NORMALIDAD, SOLIDARIDAD E IGUALDAD

Han pasado muchos meses desde que todo cambiara. De hecho, acabamos de estrenar el mes de marzo y con él recordaremos el día que nos tuvimos que encerrar en casa por miedo a un virus desconocido que se llevaba muchas vidas por delante a diario. Poco a poco y a base de convivir con la incertidumbre de sobrellevar las diferentes olas vamos viendo la luz al final del túnel. No está de más pensar en positivo ya que las secuelas o cicatrices de esta experiencia serán palpables durante un tiempo. Es cierto que todo pasa, pero hay que pasarlo.
La normalidad está llamando a nuestra puerta, por eso, a lo largo de este mes volverán las fiestas tradicionales que tanto se han echado de menos. Los castellonenses anhelan sus fiestas de la Magdalena, los valencianos ya están restando horas para festejar los días grandes de las Fallas aunque las Mascletás ya retumban en Valencia todos los días. Y tras estas fiestas llegarán muchas más si nada lo impide porque necesitamos reírnos ahora más que nunca. Estamos rodeados de malas noticias y aferrarse a aquello que nos haga sonreír y disfrutar es vital para nuestra mente. Se mire por donde se mire necesitamos pasar página, pero no podemos dejar de lado a todos aquellos que huyen de los bombardeos y la muerte en Ucrania. Ellos también se merecen nuestra atención porque es muy duro dejar atrás toda una vida y salir con lo puesto. Las imágenes que nos llegan son desoladoras, pero también nos hemos volcado con la ayuda solidaria. Está claro que el ser humano ha respondido como se esperaba. Ahora bien, lo relacionado con las cuestiones políticas ya no está en nuestras manos. Como tampoco lo está al otro lado del charco donde la impunidad con el asesinato de periodistas es una evidencia. Nueve en México en lo que va de año y solo estamos en marzo. Insisto en la importancia de la libertad de prensa y de expresión. Ir silenciando a los periodistas acabando con sus vidas dice mucho de la situación en la que se vive allí.
Por otra parte, no puedo terminar sin hablar de un día como hoy. A lo largo de los siglos la mujer ha jugado un papel muy importante, bien de protagonista o bien como “pepito grillo” de algún hombre. Ya se sabe que detrás de todo hombre se esconde una gran mujer. La literatura y el cine, por ejemplo, están plagados de heroínas, de luchadoras… Algunas son producto de la imaginación, pero como la realidad siempre supera a la ficción seguro que a lo largo de la vida nos encontramos con nuestra heroína particular, ese ejemplo inspirador a seguir… Él mío lo tengo claro… ¿Y tú?
Estamos en el 2022, las pioneras en reivindicar nuestros derechos tenían muy claros sus objetivos y aunque no esté siendo fácil hay que seguir persiguiéndolos. Eso sí, con convicciones de verdad y no con la tontería con la que están envolviendo esa lucha por la igualdad. La unión hace la fuerza, pero con los valores firmes y no con pancartas de quita y pon. No nos olvidemos que fue en 1977 cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el ocho de marzo como el Día Internacional por los Derechos de la Mujer. Hoy tenemos ese motivo que celebrar, pero no hay que olvidar que el año tiene trescientos sesenta y cinco días. Dijo la escritora estadounidense, Hellen Keller: “No soy la única, pero aún así soy alguien. No puedo hacer todo, pero aún así puedo hacer algo; y justo porque no lo puedo hacer todo, no renunciaré a hacer lo que sí puedo”. Ahí lo dejo…