque la política les parece ajena.

El principio rector es “Voto libre y razonado”, sin embargo es importante que tengamos presente la “lealtad de conciencia”, también se le llama “objeción de conciencia“, la cual es mucho más conocida en el ámbito de los profesionales de la salud, pero también está en el ámbito castrense, en la Marina, en la docencia y en muchos otros rubros de la vida. Estamos ante un verdadero desafío ético, y nos preguntamos: ¿hemos formado realmente a los católicos en la lealtad de conciencia?, esta sería la principal y más importante preocupación y ocupación, de tal manera que la religión no sea solamente doctrina aprendida, si no vivida y testimoniada de manera congruente y coherente.

El hecho de iluminar en aspectos de política, sin apartarnos del Principio de separación Iglesia-Estado, no exime a ningún católico ni ministro de culto a ser auténticos Promotores de la Cultura Democrática. La política, como búsqueda del bien común, es una expresión importante de la caridad cristiana. Quien se exime de ella se aleja empobrece la misión que Cristo ha confiado a su Iglesia.

De manera asertiva y resiliente, con caridad evangélica y samaritana, hemos de ser conscientes de que toda conciencia que no se forma se deforma. Así que todo buen católico que tiene una buena formación y educación en la fe tiene los elementos para discernir y para distinguir cómo va emitir su voto de manera libre y razonada; si Jesús es el gran defensor de la vida, de la familia, de la dignidad, de la integralidad y centralidad de la persona y de la comunidad expresada en fraternidad, ningún católico debe votar por candidatos que promuevan lo contrario a su fe, como es el caso del aborto, la eutanasia, la distanasia, la ideología de género, y de reducir al ser humano a un mero instrumento del aparato político.

La discrepancia, es la oportunidad no sólo para informar o para regañar de manera paternalista, si no para formar, para orientar, para conducir y para testimoniar el plan de Dios para todos, partiendo de este importante discernimiento y teniendo en cuenta que el número de pobres ha aumentado alarmantemente en México, que la calidad y dignidad de los servicios públicos van en detrimento inversamente proporcional al apoyo social indiscriminado.

La mejor sociedad democráticamente hablando es aquella que participa no sólo votando, si no emprendiendo y siendo socialmente responsables, así como procurando ante todo el bien común e incluyendo a las personas con diversas capacidades diferentes, así como generando oportunidades de escuela, trabajo de descanso y vacaciones garantizando no sólo los derechos humanos sino también los derechos ciudadanos, los derechos sociales y los derechos civiles que todos tienen como centro a la persona humana. Y ese es el punto de encuentro entre cristianismo y sociedad, entre gobierno y ciudadanía, pues sin auténtico humanismo no hay paz social.

Se trata además de ser vinculantes, sin ello los jóvenes no tendrán pasión por su patria, por la democracia y ni siquiera por la familia y el trabajo.

Iglesia y Estado se complementan cuando se respetan y suman esfuerzo en orden al bien social y común, no polarizando ni declarando enconos. Hoy más que nunca, antes de la creatividad pastoral está la responsabilidad pastoral y eso es parte de la lealtad conciencia, no sólo defendida sino vivida.