SIN TON NI SON

Esta vez voy a platicar un poco sobre un personaje que es muy nombrado todos los días, pero que en realidad no nos hemos detenido a estudiar su pensamiento ni las circunstancias que rodearon su vida. Este personaje es Maquiavelo, se dice que él fue político por vocación y filósofo por obligación. También lo hemos demonizado por su manera de ver la política y su filosofía gira alrededor del poder. Existe una gran cantidad de frases y de “consejos” que este pensador emite hacia aquel que quiere llegar a ser Príncipe. Nicolás Maquiavelo vivió en una época en que los países no estaban aun bien consolidados, alrededor del año 1500. El nació, vivió y representó a la Ciudad-Estado de Florencia, en Italia. En esos años existían muchas ciudades de este tipo (Venecia, Nápoles, Florencia, Pisa) y estas Ciudades-Estado eran gobernadas por un príncipe, además de que siempre existían disputas por apoderarse de esos principados, por tal motivo Maquiavelo quiso escribir una guía para que el Príncipe supiera como actuar para conservar su Estado y mantener el bien común para sus ciudadanos. En fin, aquí trataré de referir algunos fragmentos de su principal obra “El Príncipe” pero dentro del contexto que le tocó vivir.
“Y en las acciones de los hombres, y más aún en la de los príncipes cuando no hay tribunal al que recurrir, lo que cuenta es el fin. Trate, por tanto, un príncipe de vencer y conservar el Estado: los medios siempre serán juzgados honrosos y encomiados por todos…” De este párrafo surge el famoso refrán ‘El fin justifica los medios’.
Maquiavelo fungió como embajador de Florencia ante el poderoso César Borgia, a quien, a la larga, tomaría como modelo para los príncipes principiantes. En su embajada con César Borgia, nuestro personaje tuvo ocasión de comprobar la astucia, la crueldad y la rapidez de las decisiones que tomaba este gobernante mantener su Estado y su poderío. Ramiro de Lorca había sido gobernador de César Borgia en La Romaña y dentro de sus actividades había cumplido algunas órdenes despiadadas dadas por el mismo Borgia, pero Lorca se había ensañado con los ciudadanos a quienes había que ejecutar para mantener el orden en La Romaña. Pero a los pocos días César hizo llevar a Ramiro y (con las palabras del propio Maquiavelo) “a la plaza partido en dos, con un trozo de madera y un cuchillo ensangrentado al lado. Espectáculo tan feroz provocó en aquellos pueblos satisfacción y estupor a un tiempo”
Con esta escena, Maquiavelo se dio cuenta de que el gobernante, o príncipe, debe disponer de alguien que haga el trabajo sucio (Ramiro), y conservar para sí mismo las palmas y la gloria. Con esta acción de decapitar a su subordinado y exhibirlo públicamente, César Borgia provocó alegría a los ciudadanos, por haber castigado a su gobernante tirano, pero también consiguió que el pueblo le temiera y lo respetara. De aquí, Maquiavelo saca la sentencia “es preferible ser temido que amado, si no consigues las dos cosas al mismo tiempo”. Asimismo, con este hecho Maquiavelo obtuvo la enseñanza de que no se debe tener reparo en ser cruel cuando las circunstancias lo exigen. Y también nuestro personaje apunta que “puestos a actuar de esta manera despiadada, la recomendación es hacerlo rápidamente, de forma decidida y concentrando la brutalidad para que dichas acciones ejemplarizantes se instalen en la conciencia colectiva”
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