Democracia o Monarquía
- Julián Chávez Trueba
- 19 octubre, 2022
- Columnas
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Resulta ser algo muy somero el intentar establecer puntos generales para saber qué concepto es mejor que el otro, puesto que se han escrito numerosos libros muy profundos y con mucho detalle, que al final no terminan de englobar términos tan grandes, pero esta es una insipiente idea que nos hace una reflexión sobre cuál debemos aplicar para aspirar a mejores principios.
Por ello de manera general y mediante la metodología empírica se observa que nuestra democracia es una ilusión, un ideal que aún no se alcanza y que no se ve para cuando pueda verse cristalizada en la realidad. Si bien desde hace tres sexenios hemos contado con cierta alternancia entre partidos, resulta que todos son parte de la misma porquería.
Se pensó que México iba a colapsar al cambiar el mando del gobierno ya sin el PRI, pero no fue así; de la misma forma se pensó que los grandes problemas sociales como la corrupción, la educación, la salud y la inseguridad iban a atenderse con diligencia con el nuevo enfoque y visión del gobierno entrante, y tampoco.
Con el gobierno de MORENA en la presidencia se observa que no se trata de PRI, PAN, PRIAN, o PRIANRD, sino se trata del MOREPRIANRD, es decir, todos los partidos llegan e imponer sus propios carteles de la droga aliados, su propia corrupción y las mismas mentiras al pueblo.
Entonces no podemos decir que nuestra democracia esté cercana a vislumbrar la perfección, porque francamente se ve lejos la aplicación de principios como la honestidad, la alternancia, la transparencia o la eficiencia, no existen actos republicanos que fortalezcan las instituciones o las acciones de gobierno y ahora, el INE peligra en manos de AMLO.
Países monárquicos como España, Inglaterra y Holanda, van de guerras, de hambruna, desempleo, o crisis profundas, a la mayor estabilidad en cuestión de décadas. Se plantean objetivos fijos a largo plazo y los cumplen, un poco derivado de que quien se encuentra en el poder, cuenta con tiempo suficiente para planear y aplicar cualquier política.
De alguna forma las monarquías han funcionado porque los reyes hacen lo imposible para poder mantenerse en el poder, otorgando bienestar a sus gobernados, con buena atención médica, educación, lo que engloba un Estado de derecho.
Por el contrario, en una democracia, los valores resultan adversos porque los que llegan a gobernar tratan de perpetuarse, de dejar algún encargado, empiezan a robar lo que puedan, porque se van a ir y su puesto es pasajero.
Creo que desde la revolución no hemos avanzado en esa forma de pensar. El que esta en la oposición critica por criticar, sin construir e incluso mata para que sean otros quien gobiernen, una vez ahí, el que criticaba no saber mandar, no sabe hacer y empieza a robar porque va de salida y prefiere retirarse con su dinero, y vivir tranquilamente en un rancho lejos de la capital o incluso en otro país.
De nada sirve la democracia si no se aplican los principios que la rigen, si no se ven en la realidad y quedan en discursos falsos. Se pinta entonces la democracia de una nueva forma de dar atole con el dedo a la gente, los pobres más pobres y lo ricos aún más ricos.
Deberíamos de replantearnos si la democracia es el camino, porque como ideal suena bien, pero hay que hacer que se cumplan los principios que la rigen.