El Bordo de la muerte

La migración es un fenómeno lacerante en el mundo contemporáneo. Tijuana, Baja California, desde los años 30’s del siglo XX se ha convertido en un puente fronterizo importante con Estados Unidos, por lo que diariamente es la atmósfera de historias escritas al margen de la ley migratoria del país más poderoso del mundo. Sin embargo, la deportación como acto administrativo de expulsión de aquellos que carecen de un estatus migratorio legítimo en los EUA, constituye uno de los principales problemas en dicha ciudad. Esto ha ocasionado que el canal de aguas negras del río Tijuana, popularmente conocido como “el Bordo”, se haya transformado en epicentro de miseria, drogadicción y delincuencia.
Geográficamente, “[…] El Bordo está concentrado en los primeros dos kilómetros de la canalización del río Tijuana desde la línea fronteriza, por lo que sus habitantes conviven cotidianamente con los oficiales de la Patrulla Fronteriza que merodean la zona, así como con otros dispositivos de seguridad que Estados Unidos ha implementado para evitar el cruce indocumentado” (Albicker & Velasco, 2016, pág. 105). Cabe destacar como lo refieren Alberto Nava López y Edgar Moreno (entrevistados para este artículo), que el Bordo no pertenece a una sola demarcación, ya que este canal cruza colonias como la Río Tijuana, Libertad, Ciudad Industrial, Ejido Tampico, Magisterial, Nido de Águilas y Playas de Tijuana, por mencionar algunas. Kilómetros en donde al menos hasta 2013 (de acuerdo a un estudio realizado por el COLEF) vivían aproximadamente 1,000 personas (Velasco & Albicker, 2013), cifra que se estima pudo elevarse después de las caravanas migrantes de 2018 y 2019, así como por el endurecimiento de las medidas migratorias de EUA. Lo que ha propiciado que los habitantes del Bordo vivan en ñongos (casas hechas de desperdicios), hoyos, alcantarillas, puentes y laderas.
En este contexto, “La zona de El Bordo tiene una ubicación estratégica ya que está a pasos de la garita de deportación, del centro, de la zona comercial más moderna de Tijuana y está en medio de la bonanza comercial […]. Los pobladores de este espacio de precariedad y los residentes de Tijuana se observan mutuamente y tienen encuentros constantes debido a la mendicidad o a que muchos se ofrecen a limpiar los autos que transitan por la zona” (Albicker & Velasco, 2016, pág. 106). Bajo este tenor, las condiciones de vida de los pobladores del Bordo son paupérrimas, sin importar raza, nacionalidad, sexo o escolaridad, siendo el cenáculo de venta y consumo de estupefacientes como el crack, cristal, pero principalmente heroína, convirtiendo a ésta última en el cáncer social en este asentamiento, foco rojo por el peligro constante de infección de VIH-SIDA y Hepatitis C, entre sus pobladores por el intercambio de jeringas.
Este consumo de estupefacientes generó una estratificación de facto en este lugar, dando paso a los “tiradores” o vendedores de droga, los “halcones” vigilantes que burlan a las autoridades y los “doctores” que son adictos con mayor antigüedad que inyectan heroína a los consumidores por incapacidad física o falta de experiencia. Lo que constituye en todos los casos una especie de jerarquización social.
Múltiples mujeres del Bordo recurren al comercio sexual por su adicción, “La prostitución y talonear (pedir dinero en la calle) son prácticas comunes para satisfacer la malilla (síndrome de abstinencia)” (Acosta García, 2014, pág. 8), esto ocasiona que sean víctimas de abuso sexual y violencia de género. No obstante, su situación de calle las aleja de las autoridades de procuración de justicia y los grupos feministas.
Por lo que hace al índice delictivo de este sector y de conformidad a los datos publicados por la Secretaría de Seguridad Pública del Estado de Baja California, del mes de Enero al mes de Julio de 2019, se han cometido 1,229 delitos, contrastando con los 1,865 delitos del año 2018 (SEG. BC, 2019), siendo el robo de vehículo, robo con violencia y lesiones dolosas, los delitos más denunciados.
Sin duda, existen muchos “barrios perdidos” en México. Sin embargo, el drama particular de éste radica en la calidad de deportados de sus pobladores (91.5% de acuerdo al estudio 2013 del COLEF), por lo que “[…] El Bordo es el microgueto que sintetiza las múltiples exclusiones del hipergueto: la que se vive en términos presentes, luego de haber sido expulsados de Estados Unidos, pero también aquella que se carga por un pasado vivido como no ciudadanos en los barrios pobres y violentos de Los Ángeles y sus alrededores. El Bordo es, entonces, la síntesis de la doble expulsión” (Albicker & Velasco, 2016, pág. 117). Finalmente, la situación del Bordo llama a la reflexión por la invisibilización social de los deportados, pero también por la indiferencia de los tres órdenes de gobierno.
Twitter: @EdgarMaPe

Referencias:
Acosta García, S. (summer de 2014). El bordo, Tijuana: comunidad e indigencia. (C. C. Diego, Ed.) Journal of Transborder Studies – Research and Practice(2), 1-15.
Albicker, S. L., & Velasco, L. (enero-junio de 2016). Deportación y estigma en la frontera México-Estados Unidos: Atrapados en Tijuana. (CISAN-UNAM, Ed.) Norteámerica, 11(1), 99-129.
SEG. BC. (28 de agosto de 2019). Secretaría de Seguridad Pública del Estado de Baja California. Obtenido de https://www.seguridadbc.gob.mx/contenidos/ESTADISTICAS.php
Velasco, L., & Albicker, S. (2013). Estimación y caracterización de la población residente en “El Bordo” del canal del Río Tijuana. Colegio de la Frontera Norte, Departamento de Estudios Culturales. Tijuana: COLEF.