La pobreza de Salinas Pliego
- Elva María Maya Marquez
- 26 octubre, 2022
- Columnas
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Cuando tu nombre aparece en la lista de los tres hombres más ricos de México, es un hecho que tu vida es muy distinta a la del 43.9% de la población del país que se encuentra en pobreza, y la del 52.4% que vive en pobreza extrema (CONEVAL, 2020), una con un rostro más cruel que la otra, pero al final pobreza, es decir; carencia social en al menos uno, o hasta tres de los indicadores sociales a partir de los cuales se mide esta condición: acceso a la educación, acceso a servicios de salud, acceso a la seguridad social, calidad y espacios de la vivienda, servicios básicos en la vivienda y acceso a la alimentación.
En cualquiera de estas dos opciones hay algo que no cambia, el pago de los impuestos que, de acuerdo con el Servicio de Administración Tributaria (SAT), por mandato constitucional (Art. 31, Fracc. IV) es obligación de los mexicanos contribuir de manera proporcional y equitativa a los gastos públicos del país, lo hacemos a través del pago de los impuestos, esta contribución (pago) en dinero o en especie, de carácter obligatorio, con la que cooperamos para fortalecer la economía del país (en teoría).
La recaudación de los impuestos se destina a la satisfacción de ciertas necesidades de carácter colectivo como: la educación pública, la impartición de justicia, la seguridad, los hospitales públicos, la infraestructura y servicios de vías públicas, programas y proyectos de apoyo al desarrollo social y económico, necesidades que por separado cada persona no podría pagar por sí sola, pero que, en cambio, se pueden atender con las aportaciones de todos.
Existen dos rubros para aquellos que obtienen mayores ingresos; los “pequeños contribuyentes”, emprendedores, aquellos que se dediquen al comercio; negocios como estéticas, tienditas de abarrotes, carnicerías, talleres mecánicos, salones de belleza, carpinterías, hojalaterías, taquerías, actividades agropecuarias, ganaderas y que renten bienes o presten servicios al público en general.
Y por otro lado, los Ricardo Salinas Pliego, no me refiero a empresarios nefastos, desagradables, repugnantes y que provocan náuseas, me refiero a los que el servicio de Administración Tributaria designa como “grandes contribuyentes”; donde se encuentra este hombre, toda vez que en términos tributarios son quienes declaran ingresos por más de 1,500 millones de pesos al año.
El problema con este señor es su falta de sensibilidad, empatía y consciencia social, aunado a su falta de responsabilidad como ciudadano y como empresario, aun cuando se ha dicho que es de los hombres más ricos de nuestro país pero que se ha negado a pagar las utilidades que ha obtenido de todos sus negocios, pues además de ser dueño de Grupo Salinas, Elektra y Banco Azteca, Ricardo Salinas Pliego cuenta con empresas dedicadas a las telecomunicaciones, medios de comunicación y entretenimiento, transporte, servicios financieros y comercio especializado.
El pasado viernes este hombre protagonizó una de esas discusiones groseras que solo alguien como él puede tener tras haber perdido una batalla legal de nueve años, donde Grupo Elektra, pagó un primer crédito fiscal de 2 mil 772 millones de pesos al SAT, uno de ocho que tiene pendientes y que ascienden a más de 30 mil millones de pesos. El crédito fiscal que Grupo Elektra ha liquidado deriva de irregularidades cometidas en 2006, hace 16 años, cuando el grupo realizó descuentos ilegales a sus resultados fiscales.
En conferencia matutina el presidente López Obrador informó que las empresas de Ricardo Salinas pagaron conforme a una resolución de la Suprema Corte de Justicia y agradeció que se haya cumplido con el pago correspondiente, pero por qué agradecer cuando es una obligación y lo único que se le puede agradecer es que deje de realizar declaraciones racistas, clasistas, llenas de odio y discriminacion. Lo cito textual: “HEMOS TRABAJADO PARA PAGARLE SUS MAMADAS AL GOBIERNO. Son pésimos administradores, no le rinden cuentas a nadie y no tienen jefe. Les vale madre tirar el dinero de nuestros impuestos, robárselo o auto asignárselo” (8 de junio de 2022).
En ese momento, Jenaro Villamil, Presidente del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano, señaló la poca autoridad moral de un empresario como Salinas Pliego al negarse a pagar lo que debe y dar este tipo de contestaciones a lo cual respondió: “Jenarito primero, ser rico no es malo, ni un impedimento para decir las cosas como son y menos para decirle a usted que es un pobre pendejo, no es evasión es deducción, si quiere mi dinero póngase a trabajar en Elektra y le pago para que viva, o siga lamiendo suelas y listo”.
El pasado viernes 21 de octubre cuando un usuario de Twitter le preguntó: Oye @RicardoBSalinas ¿entonces te estabas robando más de 2 mil 800 millones de pesos vía la evasión de impuestos? A lo que Salinas Pliego a su puro estilo lleno de vileza le contestó: “Yo cumplí con mi palabra y mis empresas pagaron lo que dicen que debía de impuestos… ahora que la cenadora se ponga a dieta, ahh y con estos 2,800 millones cómprense un jabón y báñese perro #Comunista. Agradézcame que va a tener para tragar croquetas otros 2 años.
En el caso de “cenadora” con “c” en lugar de la “s”, lo hace de forma intencionada para ofender a la senadora de Morena; Citlalli Hernández, a quien le falta al respeto reiteradamente por su aspecto físico y a quien ha “recomendado” ponerse a dieta y direccionar sus gastos de alimentación a programas sociales o en la construcción del Tren Maya, “seguro que sobra lana”, agrega.
Otro twittero le dice: Ni con todo el dinero del mundo se te va a quitar lo imbécil. Te robas los impuestos de todos los mexicanos y arremetió: “Ah su madre este cabrón si esta feo y pendejo… le voy a pagar 2 cirugías, una de cerebro para que se le aminore su pendejez y otra de cara, para que no ande asustando gente”. Esto no es nada comparado con los mensajes que escribe diariamente (he retomado los mensajes tal y como los comparte, con esta falta de aseo con la que escribe, pero irónicamente también dice ser escritor y cuenta con un par de libros que dudo mucho que haya escrito él, y lo comento ante estos serios y evidentes problemas que muestra para articular y estructurar una frase, aunado a la ausencia de reglas gramaticales y ortográficas).
Alguien así, que agrede, insulta y ofende, no merece que un presidente que habla de valores los cinco días de la semana en la conferencia matutina “celebre” y “agradezca” que pague lo que debe como si nos hiciera un favor, es incongruente. El señor no entiende que la ley establece el cumplimiento de ciertas obligaciones a personas físicas y morales, y el presidente tampoco entiende que con estas acciones lanza mensajes contradictorios; está a favor de los que menos tienen y lleva como bandera la justicia social o no. La pobreza de Salinas Pliego no tiene que ver con lo económico, pues con el dinero que tiene le alcanza para viajar por el mundo y comprarse prácticamente lo que él quiera, lástima que el dinero no brinda calidad como persona y como ser humano, pues una basura es lo que define a este empresario y punto.