LA GRANDEZA MEXICANA
Por: Daniel Valdez García
El 12 de octubre de 1492 llegó
a la isla de Guanahani, en las Bahamas, la expedición dirigida por Cristóbal Colón al continente que no conocían, creyendo que su destino eran las Indias. Colón realizó cuatro viajes a lo que el creía eran las Indias u trazó una ruta de ida y vuelta a través del océano Atlántico. Vale la pena decir se fue el presidente Benjamin Harrison quien estableció la celebración del Día de Colón en el 400 aniversario del desembarco en 1892.
En el 2006, Consuelo Varela publicó los resultados del Congreso llevado a cabo en la Universidad de Andalucía sobre la Historia y Leyenda acerca de Cristóbal Colón. La gran limitante son los pocos vestigios y documentos, así como la inusitada prudencia para hablar sobre este hombre, el cual al morir nació a la historia, a la interpretación y a la memoria social.
Desde mitad del siglo XIX varios obispos italianos y franceses quisieron hacer santo a Cristóbal Colón: mostrarlo como el enviado de Dios para salvar a la mitad del mundo. Pero los positivistas de dicho siglo decimónico pronto hecho por la borda esos intentos demostrando los afanes de esclavizar “indígenas”, lo pongo entre comillas porque es otro error de apreciación heredada de Colón que al parecer no supo que no llegó ni a la India ni a Asia ni a China, como él creía.
Colón no estuve en tierras del anterior territorio mexicano, si embargo es el parteaguas para todas las expediciones que le siguieron por todo el Nuevo Mundo.
Termino citando una parte de la leyenda transmitida por Alfonso María de Lamartine al narrar el desembarco de Colón:
“Besó la arena y con el rostro pegado a ella vertió abundante llanto. Eran lágrimas de doble sentido y de doble augurio, que humedecían por primera vez la arcilla de aquel hemisferio visitado por hombres de la vieja Europa…”