EL VALLE DEPORTIVO

Por: Pedro Eric Fuentes López

“(…) Después de muchos años, donde el mundo me ha dado muchos espectáculos, lo que finalmente aprendí con mayor seguridad sobre la moral y las obligaciones de los hombres, se lo debo al deporte, al futbol (…) Albert Camus”.

No he sido partidario de aquello de que en la guerra y en el amor, todo se vale; es más, de entrada, señalar guerra, es sinónimo de dolor, llanto, lamentos, pérdidas eternas, sellos que quedan en la mente y en las entrañas, sensaciones limitadas, emociones vacías, condición física sucumbida -en el mejor de los casos- pero sobre todas las cosas, una mirada llena de tanto sufrimiento escondida tras una amplia sonrisa y en ocasiones -muchas- de sonoras carcajadas llenas de gritos de esperanza o de un rescate que, casi nunca llega…o regresa, y por eso, a toda costa, incluso poniendo tierra de por medio, se debe y se tiene que evitar todo tipo que conlleve a dicho conflicto que no solo destroza, sino mata, incluyendo los buenos recuerdos, aunque éstos hayan sido los menos…He logrado compaginar algunas actividades profesionales con mis gustos, afinidades y pasión, por tanto, he conseguido lo mejor que te puede ofrecer y dejar el deporte: amigos, aquellos con quiénes puedes charlar apenas te saludes, y tejer conversaciones llenas de melancolía por el tiempo transcurrido, pero también con la gran satisfacción de que siempre el abrazo fraterno, antes y después de una justa, deja un espacio para la reflexión, el cambio, las modificaciones, aceptaciones, a menudo también los reclamos y la nada grata impotencia por no haber conseguido ser mejor que el otro, en ese día, tarde o noche. La calentura pasa y se transforman los pensamientos y se conjugan las emociones dando paso a la experiencia y saber que justamente el deporte en general, no es guerra, es comunión, es alegría y un dejo de tristeza, es alimentar el alma, esperanza, unión, pero, sobre todo, forjador de tan sublime paz que debe permear en todo momento. También, en las actividades deportivas los retos se acentúan y la realidad te sobrepasa y te otorga momentos de sabiduría para el siguiente día, te deja cultura para transformar mentes atrofiadas y llenas de rencor que, confunden la pasión con coraje, la risa con la burla, el roce con la agresión, y la lealtad con las artimañas, disfrazadas éstas -obviamente- para beneficio de un sector a costa de lo que sea, cómo sea y dónde tope. Eso también es una guerra sucia que empaña cualquier escenario y que divide opiniones y genera exaltaciones.

Por ello, una vez más rescato aquel pasaje que encabeza este Valle Deportivo, en cuyo pensamiento del filósofo y literato Albert Camus, pronunciado el 22 de enero de 1956 en la Conferencia organizada por el Movimiento Liberal en el Cercle du Progrès (Círculo de Progreso) de Argel, con el título “L’Appel pour une trêve civile” -“Llamada a una tregua civil”-, en pro de la reconducción pacífica del conflicto franco argelino, y tuvo tal impacto que, incluso, aquella disertación se publicó en 1958 en “Actuelles III, Chroniques Algériennes”, después de haber sido consagrado unos meses antes con el Premio Nobel de Literatura de 1957. Total que, la cavilación de Camus nos debe y tiene que ubicar a reconsiderar el deporte en general y en ésta ocasión en el fútbol -bien sabes que no me gusta escribir mucho de mi fascinación, pero hoy lo hago-, no sólo como una actividad deportiva más, sino como el entorno que nos puede brindar facilitadores de una Cultura física y deportiva, educativa, social, salud, a nivel extraordinarios, tanto por sí mismo, como por su correspondencia con la práctica total de los acontecimientos del diario vivir y desarrollo personal.

Y acá viene -creo fervientemente- la conclusión del trema aplicable para TODOS los que amamos el deporte y el futbol, donde ojalá las “altas autoridades” del balompié nacional, así como la entes y grupos deportivos, rescataran que la práctica del fútbol, incluso dentro de la pasión de la competencia como tal, tiene NECESARIAMENTE y PERMITIDO: reeducar valores como el compañerismo, la solidaridad, el trabajo en equipo, en colocar las cualidades y potencialidades personales al servicio del grupo, en la superación personal y como colectivo, en la planificación, la organización, la disciplina al servicio social, la amistad, la unión por un objetivo común, la justicia, la agresividad bien entendida frente a la violencia, la asertividad, la empatía, la toma de decisiones e iniciativas, la exaltación de responsabilidades, etcétera. Además, de todo lo señalado de la práctica deportiva y todo lo que por sí mismo se pueda reportar como favorable en el aspecto físico-mental y de vida saludable -recuerden que está asociado con una vida sana- que va desde el cuidado del cuerpo hasta de la salud. Pero ¡atención! no sólo se educa en valores ni en la elevación vivencial de los mismos, sino también se educa vivenciando los contravalores. Es decir, ante situaciones o actitudes contrarias a esos valores, está la capacidad educativa para hacerlos visibles como rechazables. En la práctica del fut todos quienes lo jugamos -de alguna u otra manera- se iguala en pro del objetivo común y no hace distinciones de raza, de ideología, ni de religión, ni de sexo, el abrazo en la consecución del gol y de la victoria une a todos en un estallido de emoción al alcance de muy pocas vivencias; al igual que la tristeza de la inversa, de la derrota.

Pásenla bien!!!