GRILLANDO

José Elías Nader Mata
1 agosto, 2022
Columnas
0 Comments

Mientras tomábamos un tequila helado, mi socio HUGO ALVARADO me preguntaba por qué hacía tantos corajes con el tema de la cultura vial en el Valle de Toluca y es que vivir en esta anarquía además de poner en riesgo nuestra seguridad nos resta calidad de vida pues la movilidad es más complicada por culpa de la gente sin educación y gandalla.
Mientras otras zonas urbanas han evolucionado en su ordenamiento vial, incluyendo la Ciudad de México que hace unos años era un caos, tristemente en tierras mexiquenses tenemos que transitar sobre una jungla de asfalto pues falta mano dura por parte de las autoridades estatales y municipales que finalmente dejan hacer lo que se le pegue la gana a la gente nefasta.
Inclusive el Valle de Toluca es una de las zonas de todo el país donde peor educación vial se registra ante la mirada inoperante de las autoridades, pues ahí están nuestras principales avenidas invadidas por particulares y comercios en sus banquetas y primer carril, un abuso pues el espacio público no puede estar sujeto al capricho de particulares.
De poco ha servido que desde el 11 de julio hayan reactivado la aplicación de multas por infracciones de tránsito en Toluca, ya que a pesar de que se han emitido 2 mil 717 sanciones por faltas al reglamento de tránsito de conductores de vehículos y motocicletas, seguimos observando que la mayoría de la gente hace lo que quiere, invade banquetas, carriles prohibidos, se pasa los altos, no respeta los pasos peatonales y demás infracciones que ponen en riesgo nuestra seguridad y afectan el tiempo de traslado de todos.
En el Valle de Toluca es urgente que las autoridades estatales y municipales emprendan un programa de cultura vial y tránsito para mejorar nuestra terrible realidad, recuperar espacios públicos y hacer consciencia de que todos debemos poner de nuestra parte al momento de usar un vehículo para que podamos vivir de forma ordenada, segura y sin joder a las mayorías.

LA GRÁFICA DE HOY
Es de este local que vende bebidas embriagantes en la esquina de Calle Mextli Oriente y Las Flores en la colonia Azteca y que se ha convertido en un dolor de cabeza para los vecinos pues los jóvenes, muchos de ellos menores de edad, se estacionan de manera incorrecta para tomarse sus “micheladas” o sus “pitufos”, tal como lo vemos en la fotografía.
Lo increíble es que además este local está construido sobre la banqueta pues al dueño de esa casa se le hizo fácil robarse la banqueta para poner una “tiendita” que hoy opera como local para vender bebidas embriagantes, un riesgo de salud y también para quienes diario circulamos por esa calle pues tan solo el sábado los jóvenes estaban ebrios y cruzando la calle sin ninguna precaución.
Lo más triste es que los vecinos llevan denunciando esta situación desde hace semanas y las autoridades municipales de Toluca brillan por su ausencia, primero para cerrar este centro chelero que está operando fuera de la norma y segundo para que se recupere la banqueta pues ya basta que los gandallas se salgan con la suya y jodan a los demás.
Y es que, precisamente ahí se termina su derecho de ganarse unos pesos honestamente, cuando joden a las mayorías, cuando violan la ley, cuando se olvidan del respeto al próximo y sin importarles nada hacen su voluntad, algo que insisto ojalá ya atiendan las autoridades del Ayuntamiento de Toluca pero también la Comisión para la Protección contra Riesgos Sanitarios del Estado de México que confiamos ponga orden de inmediato con este local, de lo contrario seguirá siendo un dolor de cabeza para los vecinos, un riesgo para los consumidores y un lugar que vende bebidas embriagantes a menores de edad que se quedan en la calle haciendo su desmadre.

Y VA DE CUENTO
Mientras tomaba su café en el patio de su casa, llega de la primaria el pequeño hijo de ALBERTO RONCES y le pregunta: – Papá, ¿para qué se usa el preservativo?
Algo incómodo, BETO le responde: Para no tener hijos, niño.
A lo que el niño le vuelve a preguntar: ¿Y cómo se utiliza?
Y BETO le dice: A ver chamaco, pues se lo ponen en el pico de la cigüeña.