EL BRASIL DE BOLSONARO VERSUS EL BRASIL DE LULA

En muchos sentidos, la contienda electoral entre Lula da Silva y Jair Bolsonaro, que se definirá en segunda vuelta el próximo 30 de octubre, se asume como una de las más importantes en Brasil desde el regreso de la democracia, tanto en la vida política como en el entorno del simbolismo.
Lula parece haber vivido por todo: ex líder sindical, compitió siete veces en elecciones presidenciales por el Partido de los Trabajadores —al momento ganando en dos ocasiones—, fue investigado, condenado y encarcelado por corrupción —hechos que el político niega—, y tras su liberación anticipada está intentando otra vez llegar al Palacio del Planalto.
Su fortaleza está en los años de gobierno entre 2003 y 2010, que muchos brasileños recuerdan positivamente, y la consiguiente buena imagen que retuvo al momento de dejar Brasilia.
Jair Bolsonaro, por otro lado, representa un nuevo tipo de liderazgo en Brasil, es el actual presidente y busca la reelección. Lo han llamado el “Trump de los trópicos”, por su cercanía ideológica y personal con el ex presidente de Estados Unidos, suele generar controversias cada vez que habla y su base electoral se nutre de los votantes de derecha, cansados de la corrupción del PT, y los evangelistas, de enorme influencia en Brasil.
Precisamente, la campaña de Bolsonaro en 2018 estuvo basada en atacar el legado de Lula, manchado por el escándalo del Petrolão y su condena, a su sucesora Dilma Rousseff, destituida en 2016, y todo el PT, y el mensaje pareció servirle para ganar.
Pero en 2018 Bolsonaro se enfrentó a Fernando Haddad y no a Lula, y es en estas elecciones donde los dos grandes líderes del momento, equidistantes en estilo y propuestas, finalmente se ven cara a cara.
El Brasil de Bolsonaro
En el plan de Gobierno 2023-2026 de su plataforma “Por el bien de Brasil”, Bolsonaro pone el eje de su política económica en la creación de empleo mediante la “reducción de la burocracia” y una “modernización” del Sistema Nacional de Empleo.
Además, se busca continuar con el ajuste fiscal en el corto y mediano plazo para asegurar la estabilidad y sustentabilidad económica, todo bajo el paraguas de la libertad económica, uno de sus principales valores de campaña, en un contexto en el que Brasil comienza apenas a salir de la caída económica provocada por la pandemia de COVID-19.

El Brasil de Lula
Las propuestas de Lula se enmarcan en su Programa de Reconstrucción y Transformación de Brasil, por el cual se pone el foco en el desarrollo económico sustentable y estable y, también, la creación de empleo, impulsando el crecimiento económico con políticas públicas e inversiones en infraestructura y vivienda.
En el programa también se impulsan la economía solidaria y la reindustrialización con sustentabilidad ambiental, y Lula promete buscar un alza del salario mínimo.
Para dar sustento a su programa económico Lula se basa en el recuerdo por el crecimiento del PIB y el empleo, y la baja en la pobreza, durante su período en el gobierno. Pero el PT también se enfrenta al legado de la sucesora de Lula, Dilma Rousseff (2011-2016), cuando la economía brasileña se estancó y luego entró en recesión, una situación de la que no ha salido del todo.
Lula promete, además, ampliar el programa de asistencia social Bolsa Familia, e invertir en una educación pública de calidad con foco en las identidades y la diversidad. También se prometen nuevas inversiones en los sistemas de salud pública, a los cuales el programa considera una política central de gobierno.
Los dos gobiernos de Lula se caracterizaron y son recordados por los programas de lucha contra la pobreza, entre ellos Hambre Cero (Fome Zero), aunque Brasil ya no se encuentra, como en esos años, en medio de un boom de las materias primas y hay dudas sobre el financiamiento de estas políticas.
En el programa de Lula se considera a la seguridad pública como un derecho fundamental, y se prevé acciones para asistir a las víctimas, priorizar la prevención, investigación y persecución de los delitos, y frenar la violencia contra las mujeres, los jóvenes negros y la población LGBTQIA+.
Lula propone que la integración de América Latina, y especialmente América del Sur, volverá a ser un objetivo y que se impulsarán el Mercosur, Unasur, Celac y también el grupo de los BRICS, que Brasil comparte con Rusia, India, China y Sudáfrica.
Entre 2003 y 2010 Lula mantuvo buenas relaciones con otros presidentes de partidos de izquierda o centroizquierda en la región —los mismos criticados por Bolsonaro—, a veces agrupados bajo la sombra del socialismo del siglo XXI, especialmente con Fidel Castro en Cuba, Hugo Chávez en Venezuela, Rafael Correa en Ecuador y Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner en Argentina.
Por ello desde esta trinchera se le desea lo mejor al pueblo de Brasil, el país tropical.
Twitter: @EdgarMaPe