“Me encanta el deporte, porque amo la vida, y el deporte es uno de los placeres básicos de la vida” Yevgueni Yevtushenko
- Pedro Eric Fuentes López
- 28 junio, 2022
- Columnas
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Durante las más recientes dos semanas, se han vertido cualquier cantidad de hipótesis en torno a los accidentes dentro del deporte, en cualquier disciplina y que nos obliga a trazarnos una mejor idea de lo que puede ocurrir en todo momento y en cualquier lugar, pero sin duda tener los protocolos necesarios para activar un rescate, así como se lee, y salvar una vida humana es la prioridad número uno de quienes se encuentran en momentos cumbres, en aquellos que tan solo segundos pueden ser cruciales o significar lo que dicen volver a nacer; estamos tan acostumbrados a pensar y sentir que el deporte por si solo nos brinda una oportunidad de mejorar nuestras condiciones físicas y mentales, que de pronto olvidamos o dejamos a un lado las altas posibilidades de sufrir un revés y ni siquiera contarlo por nosotros mismos, eso no es casualidad, ni falta de entrenamiento y mucho menos una coincidencia, al contrario, lo súbito aparece como lo que significa: que se produce de pronto, sin preparación y sin aviso.
Así de claro es la magnitud de lo inimaginable y así se han presentado infinidad de casos a lo largo de los años en los deportes, empero lo que acaba de suceder con la nadadora artística Anita Álvarez, vuelve a colocar el punto en una zona que, a pesar de que se le da importancia, en ocasiones no se actúa en consecuencia de manera eficaz y rápida, y es necesario que se opte por el contrario más y mejores elementos humanos, materiales y médicos, para salvaguardar la integridad física de los deportistas, atletas, entrenadores y vaya, de cualquier persona, porque estoy seguro que tanto tú como yo seguro habríamos entrado a la piscina a rescatar no a la deportista sino al ser humano. Acá el detalle estriba en que Álvarez, por tercera ocasión a sus 25 años de edad y con una gran cantidad de competencias internacionales -ella es estadounidense- haya caído desmayada a la hora de su rutina y a decir del cardiólogo Béla Merkely, rector de la Universidad Semmelweis de Budapest y responsable del área de salud en el Mundial de Natación, señaló y descifró lo que jamás un atleta y/o deportista quisiera saber y aceptar: “Hay diferentes tipos de atletas, algunos de los cuales están bien con este tipo de alternancia entre el oxígeno y el dióxido de carbono. Pero algunos son más sensibles, y ella -Anita- es uno de ellos. Probablemente no sea el deporte para ella”
Contundentes declaraciones que evidencian la clara muestra de cuidar al ser humano por encima del deportista, del atleta, porque llevar el cuerpo y mente al límite de las cualidades y posibilidades puede ser tan ruin como dulce, pero nada comparable con la posibilidad de seguir respirando y gozando de esta vida. Es cierto, para muchos -quizás para todos- el deporte es salud y vida, pero cuando existe una posibilidad, por mínima que ésta sea, de ser derrumbado por el destino, lo mejor es hacerse a un lado y dedicarse a otra cosa, el tema es que no se está lo suficiente capacitado para entenderlo, aprovecharlo y mucho menos transmitirlo y ejecutarlo, porque creo y pondero en los avisos que da la vida, la divinidad en la que creas y hasta en el destino y tarde que temprano la factura es la más cara que se paga, por eso la importancia de este caso tan sonado, que han existido otros tantos y de diferentes formas y categorías, pero al fin de cuentas con la cuenta regresiva casi nadie se salva, y quien lo hace, debe reformularse las garantías para seguir en la lucha diaria y para valorar esto, bastan estas palabras de Andrea Fuentes, entrenadora de la sirena, quien al rescatarla dijo: “Recordando ha sido como un cuento raro. Te lo digo, yo estaba viendo cómo la tía se iba hundiendo y yo que nadando todo lo que podía, el polo me pesaba veinte kilos. Al final he llegado, veo al socorrista llegando a su ritmo, la cojo, la saco, pero no respiraba porque tenía la mandíbula súper dura, cerrando la boca, como muy fuerte”, explicó; de tal suerte que hoy fue en la piscina, pero ha sido en la cancha de futbol, de americano, en la duela, en la arcilla, en el cuadrilátero, en el diamente, en las pistas, en todo momento deportivo y se le sigue restando importancia al tema de la seguridad antes, durante y posterior a los eventos deportivos, a los protocolos de seguridad, a la capacitación perenne de los rescatistas y socorristas o como quieran llamarles, al accionar ipso facto y evitar una tragedia, obviamente se han tenido ambas situaciones y hemos lamentado varios sucesos intempestivos como súbitos, pero también, como en la caso en comento, aquellos que merecen mayor atención para evitar otras tantas.
Por cierto, en la celebración de este Campeonato Mundial de la FINA, allá en Budapest, Hungría, las representantes de la natación artística de nuestro país lograron un histórico cuarto lugar en la final de equipo rutina highlight, con una calificación de 89.3667 puntos, quedando muy cerca de España. El primer sitio fue para Ucrania, con 95.0333 puntos, y la presea de plata correspondió a Italia, con 92. 2667 unidades.
Pásenla bien!!!