9 de Marzo

Vidrios rotos y bardas pintadas. Los estragos de la marcha se encuentran en las calles, en el ánimo de la gente y en algunos medios de comunicación que no pierden la oportunidad de brindar algo más que información, es decir, sus puntos de vista o juicios de valor por parte del comunicador que reduce lo acontecido a un hecho bueno o malo, como si esto fuera así de simple.
A ver, que a la vecina le quite la vida su esposo es bueno o malo, que un hombre golpee a su pareja es bueno o malo, que en el trabajo, en las calles o en la escuela las mujeres sufran hostigamiento o acoso sexual es bueno o malo, exacto, así de absurdo es tratar de explicar lo que reflejan las diferentes manifestaciones. Caer en reduccionismos o simplificaciones sobre lo acontecido en las marchas alusivas al 8 de marzo (8M), “Día internacional de la mujer”, es no querer entender el trasfondo del tema.
Nueve de marzo ¿Qué cambió? ¿Qué es distinto al 8 de marzo? ¿Qué será diferente al 10 de marzo del año pasado o cualquier otra fecha posterior al 8 de marzo? Esto es lo más triste y también preocupante, que el cambio que se necesita es de conciencias, no es por moda o por obligación, de otra manera llegamos a ese lugar común llamado simulación, donde las cosas cambian en apariencia, pero en el fondo, todo sigue siendo igual.
Nueve de marzo, un día sin nosotras……
Pregunta para todas y todos ¿realmente les importa? ¿realmente interesa? o solo es eso, un día sin nosotras, pero el 10 de marzo habrá que trabajar más para reponer el tiempo y el trabajo no realizado, porque si bien en algunos espacios de trabajo se “solidarizan” (o fingen hacerlo para evitar señalamientos) que en realidad es más de lo mismo, otorgar un permiso, para no acudir al trabajo, pero al otro día, tempranito por favor porque el ánimo de “machín buena onda”, tiene fecha de caducidad.
Nueve de marzo ¿Qué esperamos? ¿Qué es lo que debemos hacer para avanzar verdaderamente en el tema de la equidad e igualdad? ¿Cómo convencer a hombres y mujeres de que no somos inferiores? también somos parte de esta sociedad y tenemos derecho a estar en el espacio público sin restricciones y no solo estar, que se nos deje opinar, ser tomadas en cuenta y ser parte de la toma de decisiones. Estamos cansadas de esta falta de reconocimiento e invisibilización a nuestro trabajo, cansadas de que el único primer lugar que podemos ocupar está en una lista de feminicidios, de seguir siendo un tema de cuotas y no de convicciones.
Nueve de marzo y la discusión sigue ¿somos todos, todas y todes? Esta es una forma de incluirnos porque lo que no se nombra no existe, o termina siendo una cortina de humo que desvía la atención del tema de fondo; la igualdad y el respeto entre seres humanos sin importar el sexo, el género o la preferencia sexual.
Nueve de marzo y ojalá que fueran todos los días con nosotras, nosotras sin la tutela de un hombre, nosotras ejerciendo nuestros derechos y accediendo a las mismas oportunidades que un hombre, nosotras sin miedo de salir a la calle pensando que puede ser la última vez, nosotras sin tener que agradecer que nos dejen entrar en espacios que históricamente han sido considerados de hombres, nosotras siendo felices y haciendo lo que nos gusta, sin limitaciones o teniendo que hacer más de lo que haría un hombre en un mismo espacio, nosotras siendo simplemente nosotras.
Nueve de marzo y no hemos logrado establecer una agenda que refleje las peticiones de los diferentes grupos que salen a marchar en las calles, trasladar esa violencia que sufre la mujer todos los días; física, económica, psicológica, institucional etc., en acciones que nos permitan ir avanzando.
Nueve de marzo, no te rindas, no te canses, porque ni tu ni yo luchamos porque en 1953 se nos diera el derecho al voto, pero hoy votamos y nos toca dar una batalla de la cual tal vez no veremos frutos, pero las siguientes generaciones lo harán, y hoy, en un mundo que sigue siendo de hombres tenemos que seguir adelante, seguir luchando por un lugar que ni ellos ni gran parte de la sociedad nos quieren dar, nueve de marzo, hora de limpiarse las lágrimas y volver a empezar.